Francia se encuentra en una encrucijada. Y el imprevisible camino que tome afectará al resto de Europa.

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La anunciada sanción de las elecciones regionales, quizá sea el indicador menos grave.

Le Monde titula a toda página: “La crisis griega amenaza a la pareja franco – alemana”. Ante la crisis, Merkel ha optado por una vía de rigor prusiano: menos consumo, menos salarios, menos déficit público. Y espera de Grecia y el resto de los miembros de Eurolandia que adopten políticas semejantes. Sarkozy, por el contrario, ha recurrido masivamente al endeudamiento del Estado, anunciando una “pausa” en las reformas…

Los mejores analistas, como Nicolas Baverez, interpretan la “pausa” reformista como un “requiem” por la “ruptura” prometida por el candidato Sarkozy: “Ruptura con el inmovilismo de izquierdas (Mitterrand) y el inmovilismo de derechas (Chirac)”. La “pausa” reformista, la apertura a la izquierda y algunos proyectos ecologistas (¿?), han acelerado el desencanto de las categorías sociales, populares y conservadoras que dieron la victoria a Sarkozy: Sarkozy ha comenzado a cavar su tumba.

Reformista en la escena internacional e inmovilista en la interior, Sarkozy se encuentra él mismo en una encrucijada: ha creído combatir la crisis recurriendo a la vieja táctica del clientelismo de Estado, sin poder satisfacer las incontables demandas de ayuda, pero perdiendo automáticamente el apoyo de quienes esperaban una ruptura.

En la escena europea, el gasto público francés choca con la austeridad alemana y con la disciplina reclamada por la Comisión. Es la escena política nacional, la apertura a la izquierda choca con el electorado popular y conservador, decepcionado y tentado por la abstención o la extrema derecha.

Un 57 % de los franceses esperan un cambio de gobierno, tras la segunda vuelta de las elecciones regionales, mañana domingo. ¿Qué hará Sarkozy? Veremos.

• Francia en este Infierno.