La matanza de Winneden ilumina de pavorosa manera el más grave talón de Aquiles de la construcción política de Europa.
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Jean Monnet, uno de los patriarcas fundadores, resumió ese problema de insondable calado de manera muy simple y luminosa: “Si pudiese volver a empezar, no comenzaría por el carbón y el acero. La construcción política de Europa debe comenzar por la cultura”.
El joven alemán, asesino de 17 años, había escrito en un cuaderno esta frase: “Crimen por diversión”. Durante los disturbios suburbanos que agitaron la periferia de París, el invierno del 2005, fueron célebres pintadas que decían: “Menos escuelas y más prostíbulos” [ .. ] “… ni escuelas, ni mezquitas, ni iglesias, ni sinagogas: prostíbulos…” [ .. ] “… pasta, sexo y rap”.
Quizá no sea un azar que la matanza Winneden coincida con largo rosario de protestas estudiantiles de muy distinta naturaleza, en Grecia, Francia, Holanda, España. Cada protesta tiene su lógica y raíces propias. Pero todas tienen en común la misma angustia: los jóvenes temen confusamente por la calidad de su enseñanza, su educación. Y, en el mejor de los casos, protestan.
Cuando la incertidumbre y angustia adolescente no es canalizada de alguna manera, la derogación de todos los valores y el relativismo moral precipitan tragedias de nuevo cuño. En Baden Württemberg un adolescente protagoniza un baño de sangre. En la periferia de París, una banda de adolescentes armados con bates de béisbol irrumpe en un colegio sembrando el terror entre alumnos y profesores.
Los Estados europeos y la UE son monstruos fríos, convencidos que las opiniones públicas son “manejables” a través del marketing publicitario, la economía y la lógica no siempre razonable de los distintos mercados políticos. El joven asesino de Winneden nos recuerda algo esencial: el vacío cultural tiene un costo devastador para la cohesión moral de una sociedad.
Lauro Gandul Verdún says
Tal vez el vacío que puede predicarse del menor de Winneden, o de otros, menores o recién alcanzada la condición de mayores, que ejercieron de asesinos en otros lugares de otros países europeos, no sea suficiente para encontrar una explicación que nos lleve a comprender hechos tan atroces. Creo que puede también decirse que, al contrario, consista una de las causas determinantes en lo lleno (o lo mucho, la gran cantidad de cosas, lo grande…). Este chico del relato de los hechos de Winneden era un monstruo que así como su padre, al parecer, tenía muchas y grandes armas, quiso él acumular muchos muertos, hasta el cadáver de sí mismo.
JP Quiñonero says
Lauro,
Sin duda… el vacío interior está amueblado con cantidades industriales de naderías… endemoniadas. «<em>La adoración de la nada es el demonio</em>», decía un viejo metafísico,
Q.-
Lauro Gandul Verdún says
Q.,
Quiero añadir otra cuestión ¿por qué no ocupa también el núcleo esencial de los relatos sobre los hechos de Winneden la figura familiar responsable de la custodia de las armas de casa? Por otro lado, quien fuera (parece que el padre)es, probablemente, el único responsable penal y civilmente porque su hijo ya está muerto. Nos quejamos de lo livianamente que se castigan los crímenes de los menores de edad, pero los mayores nos olvidamos de los mayores en los hechos de los menores, viendo sólo responsables que no pueden responder.
JP Quiñonero says
Lauro,
Quizá lleves razón, si; me siento incapaz de ir mucho más allá,
Q.-