Dicho sea con cariño y simpatía, una brizna irónica: las jóvenes colegas parisinas descubren en Madrid y Almodóvar (¡¡!!) la España eterna de panderetas y castañuelas.
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Efervescencia artística, libertad exaltada, ciudad de todas las fiestas, ciudad del apetito con desmesura, Imperio en el que nunca se pone el sol, Madrid eterno al son de las panderetas… Madre del Señor…
Effervescence artistique et liberté exaltée règnent dans la capitale espagnole, ville de toutes les fêtes. «L e jardin des délices » de Jérôme Bosch, « Les menines » de Velaz-quez, « Guernica » de Picasso, les chefs-d’oeuvre du Prado, la danse aérienne du mobile de Calder dans le patio du musée Reina-Sofia, la plus belle collection privée du monde dans les galeries du Thyssen-Bornemisza… Madrid, c’est un vertige artistique qui rappelle l’immense empire sur lequel le soleil ne se couchait jamais.
Dans la blancheur des premières lumières du printemps, en contrebas de la classique Plaza Mayor, un trio d’amies sirote des cervezas (bières) en dégustant des tapas, l’une des filles en jupe courte, les pieds plantés dans des santiags. Madrid, c’est aussi Almodovar. Portraitistes, jeunes gens allongés par terre, saltimbanques et photographes jouent une pièce féerique sous la voûte céleste. Familles madrilènes et touristes cheminent d’un bar à l’autre, savourant des plats aux allures paysannes. Madrid, c’est l’appétit dans la démesure.
Le bus à ciel ouvert nous fait découvrir les variations architecturales de la ville et les vastes artères aux contours bien dessinés, ponctuées de rivières de tulipes rouges. « Madrid bouillonne de liberté ! » s’enthousiasme le chauffeur en remontant l’élégante Gran Via, qui ondule vers la Plaza de España. La grâce architecturale des édifices néoclassiques et Art déco coiffés de statues forme un contrepoint à l’agitation des boutiques et cinémas.
A l’heure sacrée de la siesta, le quartier de Chueca, petit Marais madrilène encore baigné par la Movida, se prépare à l’effervescence nocturne. 16 heures sonne l’ouverture des stores des stylistes, des disquaires et des bars gays. Il est minuit. Sortant d’une auberge où l’on grille encore le cochon dans un four au bois de chêne rouvre et après un gâteau de riz au lait, on se retrouve dans une taverne aux sons nostalgiques du flamenco. Dans les vibrations des claquettes et castagnettes flambe le Madrid éternel, perdu entre Orient et Occident. [ .. ] [Le Point, 30 abril 2009. Laurence Neuer, Madrid, l’appétit dans la démesure].
Las negritas son mías.
“Madrid eterno, perdido entre Oriente y Occidente”. Madre del Señor. Y yo dudando entre afrancesados y amotinados del 2 de mayo.
- Madrid en este Infierno.
Angel Duarte says
Gautier, en estado puro.
Para según que cosas no pasa el tiempo.
Jesús says
Perdone, Sr. Quiñonero, que mi primera irrupción en su casa vaya a ser para esto (después de año y medio de ¿lurking?), pero me sale del corazón: «¡Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero!» Y que la celebración del desparrame la haga Le Point, esa atalaya de orden y buenas costumbres y probable misa de domingo en l’Anonciation de Passy. Afortunadamente, un ojo parisién será siempre un ojo parisién: savourant des plats aux allures paysannes. Ya se sabe, ya, el foie-gras, ese colmo de la deconstrucción gastronómica…
JP Quiñonero says
Jesús, Àngel,
… Jesús,
Bueno… la verdad sea dicha: los franceses que conocen España y su cultura la conocen Muuuy bien. Hay toneladas de ejemplos. Y ya me gustaría leer en castellano algún semanario tan potable como <strong>Le Point</strong>, oye. Las Majaderías que dice la prensa carpetovetónica sobre Francia tienen mucha y diaria sal gorda. Nobody’s perfect, oye.
… Àngel,
Si… los franceses conocen sus clásicos. «Genio y figura, hasta la sepultura…»,
Q.-
Jesús says
Lo más seguro es que sea innecesario añadir más impresionismo, pero me permito añadir innecesariamente algo por esattezza di cronaca: entre los hispanistas franceses (conocedores de España por obligación profesional) es el único caso de hispanistas que he tratado en que he encontrado un número relevante de hispanófobos, sin que tal circunstancia les pareciera en general una contradicción in terminis. De ahí mi méfiance general, abusiva seguramente.
En cuanto a Le Point, igualmente me permito expresar mi lejanía ética y estética de esa cabecera y de buena parte de sus lectores, por ejemplo entre los que salían de misa de doce los domingos de la Iglesia de la Anunciación de Passy (es un suponer), que era mi barrio.
Sin embargo, estoy infelizmente de acuerdo con lo dicho sobre la alegre inexactitud de la prensa carpetovetónica, con el estrambote que me permito de «y no solo sobre Francia». Incluido el ABC, claro está.
JP Quiñonero says
Jesús,
No conozco ningún hispanista hispanófobo. La inmensa mayoría de los hispanistas que conozco aman mucho y conocen muchísimo España.
Leo Le Point desde hace muchos años. Me parece una muy buena revista de información general, que publica los mejores análisis de coyunturar económica, firmados por Nicolas Baverez y Jacques Marseille, especialistas eméritos.
Me gustaría pensar que la pedantería suficiente pudira curarse con la edad. Vaya usted a saber,
Q.-