La poligamia, prohibida en Francia y la UE, es una gangrena cancerosa que ha proliferado en la periferia de París y otras grandes ciudades francesas.
[ .. ]
“LAS ONCE MUJERES DE MI PADRE…”
Según la Comisión nacional consultiva de los Derechos en Francia, la poligama afectaría en Francia, hoy, a 16.000 o 20.000 familias, unas 200.000 personas, de origen étnico, cultural y religioso diverso, mayoritariamente de origen subsahariano.
Sonia Imloul, socióloga, que ha realizado un estudio publicado por el Instituto Montaigne afirma: “La poligamia quizá esté creciendo. Se practica y es conocida por trabajadores sociales y administraciones municipales, que no saben como tratarla, tratándose, en muchos casos, de terribles dramas humanos”.
Un joven francés de origen africano, Kofi Jumeau, comenta: “Yo estaría contra la poligamia, incluso en África. He crecido entre cuarenta hermanos y hermanas, nacidos de las once mujeres de mi padre. Todos mis hermanos y yo hemos sido víctimas de la misma descomposición familiar”.
DOS HERMANAS, CUATRO MUJERES, EN LA ALCALDÍA
Mamalea Bapuwa, que oficia como “intermediaria cultural” en una asociación de mujeres africanas, residentes en Francia, comenta el problema de este modo: “El gobierno ofrece ayudas a las mujeres que quieren liberarse de la tiranía de sus maridos. Pero la mayoría de ellas apenas saben leer ni escribir. Incluso desconocen que la poligamia está prohibida. Los maridos les quitan los papeles. Y viven en unas condiciones de pavorosa precariedad, como veinte personas amontonadas en treinta o cuarenta metros cuadrados”.
Jean-Pierre Brad, antiguo alcalde de Montreuil, recuerda el caso de dos hermanos subsaharianos que tenían ambos dos esposas y un montón de hijos: iban todos a pedir ayuda a su alcaldía.
En su estudio realizado para el Instituto Montaigne, Sonia Imloul describe una realidad proliferante en la periferia de París y otras grandes ciudades (Marsella, Lyon), y cuenta casos y situaciones dramáticas:
SUMISIÓN INFERNAL DE LAS MUJERES
–Seguí durante algún tiempo a varias esposas de familias polígamas, en La Courneuve, en la periferia norte de París. Los niños estaban en primera línea de todos los conflictos y eran y son las primeras víctimas del infierno familiar. Una niña de una de esas familias, por ejemplo, tuvo que ser internada tras la violencia entre un marido y una de sus esposas. Y su hermano, en venganza, la violó.
Por su parte, el Instituto Montaigne estima que se trata de una “plaga inquietante” y ha considerado oportuno plantear el problema públicamente, con cierto pudor, pero con claridad, ya que se trata de una gangrena que pudiera estar creciendo, acrecentando estas lacras: sumisión infernal de las mujeres, violación de todo tipo de leyes y derechos, privación de la educación para los menores nacidos en penosas condiciones, agravación de todos los indicadores de miseria social y cultural.
Le felicito por su blog, sr. Quiñonero. Lo he conocido gracias a mi amigo Phil, que le visita a menudo.
En cuanto al asunto que comenta, a veces ni siquiera se intenta medir el alcance de ciertas decisiones. Es de origen francés la tesis del llamado efecto atenuado del orden público. La idea de que, aún no admitiendo ciertas instituciones (la poligamia, por ejemplo), no por eso debe privarse a las mismas de efectos limitados. Esa idea se basa precisamente en evitar consecuencias indeseables, como (por ejemplo) que las segundas o terceras, y podemos seguir, «esposas» en matrimonios poligámicos no se vean impedidos de beneficiarse de un estatus de esposa a la hora de, por ejemplo, reclamar una pensión. Se pretende solucionar un problema, pero con ello se traslada un mensaje de valor de la institución y se abren brechas peligrosas.
Maestro Q.:
Ya sé que el lenguaje es una pobre herramienta en manos de los de letras -como dice Maty-, pero un tejido canceroso ya es lo suficientemente grave como para tenerle que añadir gangrenoso.
Otrosí: ¿Para cuándo el artículo con los males que ha proporcionado la monogamia y el espíritu de rentista y el conformismo a la sociedad?
Tsevarabtan,
Oye, gracias.
Quizá haya un poco de todo eso. Se trata de cuestiones de fondo, «perdidas» en la parte más oscuras, si no tenebrosa de unos suburbios que nadie desea ver tal como son. De hecho, las fotografías periodísticas que se publican sobre temas paralelos suelen ser llamativas pero globalmente falsas: su carácter más o menos espectacular oculta una realidad más oscura, sucia, compleja, incluso bella, por momentos,
Q.-
Gatopardo,
Te leo tras haber intentando responder a Tsevarabtan.
De entrada, mea culpa. Volveré a leer mi papela. Veré qué se me ocurre.
Sobre los males de la monogamía… pero, yo creí que eso era cosa del pasado. En verdad, a juzgar por lo que cuentan las señoras estudiosas que han tratado el problema de la poligamia en Francia, las más afortunadas de las señoras víctimas de señores polígamos aspirarían a alguna forma del más modesto conformismo conservador: un hombre que no las pegue, un hombre que no secuestre sus papeles de identidad, una vida matrimonial (¿?) en un plano de vaga igualdad, alguien que las proteja contra la violencia física de esposos e hijos mayores… quizá sea mucho pedir, para ellas, cuyo primer drama es ser invisibles,
Q.-
(Caramba, Tsevanrabtán por aquí, viejo y poliédrico amigo. Que me alegro.)
Pues resulta, estimado anfitrión, que he leido sus dos artículos en el ABC esta mañana, en un local de Velázquez con Juan Bravo de nombre francés y propiedad belga donde sirven panecillos deliciosos, mientras esperaba para introducirme en la batalla anual por conseguir un sitio en la grada del polideportivo del colegio de mis hijos para la función navideña, ocasión en la que una vez más he sido batido en toda regla por abuelas-panzer ante cuyo empuje y contundencia sólo cabe una digna rendición y la contemplación de la función en posición de firmes y encaramado en un alféizar.
Pero al caso. Escalofríos produce su crónica. Como que parece la constatación del fracaso del sistema de integración republicano, que con el ya difunto anglosajón y su multiculturalidad rampante, deja pocas alternativas a la nuestras sociedades, porque sin los consensos básicos para tratar a las segundas y terceras generaciones de enquistados -y no me lo tomen por el lado peyorativo- sólo se me antoja posible una política reactiva, represiva, en román paladino, frente a la amenaza de aquellos que crecen en número y desprecian los valores cívicos en que se sustenta(ba)Occidente, lo que solamente es garantía de diferir la solución del desbarajuste. Falta una voluntad inequívoca de adhesión a unos mínimos ciudadanos que al amparo de mucha demagogia interesada han ido siendo soslayados por los países de acogida.
Y por cierto, he comprendido en que jerga me hablaban unos chavales negros de talla considerable el pasado mes de julio, cuando (y mi francés es aceptable) fui incapaz de entender nada de lo que me decían al salir del Forum de Les Halles.
Phil,
Por una vez, creo que mis papeles sirven para algo: para identificar, en este caso, a los personajes concretos que protagonizan una parte considerable de la actualidad francesa…
“… esos chavales negros…” comenzaron por estar muy presentes en Les Halles y su barrio. Son negros, en efecto, dministrativamente franceses… pero NO tienen literalmente nada que ver con los jóvenes musulmanes, literalmente NADA. A ellos se refería una sufrida secretaria de Estado cuando les pedía hablar en francés y abandonar la gorra ladeada. Lo de hablar francés era una referencia al “verlan” que ellos hablan masivamente, como seña de identidad. Y lo de la gorra se cae de culo, con perdón. En el instituto Montaige (junto al Luxemburgo), que es un instituto perfectamente homologable a los institutos que puedan encontrarse en las estribaciones madrileñas del barrio de Salamanca, esos mismos chavales negros son una minoría altamente visible y significativa.
¿Puede entenderse todo esto en términos puramente descriptivos, intentando comprender y hacer comprender la nueva realidad francesa? Son los mismos chavales que yo he fotografiado en muchas ocasiones, e incluso ilustran otra anotación de este Infierno, de hoy mismo.
En los institutos menos acomodados, la realidad se hace un poco más compleja, todavía. Y en los suburbios pobres la cosa toma un tinte patético. La inmigración clandestina es muy muy minoritaria y nada visible. Y los casos sociales (familias polígamas, etc.) son difíciles de tratar, incluso difíciles de ver: un suburbio pobre en la periferia parisina puede estar más limpio que Alcorcón, pongo por caso. Y la multiplicación de oficinas de ayuda social complica la visibilidad. Un señor polígamo sabe tener media docena de mujeres y pedir auxilio social, diciendo que solo tiene una: ál mismo ha quitado los papeles al resto de sus mujeres. Por su parte, la policía o los servicios sociales ya lo tienen bastante complicado con los problemas harto visibles…
Si me he tomado la libertad de ser tan prolijo es por que… llevo años intentando hacer comprender una realidad Muy Compleja, que no se resume, solo, con islam, negros y trivialidades por el estilo: el islam francés está balcanizado, incluso los argelinos administrativamente franceses tienen muchos rostros… los negros franceses, no digamos,
Q.-
EL PERIÓDICO Francia: tras el velo, la poligamia Elianne Ros
Maty,
Cool… puro copieteo…
Q.-
Es una sospecha que siempre tengo respecto a los corresponsales.
Hace años llegué a la conclusión de que la mayoría de ellos son prescindibles, al no generar contenidos propios y de calidad. Supongo que también el estar mal pagados debe ser una de las causas.
En fin, Quiño, eres una rara avis, de una especie en peligro de extinción.
Maty,
Anda, anda…
Q.-