La última vez que hablé con Pepín me dijo, al teléfono: “Quiño, J* me está arruinando… todo el dinero que puse en El País vale ahora mucho menos…”
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Le comenté, irónicamente: “Pepín, un millonario como tú, con huertos de naranjos, no debe entrar en esas minucias”.
-No jodas. Puse un pastón. Me pregunto si no debo pasarme a Público, como quiere Roures.
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Han pasado unos meses. Y M* me advierte de la muerte de Pepín, muy de mañana.
No fuimos nunca amigos, amigos. Pepín podía ser mi padre. O mi abuelo. Pero nos cruzamos muchas veces aquí y allá. Tras haber sido secretario personal de Monseñor Escribá de Balaguer y miembro de la Obra (Opus Dei), Pepín se hizo de izquierdas. Vivió de sus fincas y sus profesorados universitarios, siempre muy preocupado por lucir una estampita de izquierda auténtica en la solapa.
Quizá su momento de gloria fue aparecer con su nombre en Tiempo de Silencio. Entre Martín Santos y Juan Benet, Pepín creía que el “grande” era Martín Santos y trataba a Benet de “Juanito”, en un tono vagamente despectivo. A mí me ocurría lo contrario: entre los dos amigos, es Juan quien me parece el más grande.
Fue algo así como “ministro de asuntos exteriores” de la Junta Democrática, junto a Carrillo. Y le ponía los pelos de punta que yo tratase de asesinos a no pocos dirigentes del antiguo PCE. Raymond Aron debe mirar hacia Monseñor Escribá de Balaguer, pidiendo clemencia, cuando los necrólogos afirman que Pepín fue “discípulo” “de Aron y de Adorno”. Madre del señor.
Soñó con ser ministro o algo así de la UCD y del PSOE: pero nunca le ofrecieron cargos públicos. Estuvo en la Comisión, junto a Marcelino Oreja, y en la Unesco con Federico Mayor Zaragoza. Pero, curiosamente, él mismo y sus apresurados biógrafos siempre se olvidan de esas amistades, tan influyentes.
Dicho todo esto, Pepín me parecía un señor de lo que ya no hay. Hablaba muy bien alemán y francés. Era un hombre de mundo. Prefirió no hacer carrera en Madrid. Recordaba con piedad filial a su padre, un grandísimo exportador de naranjas, una de las grandes fortunas valencianas de su época.
Pepín se gastó buena parte de la fortuna familiar en aventuras políticas, culturales y periodísticas que no siempre le reportaron gran cosa. Publicó un artículo sobre intelectuales en París citándome como referencia. Ha muerto. Lo recuerdo caminando, con un bastón por la plaza St.-Sulpice, contándome miserias de no sé qué intelectual orgánico socialista, y citando a una gran personalidad del Madrid liberal / conservador, viejo amigo de sus tiempos del Opus, recordando su piadosa juventud en la Obra, con este lamento épico: “Está tan jodido como yo. No puede follar…”
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PS. ABC, 18 marzo 2010. Marcelino Oreja Aguirre y Guillermo Luca de Tena, Pepín Vidal Beneyto: pasión por Europa y la libertad. ABC, 18 marzo 2010. JPQ, Muere JVB, gran figura de la Transición.
De toda aquella pléyade de miembros de las Juntas y Plataformas democráticas de los años 70, el único que ha mantenido la dignidad y la coherencia ha sido D. Antonio García Trevijano: Libre, republicano, demócrata e independiente hasta hoy.
Buenos días Quiño.
Día de sol radiante y una atmósfera nítida, por el entorno de Águilas.
J.Moreno,
Muy optimista te veo.
Claro que la luminosidad aguileño / mediterránea ayuda a ver el mundo con cierta benevolencia.
Qué bien vivessssssssssssssssssss
Q.-
Qué bien vivessssssssssssssssssss
Por cierto ¿tu jubilación -legal- será francesa o española? Lo digo por la diferencia de años, aunque como periodista/escritor seguirás siempre activo.
Maty,
Pues vaya usted a saber… en verdad, he pedido una plaza de cronista de ecos de sociedad… no en el Ritz madrileño (como Camba), no en el Deux Rivages de Scott-Fitgerald, no en el Grand Hôtel du Lac de Nabokov… si no en el Hôtel de Paris de Monte Carlo, donde espero oficiar como intrépido reporter impertinente, a la manera de algunos personajes de Sommerset Maugahm,
Q.-
Blog cursi, pedante y baboso-viejo-verde, y te atreves a llamar al gran profesor Pepín?
Flaneur,
Pepín o Pepín Vidal era como lo llamaban quienes lo conocieron, entre quienes me encuentro.
Llamarlo «gran propesor» suena a ignorancia supina y desconocimiento profundo del personaje.
Escudarse tras el anonimato para babear basura en casa ajena es propio de canallas y gentuza,
Q.-
Merece la pena entrar en esosss detalles Mr Q?
Mme Marie,
quizás lo mejor sería eliminar comentarios de ese tipo pero el respeto no censurador de Q.- llega al punto de no hacerlo. Y está bien recordar que insultar desde el anonimato es una cobardía. Si se insulta, hay que hacerlo cara a cara. Desde el anonimato, todo lo más, se pueden admitir la educación, elogios o buenas acciones (aquello de la mano derecha y de la izquierda). De todas formas, se sabe perfectamente de dónde vienen los insultos, están firmados por unas siglas gigantescas.
Carmen
Niego la mayor: me llamo Antonio de la Cruz Valles.
Y si me permite…Reducir el inmenso trabajo intelectual de Vidal Beneyto a un «preocupado por lucir una estampita de izquierdas» delata una ignorancia doble: ignorancia respecto al propio «propesor» y -más grave aún- desconocimiento de la tradición de lo que intuyo usted debe concebir como «pensamiento de izquierdas», y que poco tiene que ver con estampitas.
Pero nada, le dejo con sus conversaciones de mesa camilla, sus nobles y valientes cotilleos sobre ilustres difuntos y esas maravillosas fotografías de nínfulas.
Mme Marie, Carmen, Flaneur…
Mme Marie,
No merece en absoluto. Qué quiere. Le describo el mecanismo…
1. Primera tentación, borrar el comentario.
2. Segunda tentación, dejarlo, como testimonio.
3. Tercera, replicar… «¿como dejar sin respuesta cosas así…?«.
4. Cuarto… tomar la decisión de borrar todo, si la cosa tuviese que derivar…
En esas, interviene usted. Etc.
Carmen,
Quizá lleves razón. Te agradezco la comprensión y la respuesta «deontológica». «Quien se acuesta con niños…».
Flaneur,
He leído mi notijuela y las necrológicas que están a mi alcance, a estas hora (15.45)… Todo lo escrito en este Infierno es Exacto. Rigurosamente Exacto, quiero decir. En las biografía que circulan son fácilmente demostrables media docena de mentiras, muy burdas, acompañadas de ominosos silencios… Nadie quiere recordar que Pepín comenzó siendo del Opus y llegó a ser secretario personal de Monseñor Escribá de Balaguer. Él mismo, por otra parte, se obstinó en silenciar los cargos que le dieron Merecidamente Marcelino Oreja y Federico Mayor Zaragoza. No entraré por lo menudo en las «instituciones» universitarias que cita la Wiki: correré un tupido velo… entre sus fundadores se encuentran algunos amigos míos.
Intelectualmente, la obra de Pepín me parece digna, pero de una altura más bien modesta. Hacerlo discípulo de Aron y Adorno es una Pura Barbaridad. Escribir un libro apologético sobre el periódico del que soy accionista no me parece una tarea filosófica que encaje con… nada filosófico, hélas.
Q.-
PS. Pepín podía ser mi padre, pero me llamaba con una briza de amistosa ironía «querido profesor…»… desde hace más de veinte años; yo le respondía en el mismo tono: «querido maestro…».
¿Porque hablaba alemán y francés era un ccaballero? Juanpedro, que eres un tío inteligente. A este señor, que Dios lo tenga en su gloria, lo utilizaron en Prisa para sus diversos frentes seudointelectuales. Fue un palanganero del carnicerito de Paracuellos y tú tambien, Juanpedro, como tantos, le disculpas porque era de izquierdas, seudoprogre y está mal meterse con ellos. Aquí seguimos, en el penoso territorio delos complejos. Ya nos vale´, leñe.
Enrique,
Que no… Anda, anda, vuelve a leerme:
-“Quiño, J* me está arruinando… todo el dinero que puse en El País vale ahora mucho menos…”
-«Y le ponía los pelos de punta que yo tratase de asesinos a no pocos dirigentes del antiguo PCE…»
-«Escribir un libro apologético sobre el periódico del que soy [era] accionista no me parece una tarea filosófica que encaje con… nada filosófico, hélas…»
… dicho todo eso: Pepín había puesto un paquetón de millones en El País… eso le daba «derecho» a publicar sus artículos… se subía por las paredes, desde hace dos años, porque sabía que estaba perdiendo parte de la fortuna heredada…
A la luz de lo publicado hasta ahora, creo que mi necro, esta y otra que se publicará mañana, acompañada de un gran artículo -que no es mío-, tratarán el tema con bastante honradez, qué quieres que te diga,
Q.-
Vale, Juanpedro, pero dices «me parece un señor de lo que ya no hay». Y yo entiendo otra cosa por señor. Y,m en efecto, acertó en lo de Juanito. Tras Benet, Pepín. La sombra de la izquierda más sectaria late, insistentemente, en este blog. Aunque sea para enterrarla (intelectualmente, of course) Y a ese baboso del Valle de la Cruz, o al revés, que se dedique a vigilar ppor si a Carrillo se le cae la ceniza del cigarrillo.
Mr Enrique habla con la sinuosa claridad del littel comisario, siempre vigilando la correcta linea politica, of course.
Enrique, Mme Marie…
Enrique,
Madre del Señor. La que me ha caído encima…
1. Juan Benet no era solo un gran señor: es uno de los novelistas españoles más grandes del siglo XX.
2. Marcelino Oreja también consideraba que Pepín era un gran señor de lo que no hay: por eso lo contrató para trabajar a su lado..
… eso de la «izquierda sectaria» solo huele a no saber quienes eran ni el uno ni el otro: hablar de oídas, dicho sea con cariño. No saber quien era ni que pensaba Juan Benet. No saber quién era ni qué escribió Pepín. Perdóname el tono un poco altisonante.
Mme Marie,
No sea mala, mujer,
Q.-
Mme Marie, amiga, reirse de todo es tan necio como enojarse por todo (y con todos, en particular conmigo que tanto la aprecia y le reconoce sus aportaciones, otra cosa es Maty, cada día más gruñona)
Juan Pedro, por más que te empeñes, tengo bien leído y calado a Benet y a sus acólitos, empezando por el niño Marías, válgame Dios vaya plaga, Tú tienes la obligación de aparentar que te gusta más que Blanquita Andreu, pero no es verdad. Menos mal que coincidimos en lo de Pepín (como el difunto Polanco, y el soberbio, en ese sentido, sí, Cebrián)
Enrique,
Bueno…
Q.-
He sido amigo de José Vidal-Beneyto y de su familia desde hace casi 40 años.
Recuerdo que, siendo yo compañero en el colegio Estudio de su hija, la familia atravesó momentos francamente desagradables cuando por orden de ciertos personajes del régimen de Franco,que más tarde serían “demócratas de siempre”, se dedicaron a hostigarla. La razón era simple: el cabeza de familia, Pepín, se hallaba en París viviendo un exilio forzoso a causa del “terrible crimen” de ser uno de los líderes de un movimiento político que luchaba por las libertades públicas en España: la Junta Democrática. Corría el año 1974 y el “bunker” buscaba a ultranza perpetuarse tras la muerte del dictador.
José Vidal-Beneyto fue un intelectual comprometido; un concepto que muchos ya no entienden. Me asombran Quiñonero y otros cuando afirman que ocultaba haber pasado por el Opus Dei en su juventud. Nada más lejos de la realidad: Vidal-Beneyto, cuyo único error, imperdonable en un país de envidiosos, fue ser “rico por su casa”, evolucionó de una postura conservadora y católica a otra de izquierda moderada, muy europea y ajena a la izquierda tradicional española.
Podría haber sido ministro varias veces, durante los gobiernos de Suárez y los primeros años del de Felipe González, pero por motivos personales vivía en París y no estaba dispuesto a cambiar de residencia; es por eso que sólo aceptó cargos que no le alejaran demasiado de su residencia, por ejemplo en Estrasburgo.
Pepín era un señor, algo perfectamente compatible con ser de izquierdas. De amplia cultura y gran facilidad de palabra, le gustaba dialogar con los jóvenes, saber lo que pensaban y lo que sentían. Recuerdo las largas tertulias, que a veces se prolongaban hasta la madrugada, en su antiguo domicilio de la calle de Platerías, en Madrid. Por él pasaron muchos amigos suyos (Ramón Tamames, Infante, Teresa de Borbón-Parma…) y un joven y prometedor sociólogo de larga barba, pelo muy negro y rizado e ideas muy progresistas: Amando de Miguel.
Luis del Palacio
Luis,
Se agradece el tono y la información.
Pequeños matices…
-Fue Luis Carandell quién calificó a Pepín de «opusdeólogo emérito«, con cierta ironía, para insistir en esa página muy personal, recordando los mismos datos que yo, con una ironía que yo he preferido evitar.
-Pepín se pasó toda su vida soñando con ser ministro, de quien fuese. Hélas, solo fue ministro de asuntos exteriores de la Junta / Carrillo.
-Con Felipe y el PSOE, Pepín lo tenía todavía más crudo que con cualquier gobierno conservador, por una razón muy simple: FELIPE ODIABA Y SUPONGO QUE SIGUE ODIANDO A TODA LA TROPA DE LA JUNTA, PEPÍN INCLUIDO… «los único comunistas que me interesan son los comunistas muertos…» nos dijo Felipe a tres periodistas el día que Mitterrand entró en el Elíseo.
-Hasta ayer mismo, Pepín seguía contando horrores de «nuestros amigos progresistas» (se refería irónicamente a los intelectuales orgánicos del PSOE), acusándolos de ¡no haber hecho la «ruptura» que él y Carrillo preconizaban…!
-Los detalles sobre su fortuna e inversiones periodísticas los tengo directamente de él… francamente amargado por la rentabilidad final del montonazo de dinero invertido…
Q.-
PS. Para colmo, al final, no le publicaron varios artículos prometidos sobre intelectuales en París. El primero de los cuales termina citándome como referencia «obligada».
Una pregunta ¿qué sucedió con su creencia en Dios? ¿Pasó de creer ciegamente a «matarlo» o simplemente cayó en la indiferencia?
En mi caso, a medida que pasan los años, soy cada vez más indiferente, centrándome en el discurso de principios y valores.
Ayer sí cavilé al respecto, tras visionar una copia en HD de la excelente película (por el sugestivo guión):
FilmAffinity The Man from Earth (2007) [7,5]
Una persona puede cambiar de la izquierda radical a la moderada, pero traspasar el centro es un suicidio, haber vivido en una hipocresía contínua anterior, una acomodación al entorno, o la constatación de un fracaso vital.
¿En realidad, cual ha sido su papel en la vida?
Maty, J.Moreno…
Maty,
Creo que Pepín siempre fue Creyente: pequeño detalle íntimo que le permitía llevarse muy bien con sus amigos conservadores (quienes lo han recordado con más cariño, en la hora de su muerte) intentando navegar con sus amigos de izquierdas (que lo han enterrado pasando de puntillas y tapándose la nariz ante su pasado beateril).
J.Moreno,
Hombre… papel, papel, Pepín, como cada quisqui, ha intentado ser o hacer lo que ha podido, hasta el fin,
Q.-