Imprescindibles para sobrevivir
Brocante del Mercado de la rue Didot, 5 noviembre 2009. Foto JPQ.
Se cumplió hace días el centenario del nacimiento de Leopoldo Panero. ¡Qué poeta tan inmenso…!
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Coincidiendo con el centenario, se ha publicado una magnífica antología, Memoria del corazón (Renacimiento) compilada y prologada por José Cereijo, que dice todo lo esencial sobre la losa mortal que ha pesado sobre la vida y la obra de Panero, víctima de todos los más acendrados demonios de Caína.
Por mi parte, releo con devoción poemas muy bellos, incandescentes, por momentos. Panero ha continuado creciendo y creciendo, ocupando, siempre, para mí, un puesto entre los más grandes de su generación (Luis Rosales, Miguel Hernández).
Cereijo pone el dedo en una llaga cancerosa y bien actual, contando por lo menudo como las enfermedades del espíritu de la política y la picaresca han devorado la vida y las entrañas de una obra excepcional, para su desgracia y la nuestra.
De mi brevísima etapa como director literario de una difunta editorial guardo el orgullo de haber propuesto y conseguido la publicación de las primeras obras completas (1973) de Leopoldo Panero.
Volviendo a su obra, leo por enésima vez un poema que no me hubiera importado firmar y debiera figurar en todas las antologías de la poesía española del siglo XX, este
EPITAFIO
Ha muerto
acribillado por los besos de sus hijos,
absuelto por los ojos más dulcemente azules
y con el corazón más tranquilo que otros días,
el poeta Leopoldo Panero,
que nació en la ciudad de Astorga
y maduró su vida bajo el silencio de una encina.
Que amó mucho,
bebió mucho y ahora,
vendados sus ojos,
espera la resurrección de la carne
aquí, bajo esta piedra.
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- Imprescindibles para sobrevivir en este Infierno.
passy says
Me traes a la memoria, tangencialmente -o no tanto-, aquella soberbia pelicula de Ricardo Franco sobre la familia Panero, El desencanto. Un asunto terrible, narrado con las vísceras en la mano. La poesía, la enfermedad y los destrozos familiares, todo a la vez.
Mismamente aquí.
Saludos,
passy says
O sea: aquí
JP Quiñonero says
Miguel,
Claro, claro… he intentado pasar página a todo aquello, que tampoco hizo ningún bien a la memoria de Leopoldo Panero. Durante algún tiempo, Felicidad Blanc (viuda de Panero) me enviaba a París el dinero que yo debía administrar a Michi Panero… Michi venía a mi casa, solo y con su novia de la época, a las horas más intempestivas, en un estado siempre más penoso… aquella historia terminó mal, muy mal. La última vez que hablé con Felicidad, al teléfono, ella rompió a llorar, contando como sufría,
Q.-
Armando says
Cultura Desechable en el DERC, lo cuelgo entero porque cuando pasan uno días hay problemas para verlo:
Afortunadamente tenemos este infierno que nos ayuda a tener presentes estas y otras cosas.
JP Quiñonero says
Armando,
Hombre…
Octavio Paz, la muerte de la literatura y la degradación de España a través de la industria editorial,
Q.-
Enrique MF says
Q: Rosales, Panero… Obras condenadas al ostracismo por una mal entendida progresía.
Tomando como base la labor de la difunta «Editora Nacional» que tú citas, la granadina editorial Comares publico en 1994 una antología titulada «Por donde van las águilas», que es la que yo releo y guardo hace años en mi biblioteca. En su prólogo Andrés Trapiello (responsable de esa edición) se atrevía también a decir allí en voz alta
A mí me gusta particularmente este soneto de Leopoldo Panero, incluido en «Escrito a cada instante» (1949):
JP Quiñonero says
Enrique,
Si… Escrito a cada instante y La estancia vacía son, para mí, los libros mayores de Panero. La antología y el prólogo de Cereijo son, además, de una grandísima finura intelectual,
Q.-
Nagual says
Pues yo me quedo con Cándida Puerta.
JP Quiñonero says
Nagual,
Gran obra, en efecto,
Q.-
jose cereijo says
Sólo ahora (mi soltura tecnológica es más bien escasa) leo tus elogiosos comentarios a mi antología paneriana. Además de ¡gracias!, ¿qué puedo decir? Era la primera vez que hacía una labor de este tipo, y la hice con gusto, pensando que quizá sirviera para que la excepcional poesía de Panero fuera un poco menos desconocida. Con que pudiese llegar a un solo lector que no hubiera tenido ocasión de leerla de otro modo, ya sería bastante. En fin, a juzgar por algunos comentarios que me han llegado, quizá esa aspiración, sólo en apariencia modesta, pueda efectivamente cumplirse… Repito, y termino: muchas gracias.
Emilio Quintana says
¿José Cereijo? Qué sopresa; usted no me conoce, pero en mi opinión ha escrito alguna de la mejor poesía de los últimos años. Recomendable para los habituales de este infierno.
jose cereijo says
Supongo, amigo Emilio Quintana, que tú eres el poeta a quien he leído (con verdadero placer), por ejemplo, en la «Selección Nacional» de José Luis García Martín. Respecto al generosísimo elogio que me dedicas, lo sé completamente inmerecido; yo -siempre lo digo, y lo digo convencido- no soy más que un aprendiz. Quizá tu lectura es la que ha mejorado tan enormemente mis pobres letras. Gracias, en todo caso, por ella y por tus palabras, y que «los habituales de este infierno», si a alguno le cae en las manos algún verso mío, no me juzguen por lo que dices (quién pudiera estar a esa altura), sino con la indulgencia apropiada a quien conoce bien lo largo -lo infinito- que es el camino de la poesía.
JP Quiñonero says
JC,
Hombre, qué sorpresa… también a mí me sorprende y alegra leerte. Por la palmaria razón de saludar a alguien de tu finura intelectual. Y por semejante alegría hacia Panero. Todavía ayer noche abandoné malhumorado una nueva Historia de Spain, en francés, porque manchaban al autor con los tradicionales calificativos que tanto me ofuscan y entristecen. Que este cuaderno permita modestos diálogos de este tipo ya es para mí un gran honor.
Avanti…!!!
Q.-
PS. Que EQ hable de «habituales» de este Infierno también es un detalle estimulante, teniendo en cuenta los «hercúleos» esfuerzos que necesita una «habitualidad» (sic) de esta especie.
jose cereijo says
No me sorprende lo que me dices del libro abandonado; los prejuicios son sumamente persistentes, ya que ahorran la tarea de pensar por nuestra cuenta e incluso la de informarse, ambas mucho más engorrosas. Pero, con todo, hay posibilidades de vencerlos; es tarea lenta y de resultados inciertos, pero en casos como éste vale la pena. Yo espero que algún día pueda la gente leer a Panero con ojos limpios, y juzgar -y disfrutar- lo que lea por ello mismo, y no por las tonterías que haya oído decir… También el tiempo colabora; alguna vez, la guerra civil será algo tan remoto (quizá ya empieza a serlo, para las generaciones más jóvenes) como las guerras carlistas, y dejará de pesar sobre el presente. Y, cuando eso ocurra, la poesía de Panero seguirá ahí, dispuesta a enriquecer a quien la lea. Nosotros -yo prefiero verlo así- somos los privilegiados que gozamos ya ahora de esa libertad frente a ella que a otros sólo les llegará dentro de Dios sabe cuánto tiempo.
JP Quiñonero says
JC,
Totalmente OK en todo, claro. Tiempo al tiempo, pues.
Avanti…!
Q.-