Estudiantes contra Sarkozy. Rue Gay Lussac, 15 diciembre 2009. Foto JPQ. Pareja joven, contra Sarkozy.
Francia es víctima de ataques de fragmentación étnica, social y cultural graves, atizando el fantasma de estallidos de violencia en unos 500 guetos urbanos bien localizados, cuya crisis se ha transformado en un cáncer gangrenoso que planea, como nubes tóxicas, sobre el gran debate de la identidad nacional deseado por Nicolas Sarkozy.
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LAZOS SOCIALES DESHILACHADOS
Según el último estudio del Observatoire national des zones urbaines sensibles, en Francia hay 824 pueblos y pequeñas ciudades que solo puede vivir gracias a subvenciones masivas de solidaridad urbana. En esas ciudades hay repertoriados entre 450 y 500 guetos víctimas de la miseria de masas y la descomposición social.
En los guetos suburbanos, uno de cada dos jóvenes viven en familias bajo el umbral de la pobreza absoluta. La escolarización es pobre y sin resultados. La descomposición de las familias una realidad creciente. No hay ninguna “escalera” social para salir del gueto. Los partidos políticos, los sindicatos, la religión, la familia, no consiguen crear los lazos sociales que se deshilachan de manera inquietante, con estallidos de violencia.
Días pasados, una reyerta entre adolescentes terminó a tiros, a la puerta de su instituto, en Sucy-en-Brie (Val-de-Marne, periferia al oeste de París). Según las últimas estadísticas del ministerio del interior, muchas bandas suburbiales se abastecen en armas ligeras (pistolas, fusiles de asalto, lanzagranadas) a través de un mercado negro cuyas raíces se pierden en los Balcanes, Oriente Medio y Afganistán.
DEL “PODER NEGRO” A LA RELIGIOSIDAD MUSULMANA
Durante los últimos quince días, la diversidad étnica de los suburbios ha cobrado en el centro de París una visibilidad particular. Los cortejos de un largo rosario de manifestaciones de protesta estudiantil están encabezados por jóvenes franceses de raza negra, origen magrebí o subsahariano, que utilizan como “uniforme” un gusto muy acentuado por la ropa deportiva, las gorras de equipos de baloncesto norteamericanos, que suelen llevar cruzadas o puestas al revés.
La llamativa visibilidad de los jóvenes negros, mestizos, de origen subsaharino, en las manifestaciones de estudiantes de bachillerato, ha coincidido con la superposición de diarios debates sobre la identidad nacional, celebrados por decisión personal del presidente de la República, alimentando controversias inflamables, con varios debates paralelos y superpuestos: emergencia de un “poder negro”, puesto del Islam en Francia, hostilidad ante los “signos llamativos de religiosidad musulmana” (minaretes, etc.).
2000 MUJERES CON BURKA
Con frecuencia, tales debates precipitan llamaradas de tensiones. Con motivo de los partidos de la Copa del mundo, la victoria futbolística de Argelia fue vivida por los franceses de origen magrebí como un acontecimiento nacional propio. Aquella noche del mes pasado, millares de franceses de origen magrebí (laicos, religiosos, agnósticos, ultra religiosos) se tiraron a la calle, con sus coches, para gritar a bocinazos su alegría. Hubo incendio de coches en París y Lyon.
Por su parte, el gobierno prosigue sus trabajos legislativos, que también chocan con los mismos problemas. Los parlamentarios de la Unión por un Movimiento Popular (UMP, el partido de Sarkozy) están divididos entre partidarios de la prohibición total del burka y partidarios de la prohibición parcial. El gobierno espera un informe consultivo. En Francia (65 millones de habitantes), unas 2.000 mujeres usan burka. El 25 por ciento de entre ellas son musulmanas convertidas recientemente. Y un 75 por ciento tienen la nacionalidad francesa.
Ante tal cúmulo de debates inflamables, cada nueva declaración atiza fantasmas, odios y polémicas. Varios ex ministros conservadores, como Alain Juppé, Dominique de Villepin o Jean-Pierre Rafarin, se preguntan si el gobierno Sarkozy no está “jugando con fuego”, sin poner coto al gran debate sobre la identidad nacional.
PUBLICIDAD Y MATERIAS INFLAMABLES
En ese marco, Nadine Morano, secretaria de Estado para la familia, un personaje secundario en el ranking gubernamental, se precipitó ella sola en el pozo de una siniestra polémica, comentando con ironía que los jóvenes de los suburbios debieran comportarse como franceses, sin ponerse la gorra de lado ni hablar el “verlan” (un argot especial de los suburbios). No es un secreto que la gorra de lado es una seña de identidad de los franceses negros, poco o nada musulmanes. Sin embargo, fue acusada rápidamente de “atentar” y “amenazar” a los jóvenes musulmanes… La secretaria de Estado denuncia una “manipulación”: pero el incendio publicitario reclama materias inflamables a toda hora. En los suburbios más miserables, esas materias inflamables pueden precipitar llamas de otra índole, en cualquier momento.
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Pareja,alacabeza de una manifa estudiantil contra Sarkozy, bulevar St.-Michel. 15 diciembre 2009. Foto JPQ.
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