¿Capitalismo? ¿Reforma? ¿Qué, cual, cómo, donde..?
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EN FRANCIA, RELIGIÓN DE ESTADO
En Francia, las peticiones a “papá” Estado llueven de la extrema izquierda a la extrema derecha, pasando por el gobierno de Nicolas Sarkozy y la oposición socialista, unido todo el arco iris político nacional en su confianza secular en las virtudes de una terapéutica estatal cuyas raíces datan de Louis XIV, si no remontan mucho más atrás en el tiempo.
“Contra la crisis, en defensa de los ciudadanos, lo primero es el Estado”, afirma Nicolas Sarkozy, intentando tranquilizar a las víctimas más inmediatas de la crisis. Entre los intelectuales liberales o conservadores que influyeron en el proyecto de “ruptura contra el inmovilismo de izquierda (Mitterrand) e inmovilismo de derecha (Chirac)”, Nicolas Baverez ha defendido con mucho brío la hipótesis de un Estado francés “enfermo”, “devorando” a las fuerzas vivas de la nación. Tras el estallido de la crisis, sin embargo, el Estado vuelve a ocupar la escena política, a través de algunos de los más influyentes consejeros del presidente, Henri Guaino y Max Gallo, para quien el Estado continúa siendo la columna vertebral de la nación.
A la izquierda socialista, Ségolène Royal canta La Marsellesa y termina sus discursos gritando “¡Viva la República!” cuando baja hasta el País Vasco francés. Por su parte, Martine Aubry, la nueva secretaria general del PS es una defensora acérrima del Estado distribuidor: “Para luchar contra la crisis, lo mejor es dar poder adquisitivo a las clases trabajadoras”. Y los más influyentes profesores de economía, sensibles a las sirenas socialdemócratas, insisten en la función del Estado.
FRENTE COMÚN DE IZQUIERDAS Y EXTREMA DERECHA
Samy Cohen, profesor en Sciences Po. comenta: “Para lo mejor y para lo peor, los Estados siguen siendo los primeros actores. Desde antes de la crisis. Y los actores transnacionales -empresas y ongs- siempre han recurrido al Estado. En tiempos de crisis se subraya la evidencia del puesto del Estado como actor determinante”.
Por su parte, extremas derechas y extremas izquierdas piden más y más Estado. Alain Badiou, el último “gurú” filosófico de la extrema izquierda francesa, solo confía en la “liberación” del “Estado liberal”, para sustituirlo por otro modelo de Estado: “El comunismo es la única idea nueva en Europa.” Jean-Marie Le Pen, líder de la extrema derecha, se vanagloria se haber lanzado, en su día, los programas de “preferencia nacional” y “consumir francés”. “Los comunistas y las izquierdas -sonríe Le Pen- han copiado mi programa original de consumir nacional, que yo fui el primero en defender contra las crisis, hace años”.
Lo dicho, la gente «de letras» puede ser muy peligrosa, pues todo lo centran en la ideología y no en la eficiencia, en la eficacia, en la optimización y demás porque consideran que son muy aburridos, y que desprecian abordar intelectualmente. Y esconden que hay que realizar numerosas reformas estructurales que implicarán duros sacrificios, principalmente a los trabajadores. Pero si no se llevan a cabo ahora, después serán imperativas y más sangrantes.
Lo lógico es demandar que dicho coste afecte a todos, no sólo a los trabajadores (sobre todo a los que no tienen el paragua estatal), pero caer en discursos maximalistas no lleva a buen puerto.
Justo leo ahora a Marc Vidal La crisis de las PYMES
Pues eso, la excelencia en la gestión es lo que se ha de primar, pero ello aburre «a los de letras», que tienen miras más altas. Vamos, como los hidalgos españoles de antaño, que elucubraban cualquier excusa antes de dedicarse a crear riqueza.
Maty,
La gente de letras… y de políticas, y de periodismo, y de ciencia, y del … copón, dicho sea con respeto y cariño, oye,
Q.-