MaisonEuropéennedelaPhotographie, 17 abril 2009. Foto JPQ.
¿Qué hay de nuevo, cuando se han visto todas las fotografías de todos los fotógrafos del mundo sobre París…? Henri Cartier-Bresson.
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BordsdeSeine, 1955.
La Maison Européenne de la Photographie (MEP) presenta, hasta el 30 de agosto, una gran retrospectiva parisina, con 320 obras que reúnen, en una sola muestra, dos exposiciones anteriores, Paris à vue d’œil (1984) y Des Européens (1997), presentadas ahora con un título ecuménico, Henri Cartier-Bresson à vue d’oeil, una gozada para la vista, el alma y la revelación de París, justamente.
Fotógrafo parisino, formado en la escuela pictórica de André Lhote, seducido temporalmente por las locuras surrealistas, HCB se hizo célebre fotografiando la calle, los hombres y mujeres de España, los EE.UU., las Américas, Rusia, Asia, qué se yo, mucho más de medio mundo.
De vuelta a casa, Cartier-Bresson no solo traía a la agencia Mágnum memorables imágenes de otros mundos. Descubría nuevos rostros de un París cambiante a una velocidad más vertiginosa que el corazón de los mortales, según la imagen canónica de Baudelaire.
VIRGINIDAD INTACTA
Cartier-Bresson conoció el París nocturno inmortalizado por Brassaï, y era sensible al Paris de la alta costura (de Avedon a Newton), entre muchas otras metrópolis parisinas, mestizas, cosmopolitas y reciamente tradicionales. Pero él veía con nuevos ojos la ciudad de su vida, a través de una cámara curtida en el descubrimiento de Nueva York y los grandes espacios, dialogando con otros maestros del vagabundeo celeste, como Helen Levitt, Robert Frank o Walker Evans, entre otros.
De ese mestizaje de culturas fotográficas -poco sensibles al color, trabajando de preferencia en blanco y negro, salvo en el caso de Helen Levitt, con objetivos de 50 mm.- floreció un París encantador, el de Cartier-Bresson. Que es un París clásico, de ayer, de hoy y de mañana. La ciudad tiene muchos otros rostros. Pero ese París, popular, sofisticado, irónico, poético, ilustrado, de intacta virginidad, el París del maestro del instante decisivo, tiene el encanto único de las ciudades imaginarias que viven en la tierra prometida de los sueños.
- Plotino, Cartier-Bresson y mi fotógrafo.
- “Érase una vez…” Cartier-Bresson.
- Cartier-Bresson, un gigante visionario.
- Fotografía y París en este Infierno.
AvenueduMaine, Paris, 1955.
Detrás de la Avenue du Maine se ve a un tipo que sujeta ¿una G-10? y aún detrás ¿la torre Eiffel?
Ayer en la inauguración de las exposiciones de «Contemporany», hablaba con Carlos Cánovas acerca de tus instantáneas en Paris y de sus fotos en los museos y sus constantes homenajes a otros fotógrafos a base de reflejos.
Sobre la mesa, entre una par de copas de vino, su G-10.
Cuando esté en marcha, creo que te gustará verla: http://www.carloscanovas.es/
Pasa buen sábado,
Hablando de fotografía, seguramente a unos cuantos os interesará:
Smashing Magazine 40 Amazing Online Photography Magazines
Daboweb Revista gratuita fotográfica Foto DNG, Abril 2009, descarga disponible
Miguel, Maty,
… Miguel,
NO se te va una… en efecto… Esa es mi sombra. La sombra de la TE es de HCB. Te agradezco y agradezco a CCánovas (¿?) los recuerdos. Aquí os envío los míos,con un montón de cosas, visibles e invisibles.
… Maty,
¡Estás en todo…! Lo de Smashing Magazine es una pequeña mina de sugestiones. ¡Gracias…!
Q.-
Para los Auggies que leen esta bitácora, comparto la banda sonora de la película Smoke.
Nauscopio Scipiorum Smoke (2005). Compartiendo con Ángeles González-Sinde.
Q, qué sana envidia la mía. París, la Maison, las fotos de H.C.B… Me resignaré a ese goce menor de su contemplación en los libros y en la pantalla de un ordenador.
En «Paris», esa obrita deliciosa de Julien Green, podemos leer que uno de los privilegios de París, uno de sus dones más preciados, que sólo concede a quienes saben «perder el tiempo» en él, es el de aparecer de pronto bajo aspectos insólitos. Según Green, París no entrega casi nada a las personas apresuradas. Y creo, a la vista de todo cuanto entregó, de todo lo bueno que permitió ver y eternizar en el ambar de sus fotos a Cartier-Bresson, que está claro: H.C.B. fue un hombre sin prisas, el más puro flâneur que conozco después del gran Baudelaire.
Querido Enrique, un fotógrafo sólo puede compararse con un poeta. La cámara es el lápiz, los signos lo son sobre el papel, sólo pueden publicarse en forma de libro (aunque se admitan exposiciones), lo que ocurre en el papel para la eternidad transcurrió en un instante durante el que el azar nos muestra su olor para que cacemos las formas en la luz. Además la fotografía como la poesía se escriben en blanco y negro.
PD: Estimado Q.,
Podría añadirse al pie de la última foto: «autorretrato».
Enrique, Lauro,
… Enrique,
Está muy bien visto, eso del fotógrafo (HCB) como flaneur, paseante, presto a maravillosarse ante casi todo cuanto ve. Y, en efecto, el libro de JG sobre París es una joya absoluta.
… Lauro,
Bueno… una pequeña gracieta irrespetuosa, por mi parte. Se trata de una foto muuuuy bella, que mi sombra con un discreto garabato infantil. Con cariño. Que el Maestro me perdone…
Q.-
Grqn envidia me da Mr Q.
Mme Marie,
Cuando soy sincero… ¡hasta yo mismo tengo envidia de mí mismo…!!
Q.-