Sospecho que judíos, musulmanes, hindúes, incluso ateos o laicos radicales -creyentes en la mera razón de la justicia, la verdad o la razón- soportarían mal que la matriz espiritual de sus creencias pudiera convertirse en tema de parque temático.
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Degradación -la de la vida del espíritu, convertida en tema de parque temático- quizá indisociable de la tiranía de la zafiedad, el mal gusto y la vulgaridad, donde echan sus raíces las listas de libros más vendidos, la indiferencia ante la incierta suerte de los cooperantes de Accio Solidària, o el fenómeno Belén Esteban.
En nuestro caso, tal proceso de desertización espiritual viene de muy lejos y alimenta un modelo económico, Juan Benet y la economía del conocimiento / incultura, en Caína.
No entraré en cuestiones religiosas, pero los aspectos técnicos del parque temático tienen algo que me fascina, algo que hace que la forma (superproducción hollywood en el mundo de Walt Disney [Orlando]) sea de verdad la forma del contenido (véase el ‘about’ con la salmodia de méritos: It’s Educational, It’s Inspirational, It’s Theatrical, It’s Historical). En la wikipedia en inglés cuentan que es obra de un judío converso (por aquí siempre se deconfió de esas conversiones…). Por otra parte, recomiendo un paseo por el sitio del grupo mediático y, sobre todo, de su sección de servicios informáticos y diseño web.
Por cierto, felices fiestas.