“El fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido, afirma que no va a tolerar que el terrorismo tenga ningún tipo de soporte internacional…”
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Dicho de otro modo: la justicia española parece tener fundadas sospechas que asesinos y terroristas notorios encontraron cobijo y apoyo en la Venezuela de Chávez… por los mismos años que la diplomacia española reía y coreaba las bravatas del personaje… ¡Cómo recuerdo la retransmisión de una ceremonia tropical, en Caracas, con Zapatero y Bono -ministro de la Defensa- riendo las bajezas del matonismo tropical…!
Se olvida hoy que, en definitiva, Zapatero, como tantos otros personajes emblemáticos de nuestro Ruedo Ibérico, mamó su respeto meapilista por el matonismo tropical en Los Molinos, la finca de un famoso empresario filántropo, donde las élites madrileñas celebraban el maridaje de la inteligencia, el progreso, el periodismo, la cultura, la edición y la propaganda del caudillismo tropical llegado de las Américas…
Causaba sensación la llegada motorizada del comandante Lucas, filántropo militarista, consagrado a la redención, por la fuerza de las armas, de unas tribus de indios mesoamericanos que no habían reclamado tanto honor, condenados a la baja condición de comparsas de una ambición personal, jaleada hasta el paroxismo por los periódicos controlados por el grupo financiero del anfitrión. La prensa filantrópica glosaba sin pudor el maridaje de la inteligencia, el dinero sin patria y aquel hijo de una familia muy acomodada, autoproclamado comandante en jefe de una insurrección de espectros, que llegaba a Los Molinos, en lo más alto de la angustiosa canícula, disfrazado con su pasamontañas, su antifaz, su gorra estrellada, su pipa, sus correajes, sus medallas, sus teléfonos móviles, sus cananas terciadas, sus botas lustradas y sus marciales discursos de salón, distribuyendo estampitas y bendiciones entre las señoronas, beatas y fanáticos que se acercaban para tocar la pipa del redentor, siempre dispuesto a compartir la buena nueva de su imprevisible palabra con quienes le limpiasen las botas y le dorasen la píldora… Nuestra Corte de los milagros.
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- Anales de Caína en este Infierno.
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