La unión o desunión política de las Américas afecta a los intereses estratégicos de Europa y España, pero la UE está ensimismada en sus crisis internas y España se deja arrastrar por el sonambulismo diplomático.

[ .. ]

Juan Ramón, Ortega, Madariaga, Paz, Lezama, nos recuerdan a toda hora que la identidad cultural de las Américas es indisociable de una de sus matrices españolas. Y España, Europa y los EE.UU. sirvieron de modelo original para los sucesivos y fallidos mercados y uniones políticas americanas.

Hoy, las tensiones en el seno de UNASUR hacen más ruidoso el silencio euro español.

La crisis y tensiones entre Colombia, Venezuela, Ecuador y Bolivia afectan directamente a Washington y Madrid. Las bases americanas en Colombia juegan un puesto esencial en la lucha contra el narcotráfico, que utiliza España como cabeza de puente hacia Europa, siguiendo rutas paralelas a las de la inmigración africana.

Las aspiraciones marítimas de Bolivia (¿?) alimentan viejas tensiones regionales con Perú y Chile, cuyo origen último remonta a la descolonización española y la gestación de los nuevos Estados americanos. El silencio cínico quizá no sea un modelo político ejemplar, cuando las llamaradas indigenistas, con tintes xenófobos, quizá hagan más urgente que nunca tareas de mediación que nadie como España podría ejercer en beneficio de todos.

Por último, las nociones fundamentales de libertad de información y cultura, que Colombia desea defender pidiendo la retransmisión en directo de los debates internos de UNASUR y Venezuela desea someter a la tutela marcial de los caudillos locales, nos recuerdan lo inolvidable: la palabra y la cultura, el lazo esencial entre España y las Américas, son una realidad política y diplomática que no puede abandonarse al intervencionismo de las concesiones de derechos de retransmisión de acontecimientos deportivos.

• Américas y Diplomacia en este Infierno.