Financial Times, 22/23 mayo 2010. El equipo euro.
Europa, hipotecada al difunto “eje” franco – alemán.
[ .. ]
–TE AMO.
–YO TAMPOCO.
La canciller de Alemania y el presidente de Francia consagran un tiempo precioso a proclamar la “convergencia” de sus puntos de vista “comunes”, cuando tienen puntos de vista enfrentados sobre la cuestión crucial para el futuro de Europa.
Sarkozy, como de Gaulle, Mitterrand y Chirac, cree en la necesidad de un «gobierno político» de la economía europea. Giscard tenía un punto de vista menos político y menos nacionalista. Merkel, como Adenauer, como Kohl, sólo confía en una gestión económica e independiente (no controlada por los políticos) de la economía europea. Brandt, Schmidt y Schroeder estaban dispuestos a ciertas concesiones políticas.
Esa diferencia histórica entre París y Berlín tiene raíces hondísimas. Alemania no puede olvidar el costo trágico de la inflación y la “gestión política” de la moneda durante la República de Weimar. Francia lleva medio siglo “chutándose” con deuda pública y “gestionando” políticamente la moneda, nacional o europea. Cuando París y Berlín han coincidido en “gestionar” políticamente la moneda (entre 2002 y 2004), Alemania y Francia dinamitaron el primer pacto de estabilidad donde se había fundado el euro, arruinado por las ligerezas presupuestarias de Schroeder y Chirac, incapaces de cumplir la disciplina cumplida por España.
Alemania decidió en 2009 reformar su Constitución para imponerse a sí misma una cura de rigor presupuestario. Esa reforma impone a Berlín una severidad presupuestaria excepcional. Hoy como ayer, desde hace 20 o 30 años, Francia sigue prometiendo que reducirá su déficit y su deuda, mañana.
En Alemania, el rigor presupuestario tendrá un costo político duro para Merkel. En Francia, Sarkozy espera comprar votos con deuda pública. Sin duda, la canciller y el presidente pueden encontrar muchos otros motivos de entendimiento táctico. Pero defienden dos visiones enfrentadas del euro y el futuro económico de Europa. Enfrentamiento maquillado con retórica diplomática.
Deja una respuesta