La crisis económica mundial, Afganistán, Irán, Oriente Medio, Rusia, son para el presidente Barack Obama prioridades más urgentes que Europa, cuyas divisiones reducen su capacidad de influencia global.

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Los colosales déficits de la República imperial impiden cualquier ilusión en materia comercial o monetaria. Washington defenderá con firmeza sus intereses, que no siempre son los de la UE.

En materia diplomática y militar, las prioridades del presidente Obama están muy alejadas de las prioridades europeas.

Parte de los soldados estadounidenses que se retiren de Irak, podrán desplegarse en Afganistán, donde Washington continúa reclamando una mayor presencia militar aliada. ¿Cuantos soldados puede y acepta España enviar a los frentes afganos…?

La influencia de Irán en Hizbolá (Líbano) y Hamás (Gaza), en las fronteras de Israel, se percibe en Washington indisociable de los proyectos de Teherán de dotarse de armas nucleares, cuando los misiles balísticos iraníes ya son capaces de alcanzar el territorio estadounidense. Europa tiene diversas sensibilidades enfrentadas antes los distintos flecos de tan colosales desafíos. Madrid y Varsovia no perciben con la misma urgencia la instalación de un sistema anti misiles al Este de Europa (con un objetivo disuasivo frente a Teherán).

Ya instalado en la Casa Blanca, la primera llamada de teléfono del presidente Obama fue para el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mamoud Abbás, y el primer ministro de Israel, Ehud Ólmert. Gesto elocuente, a la espera de acontecimientos electorales en Tel Aviv, cuando las divisiones fratricidas entre las autoridades palestinas de Gaza (Hamás) y Cisjordania (ANP) solo aconsejan una reserva que capitales como Madrid no siempre tuvieron durante la última campaña de Tsahal.

Hay muchos otros y graves problemas pendientes, como la posible reforma de la OTAN, los conflictos étnicos en África o el terrorismo global, ante los cuales se pide a Washington un liderazgo que contrasta con el arco iris de sensibilidades europeas.