Apocalípticos e integrados, Con el tiempo

En un mundo tan complejo como el nuestro, la vieja división entre “apocalípticos” e “integrados”, sugerida por Umberto Eco, quizá haya envejecido irremediablemente.

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La prueba… el nuevo libro de poemas de Enrique García-Máiquez, Con el tiempo (Renacimiento).

Su sabiduría, su voluntad de construcción, su recelo de los manierismos del arcaico poeta “romántico”, quizá pertenezcan a la tradición de los “integrados”.

Su conciencia del dolor, su contemplación de las tribulaciones de la conciencia, no siempre está alejada de la insumisión apocalíptica.

De ahí que su síntesis me parezca sugestiva, atractiva, muy alejada de “escuelas” y “magisterios” recientes, quizá calladamente enraizada en la magna tradición que encarna él solo Luis Rosales: la síntesis más feraz, hasta hoy, de todas las grandes escuelas poéticas del siglo XX, en lengua castellana, la síntesis entre la tradición de las vanguardias (Generación del 27, etcétera) y la tradición humanista (Unamuno, Antonio Machado, etcétera).

Mis respetos.

Apenas dos ejemplos, dos poemas…

VOCES

Cuando me acuesto a veces oigo voces
no son ecos son voces ya quisiera
pensar que son el eco de canciones
cada vez cuesta más hacerse el sordo.

si pudiera escuchar quizá sabría
el miedo a qué por qué la culpa quién
qué rara es la vergüenza qué recuerdo
de qué por qué de quién si soy normal

y cierro bien los ojos esperando
que llegue el sueño al fin dormir que llegue
el sueño por favor el sueño en donde
las voces tienen rostro y no son mías.

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