Una temporada en el infierno

Juan Pedro Quiñonero

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Recuerdo de José Hierro

febrero 9, 2010 JP Quiñonero 32 Comments

JH,CentroVirtualCervantes.

Me gustaría equivocarme: temo que la obra completa de José Hierro está pasando ¿desapercibida…?

[ .. ]

La publicación de su Poesía completa (1947 – 2002) (Visor), editada con mucha sabiduría por Julia Uceda y Miguel García Posada, se me antoja un acontecimiento importante, pasablemente sepultado por las cantidades ingentes de avatares californianos, chismografías sobre mediocres autores de novelas policíacas (presentados como autoridades universales: cuando solo son saldos y mercancías que se usan y se tiran), premios, subpremios y basuras de la más diversa trivialidad…

Ante tales armas de destrucción masiva de los cánones y las viejas disciplinas literarias, la honradez altiva de la obra toda de Hierro se me antoja un monumento marmóreo… ¿está pasando desapercibida la publicación de su Poesía completa…? Me gustaría equivocarme.

Vuelvo a esa obra y leo en alta voz un momento memorable:

El muerto
Aquel que ha sentido una vez en sus manos temblar la alegría
no podrá morir nunca.

Yo lo veo muy claro en mi noche completa.
Me costó muchos siglos de muerte poder comprenderlo,
muchos siglos de olvido y de sombra constante,
muchos siglos de darle mi cuerpo extinguido
a la hierba que encima de mí balancea su fresca verdura.
Ahora el aire, allá arriba, más alto que el suelo que pisan los vivos,
será azul. Temblará estremecido, rompiéndose,
desgarrado su vidrio oloroso por claras campanas,
por el curvo volar de los gorriones,
por las flores doradas y blancas de esencias frutales.
(Yo una vez hice un ramo con ellas.
Puede ser que después arrojara las flores al agua,
puede ser que le diera las flores a un niño pequeño,
que llenara de flores alguna cabeza que ya no recuerdo,
que a mi madre llevara las flores:
yo quería poner primavera en sus manos.)

¡Será ya primavera allá arriba!
Pero yo que he sentido una vez en mis manos temblar la alegría
no podré morir nunca.
Pero yo que he tocado una vez las agudas agujas del pino
no podré morir nunca.
Morirán los que nunca jamás sorprendieron
aquel vago pasar de la loca alegría.
Pero yo que he tenido su tibia hermosura en mis manos
no podré morir nunca.

Aunque muera mi cuerpo, y no quede memoria de mí.
De «Alegría«, 1947

[ .. ]

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Escritores, Libros, Literaturas

Comments

  1. Carmen says

    febrero 9, 2010 at 8:28 am

    ¡Qué magnífico poema, Q.-!
    Recuerdo la mirada de Hierro en la Menéndez Pelayo y era, sí, como la de un muerto muy vivo.
    Carmen

    Responder
  2. JP Quiñonero says

    febrero 9, 2010 at 9:01 am

    Carmen,

    Si… Hierro era un gran poeta, efectivamente. En este caso, me parece bello el triunfo de lo bueno, lo bello y lo justo, más allá de la muerte… tema que viene de Garcilaso y su voz a tí debida, claro…

    Q.-

    Responder
  3. José Julio Perlado says

    febrero 9, 2010 at 9:57 am

    Juan Pedro,
    ¡cómo me alegra tu recuerdo de José Hierro!
    Coincidimos largas tardes en «La Estafeta Literaria» y, más tarde, veníamos juntos en el autobús desde Prado del Rey a Madrid: él trabajaba en Radio Nacional y yo, por entonces, en Televisión.
    Siempre me asombró que pudiera escribir poemas tan profundos y delicados en la mesita de un bar de su barrio, entre el vocerío de las cañas y las tapas. Pero lo hacía… Allí muchas veces se iba a escribir. Quizá por estar aún más en contacto oon el ruido del mundo.
    Saludos.
    JJP

    Responder
  4. Alicia says

    febrero 9, 2010 at 10:18 am

    Juan Pedro, José Julio, Carmen:
    Qué maravilloso azar..este fin de semana dediqué algún tiempo de lectura al bellísimo libro de José Hierro Cuaderno de Nueva York..
    El poema que nos ha regalado Juan Pedro es sencillamente sublime.
    Por mi parte os regalo este soneto, el último del libro mencionado y titulado

    VIDA

    Después de todo, todo ha sido nada,
    a pesar de que un día lo fue todo.
    Después de nada, o después de todo
    supe que todo no era más que nada.

    Grito «¡Todo!», y el eco dice «¡Nada!».
    Grito «¡Nada!», y el eco dice «¡Todo!».
    Ahora sé que la nada lo era todo,
    y todo era ceniza de la nada.

    No queda nada de lo que fue nada.
    (Era ilusión lo que creía todo
    y que, en definitiva, era la nada.)

    Qué mas da que la nada fuera nada
    si más nada será, después de todo,
    después de tanto todo para nada.

    Creo que Hierro además de un poeta era un poema.
    Besos para todos.
    Alicia

    Responder
  5. JP Quiñonero says

    febrero 9, 2010 at 10:57 am

    José Julio, Alicia…

    José Julio,

    Siempre nos llevas la delantera… Verano 2009, José Hierro.

    Alicia,

    Si… ese libro culminaba todo un proceso. En su día, me entristeció un poco: en escorzo, da una imagen de NY que no es la mía, que veo aquella metrópoli con mucha envidia y admiración; pero esa es ya otra historia,

    Q.-

    Responder
  6. José Julio Perlado says

    febrero 9, 2010 at 11:54 am

    Son los poetas – todos – los que nos llevan siempre la delantera. Ven antes que nosotros cosas que aún no vemos. Y a veces son profetas.

    Responder
  7. JP Quiñonero says

    febrero 9, 2010 at 5:08 pm

    José Julio,

    Sin duda. La relación poesía / profecía quizá sea esencial. Incluso para nuestra supervivencia,

    Q.-

    Responder
  8. Enrique MF says

    febrero 9, 2010 at 5:49 pm

    Q: José Hierro es, sin duda, uno de los poetas fundamentales del pasado siglo, víctima de esa visión miope y reduccionista de su obra que lo encasilló en la denostada categoría de la poesía social. La poesía de Hierro vuela mucho más alto. Él también es de los que ve más allá, como Rilke; como ha dicho en un comentario previo el sabio José Julio Perlado: alguien que ve antes que nosotros.

    Hay tantos buenos poemas que se podrían citar: “Oración en Columbia University”, “A Orillas del East River”, “Ezra Pound”… (del “Cuaderno de Nueva York” que mencionaba Alicia). O “Historia para muchachos”, ese poema -pequeña autobiografía que alguien leyó en el entierro del poeta, perteneciente a su “Libro de las Alucinaciones”. De este poemario son estos versos que me gusta leer, desde pequeños, a mis propios hijos:

    Os enseñé muy pocas cosas.
    (Se hacen proyectos…, se imagina…,se sueña…
    La realidad es diferente.) Pocas cosas
    os enseñé: a adorar el mar;
    a sentir la alegría de ver vivir a un animal minúsculo;
    a conocer los árboles, no por sus frutos:
    por sus hojas y por su rumor;
    a respetar a los que dejan
    su soledad en unos versos, unos colores, unas notas
    o tantas otras formas de locura admirable;
    a los que se equivocan con el alma.

    -Mis hijos me traen flores de plástico-
    1964. Libro de las Alucionaciones.

    Responder
  9. JP Quiñonero says

    febrero 9, 2010 at 7:33 pm

    Enrique,

    Si: otro libro impresionantge, si…

    Q.-

    Responder
  10. maty says

    febrero 9, 2010 at 8:37 pm

    Un instante vacío
    de acción puede poblarse solamente
    de nostalgia o de vino.
    Hay quien lo llena de palabras vivas,
    de poesía (acción
    de espectros, vino con remordimiento).

    Cuando la vida se detiene,
    se escribe lo pasado o lo imposible
    para que los demás vivan aquello
    que ya vivió (o que no vivió) el poeta.
    Él no puede dar vino,
    nostalgia a los demás: sólo palabras.
    Si les pudiese dar acción…

    La poesía es como el viento,
    o como el fuego, o como el mar.
    Hace vibrar árboles, ropas,
    abrasa espigas, hojas secas,
    acuna en su oleaje los objetos
    que duermen en la playa.
    La poesía es como el viento,
    o como el fuego, o como el mar:
    da apariencia de vida
    a lo inmóvil, a lo paralizado.
    Y el leño que arde,
    las conchas que las olas traen o llevan,
    el papel que arrebata el viento,
    destellan una vida momentánea
    entre dos inmovilidades.

    Pero los que están vivos,
    los henchidos de acción,
    los palpitantes de nostalgia o vino,
    esos… felices, bienaventurados,
    porque no necesitan las palabras,
    como el caballo corre, aunque no sople el viento,
    y vuela la gaviota, aunque esté seco el mar,
    y el hombre llora, y canta,
    proyecta y edifica, aun sin el fuego.

    II. Alucinación

    Me acuerdo de los árboles de Dublín.

    (Imaginar y recordar
    se superponen y confunden;
    pueblan, entrelazados, un instante
    vacío con idéntica emoción.
    Imaginar y recordar…)

    Me acuerdo de los árboles de Dublín…
    Alguien los vive y los recuerdo yo.
    De los árboles caen hojas doradas
    sobre el asfalto de Madrid.
    Crujen bajo mis pies, sobre mis hombros,
    acarician mis manos,
    quisieran exprimirme el corazón.
    No sé si lo consiguen…

    Imaginar y recordar…
    Hay un momento que no es mío,
    no sé si en el pasado, en el futuro,
    si en lo imposible… Y lo acaricio, lo hago
    presente, ardiente, con la poesía.

    No sé si lo recuerdo o lo imagino.
    (Imaginar y recordar me llenan
    el instante vacío.)
    Me asomo a la ventana.
    Fuera no es Dublín lo que veo,
    sino Madrid. Y, dentro, un hombre
    sin nostalgia, sin vino, sin acción,
    golpeando la puerta.

    Es un espectro
    que persigue a otro espectro del pasado:
    el espectro del viento, de la mar,
    del fuego -ya sabéis de qué hablo-, espectro
    que pueda hacer que cante, hacer que vibre
    su corazón, para sentirse vivo.

    Teoría y alucinación de Dublin, I. Teoría. Libro de las alucinaciones (1964)

    Responder
  11. JP Quiñonero says

    febrero 9, 2010 at 8:58 pm

    Maty,

    «.. un espectro que persigue a otro espectro…» uauuuuuuuu,

    Q.-

    Responder
  12. maty says

    febrero 9, 2010 at 9:42 pm

    Es un poema que leí por primera vez en «Antología de la poesía española (1939-1975)», por José Enríquez Martínez. Ed. Castalia Didáctica, 1991. Comprado en la librería Bosch de BCN, por aquel entonces.

    Mi afición por la poesía es auténtica. Un día leí que sólo éramos unos 10.000 lectores/compradores en España.

    Por casa hay otras antologías poéticas, «más gordas».

    Responder
  13. Alicia says

    febrero 9, 2010 at 9:42 pm

    Maty:
    Qué preciosos poemas del hombre-poema…
    «Imaginar y recordar
    hay un momento que no es mío,
    no sé si en el presente, en el pasado
    o en lo imposible..»
    Eternidad del instante sin tiempo….
    Los que citas de «Cuaderno de Nueva York
    están entre mis preferidos..
    Recuerdo su voz rota, sus manos, su cabeza
    sí, era un poeta-poema..
    Admirable y sublime.
    Besos para todos y buenas noches.
    Alicia

    Responder
  14. maty says

    febrero 9, 2010 at 9:46 pm

    Alicia, no sigas, no sigas… que lo dejo todo y voy a tu encuentro 😛

    Responder
  15. Alicia says

    febrero 9, 2010 at 9:50 pm

    Maty:
    Como ya comentamos con JUan Pedro,
    alguna vez,hay algo mágico en estos nuestros
    encuentros virtuales,que nos permiten
    conocernos y reconocernos al fundir
    nuestras sensibilidades en el insondable
    mar de nuestras querencias poéticas, literarias,
    musicales…
    Un beso de buenas noches..
    Alicia

    Responder
  16. Carmen says

    febrero 9, 2010 at 10:04 pm

    Muy bello poema también, Maty. «No sé si lo recuerdo o lo imagino», pero llena el vacío.

    Responder
  17. José Julio Perlado says

    febrero 9, 2010 at 10:23 pm

    Enrique MF:
    aprovecho este «corredor electrónico» de comentarios que nos brinda Juan Pedro para agradecerte los tuyos en Mi Siglo. Con Giacometti, Nabokov y Hierro (y tantos más), cada uno en su sitio, nos remontamos -ellos nos remontan – de la chata realidad, muchas veces tan tozuda, que, sin embargo, es necesario vivir.
    No me llames sabio. Soy un simple lector con lápiz en la mano que anota aquello que puede enriquecer.
    Muchas gracias y saludos. (Saludos también para Maty, Alicia, Carmen y Juan Pedro desde la poesía de Hierro)
    JJP

    Responder
  18. Julia says

    febrero 10, 2010 at 10:26 am

    Pues sí, se trata de que pase desapercibida porque los santones de costumbre no la han bendecido a tiempo. Cuando la soben y la manipulen, dentro de unos días, se hablará algo más de ellos (no es un error: quise decir ellos). Él seguirá, seguramente, siendo un poeta social o cualquier otra cosa que les venga bien.

    Responder
  19. Julia says

    febrero 10, 2010 at 10:30 am

    Y gracias. No soy buena en internete y si me fue la página antes de despedirme.

    Responder
  20. Enrique says

    febrero 10, 2010 at 10:44 am

    Yo creo que entre Alicia y Matui hay tema. Lástima que habíamos quedado en que Mati es un señor….

    Responder
  21. maty says

    febrero 10, 2010 at 10:50 am

    Enrique, no te confundas, el tema tal vez esté entre nosotros dos 😛

    Una gracieta es una gracieta, no hay que darle más vueltas. Cualquiera que me haya leído durante un tiempo sabe que soy partidario del lenguaje directo, no gustándome el mareo del lenguaje.

    Responder
  22. Carmen says

    febrero 10, 2010 at 12:11 pm

    Ya ves, Enrique, no todo está perdido. Y además, Q.-, generoso, publicará mas fotos, que se acerca la primavera, con nombre y teléfono incluidos.

    Responder
  23. Enrique MF says

    febrero 10, 2010 at 12:44 pm

    Q: con la venia de su señoría, por el uso epistolar de este espacio.

    José Julio: El agradecimiento es mío, por los contenidos de «Mi Siglo», que tanto incitan al comentario. Lo de «sabio» no es un piropo gratuito, sino una apreciación objetiva: La sabiduría o bien se alcanza y se posee (como es tu caso), o bien es una aspiración (la de aquellos que están en el camino); sin olvidar a esos otros «listos» (que son los muchos hoy día) para los que el auténtico saber constituye algo sin ningún valor en sus vidas. «Tarde se aprende lo sencillo», reza un verso de José Hierro.
    Saludos.
    EMF.
    PS. De mayor quiero «un lápiz» como el tuyo.

    Responder
  24. Alicia says

    febrero 10, 2010 at 2:49 pm

    Juan Pedro: Al igual que mi colega Enrique M.F, con la venia, Señoría:
    José Julio, Enrique MF, Maty, Enrique:
    José Julio:Te devuelvo el saludo, desde la poesía del gran José Hierro, agradecida y emocionada.
    Enrique MF: Suscribo íntegramente las palabras con que contestas a José Julio en este post. Su «Mi siglo» es una delicia.
    Maty: Está claro que la magia existe. Y que compartimos algo maravilloso como es una misma sensibilidad hacia el acto-hecho- poético.
    Enrique: Bueno, chico, tuviste el mismo error que yo respecto a Maty, al principio. De algún modo todos nosotros estamos enamorados de todos en este blog..Dicho sea con la venia, el mayor respeto hacia su Señoría Juan Pedro y nuestros compañero de virtual y amenísima tertulia (Cenas, las llama nuestro admirado José Julio)
    Besos para todos.
    Alicia

    Responder
  25. Carmen says

    febrero 10, 2010 at 3:21 pm

    Ay Q.-,
    que ya te veo de testigo de una boda forjada en tu blog, que no fotógrafo de bodas, ya ves…
    Alicia,
    no me hagas ni caso. Eres un encanto y sabrás comprender mi humor a veces ácido. Estoy de acuerdo contigo y con Enrique MF sobre José Julio, claro.
    J. Moreno,
    viste, no nos hacen falta los burkas. La confusión de identidades es aquí total. Así que antes de comprometerse via internet, convendría verse. Hay que avisar también a Enrique. Que no se haga ilusiones vanas.
    Carmen

    Responder
  26. José Julio Perlado says

    febrero 10, 2010 at 3:43 pm

    Bueno, algo tendré que decir después de las palabras de Enrique MF, Alicia y Carmen:
    Sólo tengo que decir que procuro en «Mi Siglo» ir a mi paso, con serenidad y humildad, dedicándome a temas y autores que puedan servirme para, a su vez, servir yo también a alguien.
    Hay tanta polvareda por tantas partes que es necesario el sosiego. Los políticos pasan, las colecciones de «los más vendidos» pasan, los «purgatorios» en los que están años sumidos los autores, pasan; queda el espíritu, la estética y la ética de los que escribieron, pintaron o compusieron música. Un gran intelectual francés, Charles Du Bos, los llamaba «el cielo de los fijos». Ese cielo de los fijos se va ampliando por encima de modas y generaciones, que también pasan. Creo que hay tanta calidad desconocida u olvidada en esos artistas y pensadores que es conveniente recordarla. Iluminar algo la oscuridad -consciente o no – de algunos olvidos siempre es incitante.
    Pero sobre todo – perdonar la largura de este comentario -, lo que intento hacer, con constancia pero con humildad, es ir al paso: bastantes nerviosismos de «audiencias» tiene hoy la comunicación como para estar preocupado por aumentar «audiencias». Bastan unas audiencias especiales de un grupo de amigos como vosotros y una casa donde cobijarse de las heladas de cuando en cuando, que es la que ofrece tan amable como lúcidamente Juan Pedro.
    Un general abrazo.
    JJP

    Responder
  27. JP Quiñonero says

    febrero 10, 2010 at 6:03 pm

    Julia, Carmen…

    Julia,

    ¡Salve…! Si, vaya usted a saber por donde salen: si es que salen. Y cuando salgan todo quedará enterrado entre el tumulto basuril (sic) de cada día. Apenas un respiro: como ves, malgré tout, hay quienes recuerda a Pepe Hierro con respeto hondo.

    Carmen,

    Si. Estoy encantado: un bodorrio por semana me daría pagar algún bocadillo más a mis pobres hijos víctimas de hamburgueserías y comedores universitarios,

    Q.-

    Responder
  28. Alicia says

    febrero 10, 2010 at 9:19 pm

    José Julio, Carmen, todos:
    José Julio: Muchas gracias por tus palabras y por todo lo que con nosotros compartes; tienes razón, en un mundo que va tan de prisa, donde las noticias y la información tienen un plazo de caducidad a veces inferior a un día, nos quedan los grandes, los imprescindibles de Juan Pedro, los inmortales…entre ellos Machado, Borges, Benet, Hierro, Pessoa, Foxá, Beethoven, Mozart, Albéniz, …y gracias a Dios muchos otros..y todos nosotros, que disfrutamos de ellos y convivimos en este confortable y encantador espacio virtual creado por Juan Pedro y también el de José Julio, al que nos acercamos de vez en cuando tendiendo puentes…
    Carmen, de verdad, que estoy encantada contigo entiendo tu sentido del humor; tú estabas mucho antes aquí y me has acogido con cariño. Así que gracias.
    Besos de buenas noches para todos.

    Responder
  29. Armando says

    febrero 11, 2010 at 4:50 pm

    Me entremeto sólo para enlazar la entrevista que Emilia Lanzas hizo a José Hierro para Generación XXI:

    ¿Cómo se debería enseñar la poesía?

    Lo peor que se puede hacer en las aulas es explicarla sin haberla leído. Eso me hace recordar a dos personajes de “La Codorniz”, que protagonizaban una tira cómica; uno contaba un chiste, y el otro se lo explicaba. Hay que leer la poesía o, mejor dicho, hay que oírla, eso es lo principal. Las explicaciones sobre las características del verso o la vida del autor son secundarias. Además, ¿qué quiere decir, por ejemplo: Verde, que te quiero, verde? A uno le gusta, le llega, pero, en verdad, no se alcanza a comprender su significado.

    Un saludo a la concurrencia, ay que ver como se está poniendo Can Quiñonero…

    Responder
  30. JP Quiñonero says

    febrero 11, 2010 at 5:36 pm

    Armado,

    Oye… es la «intromisión» que a mí me parece ideal: descubrir cosas que son pequeñas joyas, si,

    Q.-

    Responder
  31. Julia says

    febrero 15, 2010 at 1:18 am

    Juan Pedro, ya salieron. Asustaditos

    Responder
  32. JP Quiñonero says

    febrero 15, 2010 at 8:39 am

    Julia,

    Creo comprenderte…
    … Siempre hubo mafias, sin duda; ahora es peor: SOLO HAY MAFIAS, disputándose a dentelladas el magro papel con el que todo lo manchan a su conveniencia,

    Q.-

    Responder

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