Sarkozy y Zapatero han decidido orquestar con cierta pompa de Estado el funeral del policía francés asesinado por un etarra, en Melun.
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Se trata de una puesta en escena sin precedentes. No tengo muy claro su beneficio moral y espiritual (para el alma del difunto), ni para la lucha antiterrorista, ni para la mala salud política de la pareja oficiante.
-No sé si la familia del difunto se sentirá mucho más acompañada por una nube de fotógrafos tirando sobre el féretro y el gesto compungido de presidentes y escoltas policiales.
-Si me parece evidente que los grupúsculos de alimañas, ocultos en sus zulos, se creerán más “grandes”, enaltecidos en su miseria ensangrentada.
-Caído en el hoyo de la crisis, Sarkozy presiona a sus fuerzas de seguridad, pidiendo “resultados”. Lo que pudiera favorecer a España. Si la confusión de bomberos por criminales no iluminara los riesgos de la gesticulación apresurada.
-Caído en el hoyo de la crisis, Zapatero representa a España ante las víctimas francesas… Detalle quizá esencial, moralmente, parcialmente empañado por la confusión política francesa y española, mancillándolo todo con la vidriosa oportunidad política. ABC / Pasajes, Sarkozy, Zapatero y otros cadáveres.
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