La integración o no integración de los musulmanes europeos afecta de manera significativa al destino mismo de Europa, por razones demográficas, culturales, religiosas, políticas, sociales.
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El islam es ya la segunda religión en la UE, con unos 15 o 16 millones de creyentes. Y sigue siendo la primera en muchas regiones de la periferia europea, de los Balcanes al Cáucaso. Turquía, gran potencia musulmana, aspira e ingresar en la UE y es miembro de la OTAN.
Inmigración y demografía parecen sugerir que la importancia del islam europeo continuará creciendo, cuando la no integración social, política y cultural de muchos musulmanes suscita tensiones inflamables: caricaturas de Mahoma, profanación de tumbas, disturbios callejeros, conflictos enquistados en la periferia de grandes ciudades como Marsella, Rotterdam, Malmö, Oslo o Cophenhage, entre tantas otras.
Esos conflictos rituales y muy contagiosos, internacionalizados con frecuencia, no sólo crean tensiones y fragilizan la cohesión social en muchos guetos urbanos; también afectan de manera muy sensible a cuestiones fundamentales en materia de libertades básicas, seguridad interior, educación e integración social.
El caso de las caricaturas de Mahoma y la difusión de películas relacionadas con el islam plantearon y plantean con crudeza problemas de libertad de prensa. La inauguración de una mezquita en las afueras de París ha recordado las sospechas de proselitismo islamista. Los estallidos de violencia suburbana y profanación de tumbas, en Suecia, en Francia, subrayan la gravedad de estas crisis gangrenosas.
Personalidades muy conservadoras, como Wolfgang Schäube, en Alemania, o Nicolas Sarkozy, en Francia, han sido partidarios de «dar tiempo al islam», intentando favorecer la plena integración de los musulmanes europeos. Sin embargo, la metralla de la crisis (paro, pobreza, angustia social) y los campos de minas de la periferia europea (Magreb, Oriente Próximo, Cáucaso) nos recuerdan a cada instante que el islam europeo también tiene el rostro de una imprevisible bomba de relojería.
- El islam, segunda religión de Europa.
- Europa y el islam.
- Europa, islam, eurabia.
- Europa islam, nosotros.
- Nuevo islam europeo.
- El nuevo islam español.
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Lluís says
Senzillament, és així. No es pot explicar amb més delicadesa ni alhora amb més precisió, encara que no agradi a molts bepensants de manual. Estaria bé que SOS Racisme actués alguna vegada contra actes de racisme, vandalisme, intolerància a les llibertats, etc., quan són islamistes qui els produeixen, i que no sols s’esquincin les vestidures quan se’ls demanen 10 anys de residència en comptes de 5 per poder votar aquí. Si SOS Racisme vol ajudar als immigrants -se suposa-, molts dels quals són musulmans, els hi hauria d’inculcar altres coses força més adients i respectuoses amb les terres que els acullen que el tan sols reclamar drets i més drets.
J. Moreno says
Uff..¡qué suerte de estar cerca del último recodo del camino.
Menos mal que el promedio de vida es de 75-90 años, si no, aún podría de nuevo ver a las manadas de seres humanos gritando como posesos tras la ilusión de un Padre para todos.