Cuando Ana María Matute, dice que “nadie debe fiarse de la gente que no tiene imaginación” está avanzando una evidencia subversiva: solo la imaginación nos permitirá salvarnos y combatir la tiranía y el orden injusto del Estado de las Cosas Dominantes.
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La Matute no desea entrar de frente en esa tierra poblada de alimañas desalmadas, pero recuerda otras cosas esenciales:
“Hay muchos niños que están muy solos. Porque la infancia no es necesariamente un paraíso. Los niños también se enamoran y odian. Yo, particularmente, de pequeña era malísima, peor que un sabañón” [ .. ] “No hay nada que se pague más caro que la inocencia. Si no eres políticamente correcta te lo hacen pagar, te pasan factura”. [ABC, 18 diciembre 08, Ana María Matute: «Nadie debe fiarse de la gente que no tiene imaginación»].
De ahí, en mi caso, la imaginación de un proyecto subversivo, contra el Tiempo y el Estado de las Cosas Dominantes, encabezado por un caballero inexistente, un niño y una muñeca:
EL CABALLERO, LA MUÑECA Y EL TESORO
(Juan, I, 14)
Rodrigo es un caballero de la estirpe de Arturo. Su rey lo traicionó. Los infantes de Carrión deshonraron a sus hijas. Doña Urraca le propuso un infame pacto carnal. Condenado al destierro, durante siglos, decide volver a su patria para salvarla de una tiranía atroz. Los antiguos hombres han sido convertidos en esclavos de un campo de concentración universal. Los pueblos se han transformado en parques de explotación y comercialización de seres humanos, numerados como cosas propiedad de marcas publicitarias…
Rodrigo se despierta tras una larga pesadilla: ha perdido su carne mortal; su armadura está vacía… pero tales inconvenientes no le impedirán iniciar una fabulosa revuelta contra un orden injusto y cruel, acompañado de una muñeca de ojos de cristal y labios de rubí y de un niño que construye figurillas de barro a las que intenta transmitir un soplo de vida, dándoles la palabra. Porque solo ese oscuro misterio podrá salvar a los proscritos que emprenden la campaña definitiva donde deberá decidirse la suerte de los últimos hombres libres: El caballero, la muñeca y el tesoro.
MMarie says
Bonita historia Mr Q.
maty says
Más que no fiarse de quien no tiene imaginación, creo que no hay que fiarse de aquellos para los que «todo vale».
Por ejemplo, yo puedo discrepar profundamente con alguien que ponga a Dios en el centro de su vida y, sobre todo, en el centro de la sociedad. Ahora bien, si es un creyente auténtico (de esos, muy pocos me temo), sé que se atiene unos principios, a una moralidad, que intentará respetar.
Cuando no hay reglas, sino que éstas se cambian a conveniencia del interesado, es cuando corremos el peligro de confiar en alguien que no se lo merece.
Por otro lado, todos tenemos imaginación, en mayor o menor medida. Más que imaginación, es la bonhomía lo realmente importante.
DRAE bonhomía
JP Quiñonero says
Maty, Mme Marie,
… Maty,
Hombre, fiarse, fiarse, no hay que fiarse de nadie. Ni siquiera de la imaginación. En este contexto, LIBERACIÓN ES UNA FUERZA LIBERADORA, COMO EL AMOR, UNA FUERZA QUE INVENTA UN MUNDO NUEVO, COMO LO HACEN LOS AMANTES, A SU MANERA, EN EL LECHO… esa fuerza (la de los amantes y la de la imaginación) es una fuerza liberadora…
… Mme, Marie,
Cómo le agradezco su amistosa generosidad…
Q.-
MMarie says
Me pregunto si no terminarà usted medianamente «majareta», entre caballeros inexistentes, lechos varios, fotos ejem ejem, independentistas catalanes (solo catalanes?) y otras locuras varias y crecientes, Mr Q.
JP Quiñonero says
Mme Marie,
La tranquilizo inmediatamente: YA estoy rematadamente majareta, como usted dice, sin «..». Majareta, sin comillas.
Q.-
maty says
EL MUNDO Encuentro digital con Ana María Matute
El cariño que despierta Ana María Matute entre sus lectores es muy llamativo, aunque lo sé desde hace años.
maty says
Regina ExLibris «¡Cuando él ve fútbol yo cojo un libro: mira si leo!»
maty says
lavozdebarcelona.com La escritora barcelonesa Ana María Matute gana el Premio Cervantes 2010
JP Quiñonero says
Maty,
GRAN ALEGRÍA Y MUY MERECIDO PREMIO.
La Matute es una Gran Señora.
Desgraciadamente, el premio me pilla en muy mal momento. QUEDE CONSTANCIA DE MI GRANDÍSIMA ADMIRACIÓN,
Q.-