Plaza St.Sulpice, 31 mayo 2009. Foto JPQ. Miss Tic, una señora muy atractiva.
Blancanieves y la insurrección de los seres de ilusión y fantasía.
Quizá esté por escribir una historia general de las literaturas fantásticas españolas, en castellano, catalán, gallego y euskera.
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Casi ayer mismo, Juan Molina Porras publicaba su indispensable antología Cuentos fantásticos en la España del Realismo (Cátedra. Letras Hispánicas), Un genio, lo fantástico y la biografía erótica.
De paso por Madrid, hace días, me sorprendió otra excelente Antología del relato fantástico español actual. Perturbaciones (Editorial Salto de Página), compilada y prologada por Juan Jacinto Muñoz Rengel, que ha recogido obras de José María Merino, Juan Pedro Aparicio, Cristina Peri Rossi, Cristina Fernández Cubas, Pilar Pedrada, Norberto Luis Romero, Julia Otxoa, Elía Barceló, Laura Freixas, Ignacio Martínez de Pisón, Carlos Castán, Luis García Jambrina, Ángel Olgoso, Fernando Iwasaki, Pedro Ugarte, Manuel Moyano, David Roas, Félix J. Palma, Miguel Ángel Muñoz, Ignacio Ferrando, Óscar Esquivias, Jon Bilbao, Patricia Esteban Erlés, Luis Manuel Ruiz, Óscar Sipán, Miguel Ángel Zapata…
Muñoz Rengel se declara francamente optimista: “En nuestro país, hoy, la literatura fantástica goza de una envidiable salud”. Ojalá no se equivoque.
Cuando trabajaba en mi De la inexistencia de España / De la inexistencia d’Espanya insistí en un punto que sigue pareciéndome capital. Los seres de ilusión y fantasía, que son una de las matrices de los géneros fantásticos y la vida espiritual de los pueblos, desaparecieron en la literatura castellana poco después que Gracilaso viese las últimas ninfas en el Tajo. Para no volver a reaparecer hasta los relatos fantásticos de Bécquer. Con todos los matices de rigor, esa cronología básica me sigue pareciendo exacta.
Desde entonces, las literaturas fantásticas españolas han abierto mal explorados caminos. Solo recordaré a varios grandísimos maestros, Rosalía, Álvaro Cunqueiro, Gabriel Miró, Joaquim Ruyra, etc. Queda por historiar la evolución paralela del género, en castellano, catalán, gallego y euskera.
La antología de Muñoz Rengel me parece una gran noticia para quienes se interesen por la salud de las literaturas fantásticas españolas, en distintas lenguas (las literaturas fantásticas gallega y catalana son de la más alta nobleza). Por muchas razones sepultadas por la marea negra de las masas lectoricidas (Ramón dixit).
Mi aportación personal al género es un libro por el que siento una debilidad particular: El caballero, la muñeca y el tesoro.
- Crítica literaria, Libros y Literaturas en este Infierno.
Nina says
Perucho, Calders, Rodoreda…
JP Quiñonero says
Nina,
Ramón Gómez de la Serna, Rosa Chacel…
Q.-
Nina says
Sí… Atxaga, Rivas…Sarsanedas…
JP Quiñonero says
Nina,
Juan José Plans,Porcel…
Q.-
Nina says
Imma Monsó, Monzó, Moncada
JP Quiñonero says
Nina,
… Azorín, Chicho Ibañez Serrador, Andrés Ibañez…
Q.-
arrebatos says
Gracias por la reseña, Sr. Q.
Descubrí y me aficioné a los relatos «mexicanos» fantásticos de Calders antes que a los de Poe, pero es bien cierto que el realismo ibérico sepultó este género durante mucho tiempo.
Una buena antología de la literatura fantástica española (que a su vez nos muestra la escasez de la cosecha) es la que publicó Valdemar hace unos quince años.
David says
Quizá lo conozcas ya, Juan Pedro, pero por si acaso te recomiendo Els altres mons de la literatura catalana: antologia de narrativa fantàstica i especulativa, a cargo de Víctor Martínez-Gil, publicado por Galaxia Gutemberg/Cercle de Lectors.
JP Quiñonero says
Arrebatos, David,
… Arrebatos,
Hombre, podías apearme la barba del usted. Tengo esa antología en alguna parte. Y la recuerdo con cariño,efectivamente.
… David,
NO conozco la antología de Víctor Martínez-Gil, pero la voy a pedir, para intentar aprender algo. Comentario tras comentario… veo más clara la idea primera de esta anotación: la necesidad de una historia general de las literaturas fantásticas en castellano, catalán, gallego, euskera… historia que desentarría y permitiría mejor conocer una corriente profunda y sepultada por el «realismo garbancero» (don Ramón dixit),
Q.-
Nina says
Bonells, Vila-Matas, Neus Aguado…
MMarie says
Aprendo cosas, descubro nombres, me maravillo, Mr Q.
JP Quiñonero says
Nina, MmeMarie,
… Nina,
Valle-Inclán, Gonzalo Suarez, Ferlosio…
… Mme Marie,
Todos aprendemos de toda, oiga. A mi me maravilla su fidelidad…
Q.-
peponeto says
Borges, borges, borges y algo de Bioy
Carmen says
Es que Mme Marie es como un cuento fantástico, o maravilloso (¿acudiremos a Todorov?). Vaya suerte que tienes, Q.-, o que tenemos.
JP Quiñonero says
Peponeto, Carmen,
… Peponeto,
Hombre, así se las ponían a un rey carpetovetónico… si se abre el abanico a los autores que escriben en español por esos mundos de Dios, entonces la lista se prologan maravillosamente hasta infinitas fronteras…
… Carmen,
Algo de eso pienso yo de MmeMarie.Que suerte tengo, si… con ella, contigo, con…
Q.-
Lauro says
No hay literatura realista que sea literatura si no es fantástica. Y, claro, no hay literatura ‘fantástica’ que sea literatura si no es fantástica.
Saludos.
maty says
No tenéis perdón, pecadores, por no mencionar a mi estimada Ana Mª Matute. Arderéis en los infiernos.
JP Quiñonero says
Lauro, Maty,
… Lauro,
SI. La realidad material inmaterial de los seres de ilusión y encantamiento es sencillamente indispensable para nuestra respiración moral y nuestra respiración tout court, claro.
… Maty,
Oye, me parece Muy bien tu sugerencia. La Matute es una gran señora de las literaturas de la más diversa especie, claro,
Q.-
MMarie says
Leo con mucho retraso esas cosas de Carmen que taaanto me ruborizan, Mr Q.
JP Quiñonero says
Que tanto nos ruborizan, Mme Marie.
Carmen says
Vaya, habéis conseguido ruborizarme a mí también. Quizás el rubor sea el privilegio de cierta inocencia. Allez, arrêtez, vous exagérez…
JP Quiñonero says
Carmen,
El rubor -y las lágrimas- hablan del lenguaje… de cuando todo está dicho y no hay palabras para…
Q.-
Carmen says
Sí, sustituyen la impotencia de las palabras para decir ciertas cosas. Espero que estés bien, o lo antes posible.
JP Quiñonero says
Camen,
… [ .. ]…
Gracias.
Amén,
JP
Juan Molina Porras says
No sé si lleva razón Pedro manteniendo la idea del «caso español» con respecto a la fantasía. Es decir, que tras Garcilaso, sólo desapareció de la Península mientras campaba por las letras europeas. En el XVI y XVII triunfaba un tipo de narración diferente pero, creo, los relatos fantásticos y maravillosos seguían contándose entre el pueblo y,como en Europa, sólo serían recogidos en volúmenes en el XIX. En lo escrito, nada más y nada menos, la imaginación se mantuvo en la caballería, el Quijote, en muchas crónicas de viajes a América, en libros de miscelánea… Por cierto, de qué literatura hablamos cuando en el Barroco se editan novelitas donde ha desaparecido la letra e, en otras la a, … Cuando, se realicen trabajos serios y rigurosos de literatura comparada, hablamos. Hagamos propaganda y no soy el primero que ha escrito sobre este asunto. Acabo de editar en Akal Cuentos españoles de terror y humor. Todos los que ahí aparecen están directamente influidos por Poe. En 1856 Baudelaire traduce los cuentos de Poe al francés y en 1858, si ahora no me equivoco, Alarcón ya está dedicando un ensayo a la narrativa del norteamericano. Así que, lo siento, no me parece que seamos un caso raro en el contexto europeo. El asco hacia ese tipo de literatura tal vez empezó a consolidarse en el 98. En el XX y el XXI la cosa es igual. SALUDOS
JP Quiñonero says
Juan,
Yo, por el contrario, creo que somos un caso rarísimo.
La desertización espiritual de España es un caso único, efectivamente. El poema de Quevedo Miré los muros de la patria mía… NO tiene parejo en ninguna otra lengua de nuestra civilización. Ni siquiera en Shakespeare. El destierro de las cosas del espíritu (seres de ilusión, muerte de Dios, etc) tiene en la literatura Barroca escrita en castellano unas proporciones que tampoco tiene en ninguna otra cultura europea…El «desencantamiento» (sic) del mundo bien estudiado en el resto de las literaturas europeas fue un poco anterior en España. El libro de Rosales sigue siendo la referencia básica, creo.
En castellano y gallego, Rosalía y Bécquer son -por razones evidentes- dos encrucijadas mayores: con ellos reaparecen los seres de ilusión desterrados durante mucho tiempo… Evidente: siempre hubo seres de ilusión en las tradiciones populares, pero habían dejado de ocupar el terreno central que habían perdido desde Garcilaso. Un Tajo poblado de Ninfas hubiera sido motivo de mofa en toda la tradición realista y picaresca, ética y estética desalmadas. El rechazo brutal hacia las tradiciones fantásticas y espirituales data del triunfo de la Picaresca.
Sin duda, Poe juega un papel determinante. Ramón escribió páginas capitales sobre todo eso.
No he leído tu libro. Seguro que aprendo cosas. También yo escribí un libro sobre todo eso: y en ese libro hablo por extenso de Cervantes y las literaturas de la fantasía, en castellano y otras lenguas.
Saludos,
Q.-
Carmen says
No puedo entrar en esta interesantísima discusión literaria y cultural pero sí me gustaría preguntarle a Juan Molina por qué tratándose de lo fantástico y el humor cita la influencia de Poe y no la de Hoffmann, maestro en esa mezcla, y traducido ya en 1830 al francés y, un poco más tarde, al español, a partir del francés. Es mera curiosidad. Gracias.
Carmen
JP Quiñonero says
Carmen,
Si te vale mi opinión… Hoffmann puede tener algo de fantástico y humorístico, sin duda (Poe tiene poco «humor»… solo «humor negro»), pero lo esencial es que tiene otra envergadura, creo. Y Poe llegó a Carpetovetonia a través de muy distintos caminos, incluidos los caminos trasatlánticos, indisociables del los distintos Modernismos,claro…
Q.-
Carmen says
Q.-, muchas gracias por tu respuesta. Claro que me vale y mucho.
Carmen
JP Quiñonero says
Carmen,
El gusto es mí, oye,
Q.-
Juan Molina Porras says
Perdonen ustedes por no haber mirado esta página desde hace tiempo. Además, por no haber citado a Hoffmann, el narrador fantastico más influyente en la primera mitad del XIX, en Europa y en España. Sigo en mis trece. Ni Rosalía ni Bécquer surgen de la nada ni sus narraciones son una rareza. Su obra, capital, está rodeada de la de otros cientos de narradores más o menos fantásticos, terroríficos o maravillosos (Selgas, Serrano Alcázar, Fernández Bremón, Coello, etc.) . Pero todo eso se olvidó en nuestras historias de la literatura y sólo ha empezado a tomarse en consideración en los últimos años. Por poner un ejemplo extraño, ¿quién conoce un libro llamado Cuentos fantásticos-morales? Pues mire usted por dónde tuvo en las décadas finales del XIX algo así como diez ediciones. Estaba dedicado a la educación de los tiernos infantes de la época y fue subvencionado hasta por el estado.
Lo siento pero esas consideraciones filosóficas generales sobre lo español me dan un poco de grima porque parece que la cultura española sea un caso de psiquiatra -el caso de neurosis y paranoias es producto de la guerra y del señorito Franco-. El XIX no llevaba al Alzamiento Nacional; eso fue producto de los golpistas. Nuestra literatura, con todas las diferencias que se quiera y con sus peculiaridades, siguió los mismos caminos que las europeas. Lo que hay que hacer es estudiarla en serio y rescatar algunos olvidos imperdonables. Piensen ustedes que hasta los años setenta del siglo XIX Blanco White no había sido practicamnete editado en este país y La regenta era una novela inencontrable SALUDOS.
Juan Molina Porras says
Se me olvidó. Aunque es posible que Fernán Caballero y Valera lo hubieran leído antes, el primero, que sepa, que dedicó un estudio a Poe fue Pedro Antonio de Alarcón. Si no me equivoco, Baudelaire lo publicó en francés en 1856. En 1858, Alarcón ya lo analizaba con tino y destacaba su originalidad en «Edgar Poe». Ese mismo año ya aparecía la primera traducción de los cuentos y en fechas posteriores se editaban en Barcelona, Valencia, Madrid y Sevilla. No estábamos tan fuera de honda como se quiere hacer creer.
Manuel Torcuato says
Mi más rendida admiración a Juan Molina Porras (como también a David Roas) por dedicarse a un tema tan interesante, tema cuya mera existencia será hasta negada por algunos desde el desconocimiento, y es que el género fantástico se trató bastante en el siglo XIX y XX hasta la Guerra Civil en nuestro país. Hacen falta rediciones de algunos de esos libros, aunque el panorama es mejor que hace unos años, con la redición de los libros de relatos de Fernández Bremón, Nilo Fabra, Emilio Carrere, Wenceslao Fernández Flórez y aunque sea de una época posterior, los relatos de Agustín de Foxá. Pero faltan Escamilla, Selgás, Coello, Serrano Alcázar.
De hecho, hay algunos grandes relatos de lo fantástico en nuestro romanticismo, aunque evidentemente no tenga la asombrosa riqueza del francés con Gautier, Nodier, Merimee, Nerval. Pero hay algunas muestras de distinción con Estébanez Calderón y también Azara.
Creo que hay que rescribir, sin triunfalismos ni patrioterismos, la literatura española para dar cabida a esa minoria fascinante de los seres y temas fantásticos.
JP Quiñonero says
Manuel,
Eso de rescatar cosas olvidadas o mal conocidas, siempre es algo muy potable, si,
Q.-