Francia da un salto cualitativo, jurídico, político y moral en los mecanismos nacionales de modernización de su arsenal nuclear estratégico, anunciando que indemnizará económicamente a las víctimas de su programa atómico – militar en Argelia y la Polinesia.
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Entre 1960 y 1996, la construcción y desarrollo del arsenal de la tercera potencia atómica mundial, con unas 300 cabezas nucleares operativas, reposaba en la experimentación nuclear militar permanente, realizada en bases, a cielo abierto, primero, y explosiones subterráneas más tarde, en Argelia y los islotes polinesios de Mururoa y Fangataufa.
210 EXPLOSIONES, ¿CUANTOS MUERTOS Y HERIDOS…?
Entre 1960 y 1966, durante la guerra de la independencia argelina (1954 – 1962), incluso después de la independencia de Argelia, Francia realizó en sus bases militares del Sahara argelino, en Reggane y Ekker, al norte de Tamanrasset, 17 explosiones nucleares. Militares, trabajadores, técnicos, incluso nómadas tuaregs, asistieron sin protección a varios de tales experimentos. Y un número desconocido de personas murieron, sufrieron lesiones graves o fueron atacadas por diversas enfermedades, asociadas a las radiaciones radioactivas.
Entre 1966 y 1996, Francia prosiguió la modernización de su arsenal nuclear estratégico con otras 193 explosiones experimentales realizadas en la Polinesia francesa, donde otro número impreciso de civiles, técnicos y militares fueron víctimas de cancerosas contaminaciones radioactivas.
Todavía en 1995, el presidente Jacques Chirac anunciaba con mucho aparato el relanzamiento de los experimentos nucleares franceses. Un año más tarde, el mismo Chirac anunciaba la firma francesa del Comprehensive Test Ban Treaty (CTBT) y, poco más tarde, confirmaba que Francia había renunciado a la realización de ensayos y explosiones nucleares experimentales al aire libre. Comenzaba entonces una revisión mayor del proceso de modernización nacional del parque militar nuclear estratégico, que hoy toma un nuevo rumbo.
LAS VÍCTIMAS ATACAN JURÍDICAMENTE
Durante varias décadas, sucesivos gobiernos de izquierda (Mitterrand) y derecha (Pompidou, Giscard, Chirac) intentaron silenciar el drama humano nacional de las víctimas, francesas, argelinas y quizá polinesias de la experimentación nuclear al aire libre.
Existe desde el 2002 una Association des vétérans des essais nucléaires (AVEN), que comenzó por presentar una querella judicial contra “X” por homicidio involuntario y puesta en peligro de vidas humanas. Un año más tarde, un tribunal militar concedió por vez primera una pensión por invalidez a un veterano víctima de las explosiones nucleares realizadas en el Sahara. El 2007, el presidente Bouteflika presidió un simposio internacional, intentando esclarecer el drama de las víctimas de la experimentación militar en el antiguo Sahara francés…
Tras su llegada al poder, Nicolas Sarkozy confirmó de manera rotunda que el arsenal nuclear estratégico sigue siendo la piedra fundacional de todo el sistema nacional de defensa. La plena incorporación de Francia a la organización militar integrada de la Alianza Atlántica, esta primavera, apuntala esa pieza capital del sistema de seguridad trasatlántico, obligado a su modernización y adaptación permanente.
BOMBAS, CON CHAMPAGNE
Tras el abandono de los ensayos nucleares subterráneos y al aire libre, desde 1995 / 96, Francia prosigue su experimentación atómica en el corazón de otro punto estratégico de la geografía nacional, en la Champagne, la región productora de un producto no menos capital de la cultura francesa.
La modernización del arsenal de la tercera potencia atómica mundial se realiza desde hace años en el polígono de experimentación militar de Moronvilliers – Pontfaverger (Marne). Las antiguas explosiones nucleares han sido sustituidas por un sistema de “simulación informática” de explosiones y “batallas” nucleares, que se realizan en la misma geografía donde se producen los más legendarios champagnes.
Sin embargo, las huellas dramáticas de las posibles víctimas del programa de modernización del arsenal atómico eran un lastre político y moral importante. Unas 150.000 personas, militares, civiles, trabajaron en esa modernización, en Argelia y la Polinesia. Un número impreciso de tales participantes en esos programas fueron víctimas de diversas enfermedades. Apoyado por Nicolas Sarkozy, el ministro de la defensa, Hervé Morin, anuncia un proyecto de Ley que permitirá indemnizar a las víctimas, cuyo número todavía se desconoce, con una partida presupuestaria de 10 millones de euros.
- Francia y Seguridad & Defensa en este Infierno.
J. Moreno says
¡Pero bueno, ¿Es que nunca acabará el desarrollo nuclear militar y se desechará de la mente humana el suicidio colectivo de la especie?
Jose Luis González Ribera says
El anterior comentario tiene toda la razón del mundo. Quizás sería mejor no tantas armas nucleares. ¿No se pretendían reducir los arsenales? Lástima que eso sea muy difícil para cualquier potencia nuclear, habida cuenta de que la política internacional es una lucha de poder.
Por otra parte, en plan de broma, querido Quiñonero, ¿está usted seguro de que no sufriremos mutaciones, a partir de ahora, por beber champán?
JP Quiñonero says
J.Moreno, José Luis,
… J.Moreno,
Bueno, qué decir…
… José Luis,
No lo tengo nada claro, no. Pero más vale morir bebiendo champagne que matarratas o aceite de colza, digo yo,
Q.-