Madrid, 1936. Cipriano Mera -en el centro- y Melchor Rodriguez -a la derecha-, entre otros mandos republicanos, preparan un homenaje a Buenaventura Durruti.
Imprescindibles para sobrevivir
¡Qué personaje, Melchor Rodriguez, el Ángel rojo…!
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Si hubiese nacido en California sería una leyenda universal, a través de Hollywood. Sevillano afincado en Madrid, ha tenido que esperar varias décadas antes que se escribiese una biografía que se lee como una novela, entusiasmante, El ángel rojo (Almuzara) escrita por Alfonso Domingo, que habla de su héroe de este modo…
[ .. ] delegado especial de prisiones de la Segunda República española. Sevillano de nacimiento… fue un anarquista que prefirió “morir por las ideas, nunca matar por ellas” y que demostró gran humanidad en la guerra civil, salvando la vida de numerosos enemigos -entre ellos, directa o directamente, Agustín Muñoz Grandes, Martín Artajo, Valentín Gallarza, Serrano Suñer, el doctor Mariano Gómez Ulla, dos de los hermanos Luca de Tena, el futbolista Ricardo Zamora, el locutor Bobby Deglané y los falangistas Rafael Sánchez Mazas o Raimundo Fernández-Cuesta, entre otros- de los que algunos darían después la cara por él. Mientras en el lado franquista se exacerbaba la represión, Melchor lograba imponer el orden en la retaguardia republicana, parando las sacas de las cárceles, los paseos y fusilamientos, como los de Paracuellos. Nombrado después concejal del Ayuntamiento de Madrid por la FAI, le cupo la triste tarea de hacer entrega del consistorio a las tropas vencedoras a finales de marzo de marzo de 1939. Fue sometido a dos consejos de guerra que pedían para él la pena de muerte y finalmente condenado a una pena de veinte años de los que cumplió cinco. Este ex novillero y poeta popular, hombre polémico incluso entre sus propias filas, hasta el final de sus días siguió siendo libertario. En total, Melchor estuvo más de una treintena de veces en la cárcel con la monarquía, la Segunda República y el franquismo. Su entierro, en febrero de 1972, consiguió reunir a personalidades de las dos Españas, anarquistas y miembros del régimen…
Las negritas son mías.
En escorzo, Alfonso Domingo también ha escrito una historia muy minuciosa de la guerra civil dentro de la guerra civil, que tuvo por escenario un Madrid sitiado y mártir, sobre el que don Pío Baroja escribió otro libro imprescindible, La Guerra civil vista por Baroja, algunos de cuyos personajes fueron familiares de las más íntimas tragedias de Melchor Rodríguez, justamente.
- Imprescindibles para sobrevivir y Personajes en este Infierno.
Joaquín II says
Creo que tienes una errata: en una línea has puesto a Melchor Miralles en vez de Melchor Rodriguez.
Por lo demás, esta entrada me llega muy dentro, ya que, estoy bastante convencido, que una buena parte de mi familia no viviría sin la existencia de este buen señor
(Otro anarquista que también se le debería hacer justicia es a Joan Peiró)
Un saludo
JP Quiñonero says
Joaquín II,
Oye, Gracias mil por subrayarme ese lapsus.
Por lo demás… Si, Melchor fue un personaje de leenda. Y, efectivamente, Peiró bien merece un Gran respeto, si,
Q.-
Joaquin says
Persona de la que los sevillanos podemos sentirnos muy orgullosos. Saludos,
JP Quiñonero says
Joaquín,
Hombre… los zevillanos y los murzianos, gitanos y demás ralea de mal vivir, oye,
Q.-
Jesus says
Melchor Rodríguez fue una persona de principios, nadie lo duda. Defendía la vida por encima de cualquier otra consideración. Es admirable.
No es tan admirable, sin embargo, que de forma «inocente», permitiera (tengo mis dudas si de forma inconsciente, que entre sus amigos y protegidos contra las «hordas rojas» estuvieran crueles personajes de la Quinta Columna, que no tuvieron ninguna consideración con los «rojos» que atrapaban y más cuando las tropas nacionales entraron en Madrid.
Tampoco es tan admirable apoyara al Consejo Nacional de Defensa para entregar Madrid a los Nacionales, y no sólo la ciudad, sino a los miles de soldados detenidos por Casado tras la lucha entre partidarios y opositores a Casado.
No es tan admirable que, como alcalde, entregara la ciudad a sabiendas (dudo que no lo supiera) que Franco había dicho bien claro y bien alto que no habría perdón.
La entrega o no de Madrid no era sólo una cuestión de acabar la guerra, era la única posibilidad de que miles y miles de republicanos pudieran retirarse hacia Alicante con cierto orden y tratar de salir de españa e impedir las masacres que se produjeron a continuación.
Salvó muchas vidas, cierto, pero no cabe duda que colaboró con la pérdida de otras muchas, quizá sin tanto renombre, claro está.
Un último apunte, el tan denostado doctor Negrín, contra el que Casado, Besteiro, Wenceslao Carrillo,Melchor Rodríguez, etc.,dieron un golpe de Estado, también se pasaba las noches en vela. Salía a «patrullar» las calles, los alrededores de las cárceles y en más de una ocasión se jugó la vida por salvar la de otros.