El suicidio o asesinato de un inmigrante magrebí ilumina con luz negra el espectáculo que el presidente Obama y el papa Benedicto XVI nos invitan a contemplar con menos cinismo.
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Mientras el G8 intentaba dar un sentido a su gesticulación sobre el cambio climático y la “lucha” contra el hambre, el ministerio francés del interior se veía forzado a tomar medidas policiales de extrema urgencia para intentar evitar que los incendios, vandalismos y pillaje en la periferia suburbana de una minúscula ciudad de provincias, Firminy, metiesen fuego a otros 600 o 700 guetos oficialmente repertoriados.
Sin duda, la UE y el G8 hace años que toman medias para intentar combatir los insondables problemas sociales, culturales, políticos y económicos que plantea la inmigración en Europa y otros continentes. Pero ese macro tratamiento global deja en suspenso realidades que, con frecuencia, solo pueden tratarse a una muy otra escala, local o municipal, muy alejadas de la diplomacia espectáculo planetaria.
Al mismo tiempo, las insurrecciones populares en Irán y China han puesto de manifiesto el carácter parcialmente irrelevante de tal “teatro del mundo”: la libertad, la cultura y la religión también son realidades tan esenciales como el pan. Las economías del conocimiento donde está hipotecada la salida planetaria de la crisis son indisociables de la libertad y la cultura.
Obama y Benedicto XVI han sido los primeros en insistir, tímidamente, en los riesgos inflamables de la diplomacia espectáculo planetaria: las aspiraciones religiosas y culturales de la minoría uigur en China, la cólera popular en Irán, las llamaradas de los suburbios franceses, los dramas que se suceden en las costas españolas, invitan a una modestia y un realismo aparentemente incompatible con el teatro audiovisual de la diplomacia espectáculo.
- Diplomacia e Inmigración en este Infierno.
Juan Pedro, la tensión y la cooperación necesaria entre derechos humanos y oportunismo político, real politik y la dignidad humana… Recuerdo a Milan Kundera y Sándor Márái cuando evocan la suerte de sus países en las dos postguerras del siglo XX.
La diplomacia oferece escenas vergonzosas, tratados internacionales firmados con sangre, países y personas que siempre les toca esperar en la habitación de al lado mientras los imperios se reúnen y toman café.
Jesús,
Está bien visto, si.Y las citas de Márai y Kundera, tan oportunas. Quizá sea un tema clásico, «el congreso se divierte«, si se trata en el tono de la alta comedia.
Si la cosa se mira con frialdad más crítica puede tomar tonos mucho más negros, claro está. Aunque está por escribir el esperpento que nos corresponde, de insignificante obscenidad,
Q.-
Imperios, pero imperios democráticos. Que nuestros políticos actúen así es en buena parte culpa de las poblaciones que los eligen.
Joseldarin,
Bueno…
Q.-