St.Germain, 26 octubre 2009. Foto JPQ.
Imprescindibles para sobrevivir
¡Qué poeta tan inmenso es Vicente Aleixandre…! me digo parodiando al no menos Maestro Gerardo Diego.
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Leo y vuelvo a leer la magnífica Antología esencial (1928 – 1984), Nombre escondido (Renacimiento), preparada y prologada por un gran especialista, Alejandro Duque Amusco… ¡qué poeta tan alto y esencial era y es Aleixandre…!
Alejandro Duque Amusco ha realizado un trabajo de la más fina orfebrería, para reunir en un volumen de cabecera un montón de joyas preciosas, que también son una introducción a la obra de uno de los grandes poetas del siglo XX español. Un respeto.
Como introducción a la obra de Aleixandre también recuerdo este fragmento de un poema mucho más largo:
[ .. ] … Ya vertical creciendo
hasta perderse erecto, arbóreo, sumo, empíreo;
ya derribado en tierra sorbiendo de la madre
la savia siempre fresca para sus miraflores;
o bien sedente ahora -eclipse de Academos-
magistrando silencios, anuencias y matices,
glorioso y ya inmortal en su penumbra verde:
los tres son uno solo, amor que no destruye
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Gerardo Diego, Homenaje a Vicente Aleixandre, Ínsula, 1968.
Entre toda la obra antologada me quedo con esta…
CANCIÓN A UNA MUCHACHA MUERTA
Dime, dime el secreto de tu corazón virgen,
dime el secreto de tu cuerpo bajo tierra,
quiero saber por qué ahora eres un agua,
esas orillas frescas donde unos pies desnudos se bañan con espuma.Dime por qué sobre tu pelo suelto,
sobre tu dulce hierba acariciada,
cae, resbala, acaricia, se va
un sol ardiente o reposado que te toca
como un viento que lleva solo un pájaro o manoDime por qué tu corazón como una selva diminuta
espera bajo tierra los imposibles pájaros,
esa canción total que por encima de los ojos
hacen los sueños cuando pasan sin ruido.Oh tú, canción que a un cuerpo muerto o vivo,
que a un ser hermoso que bajo el suelo duerme,
cantas color de piedra, color de beso o labio,
cantas como si el nácar durmiera o respirara.Esa cintura, ese débil volumen de un pecho triste,
ese rizo voluble que ignora el viento,
esos ojos por donde solo boga el silencio,
esos dientes que son de marfil resguardado,
ese aire que no mueve unas hojas verdes…¡Oh tú, cielo riente que pasas como nube;
oh pájaro feliz que sobre un hombro ríes;
fuerte que, chorro fresco, te enredas con la luna;
césped blando que pisan unos pies adorado!LA DESTRUCCIÓN O EL AMOR
(1932 – 1933) (1935).
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- Imprescindibles para sobrevivir en este Infierno.
lola says
Pues gracias por darme a conocer esta antología. Tengo una, muy breve, que publicó Alianza hace años, y en sus páginas encuentro algunos de mis poemas preferidos de todos los tiempos (el padre muerto, el hueso, insobornable, al que no llega nunca el amor…) Pocos se han atrevido a pensar la corrupción desde la belleza de las palabras, que no esconden, sino que iluminan lo terrible, y extrañamente, de algún modo, lo salvaguardan.
JP Quiñonero says
Lola,
Me alegra leerte… ya somos dos en el Inmenso respeto hacia Aleixandre,
Q.-
MMarie says
Seremos tres… también yo leo con mucho gusto al maestro Aleixandre, Grande, si Mr Q.
Angel says
En tiempo de tribulación es agradable poder recogerse. Y Aleixandre invita a ello.
Buenos días!!!
JP Quiñonero says
Mme Marie, Àngel…
Mme Marie,
Bienvenida al club!!!
Àngel,
-«¿¿Buenos días??? ¡Eso es una provocación!!!«…
…
Era broma.
Aleixandre… si, el fuego y las sedas quedan trabadas en algo íntimo, callado y sin embargo feliz, a su manera. Bueno…
Q.-
Enrique MF says
Q:
¡Qué necesarios estos pequeños homenajes tuyos! Siempre es bueno recordar en voz alta lo que merece la pena ser recordado.
A mí me gusta especialmente la delicadeza con la que el poeta nos habla de lo que somos en estos versos de su poemario «En un Vasto Dominio»:
«PISADA HUMANA
Esa huella no es beso./
No es tampoco un gemido, un sollozo, una huida,/
un testimonio vivo que alguien deja./
Es la huella de un pie: ¡pisada humana! /
El pie o la flor, el pie o la espuma, el pie o la gravitación /
total que pesa y cruje./
Allí en la huella, la suavidad de la planta. Allí la finísima /
estructura calcárea,/
la delicadeza del pétalo, los cinco dedos que un momento /
reunidos compusieron la flor, volaron. Ahí se miran./
Allí la rosa carne que tembló en la arena,/
pulsó: vibró el mundo; alejóse./
Allí todavía el pie desnudo, impreso como un beso a la tierra./
Allí la forma esbelta que se levantó con raíz instantánea /
y un momento se abrió en un cuerpo y dio su olor, y se /
desvaneció./
Brilló con flor arriba, con locura suave…/
Allí cabeceó, criatura justa que hubo nacido, crecido,/
brillado, desaparecido,/
en el momento irrepetible de la pisada.»
Este tema, tan minúsculo y tan grande a la vez, ya había sido abordado muchos años atrás por Aleixandre en «EL PIE EN LA ARENA», un poema incluido en su libro «Sombra del Paraiso», al que aquí pone su voz Héctor Rosales.
Angel says
No, no lo es. Contra viento y marea, cuando las cosas se ponen difíciles, adquiere más sentido ese buenos días. Suena libertario, liberador. No me da la gana que me corrompan el buen humor.
Abrazo desde una Gerona soleada.
JP Quiñonero says
Enrique,
Él, tú, los poetas son, sois Lo Más Necesario, Hoy, por una razón muy simple: es el Logos, el Verbo, lo que está amenazado… y es el poeta quien alimenta esa llama amenazada,
Q.-
PS. Bellas tus citas, si.
JP Quiñonero says
Àngel,
Llevas Toda la Razón… lo más sencillo y honrado es, casi siempre, o debiera serlo, lo más… de todo. En París también luce un magnífico sol otoñal, oye.