La prensa de la mañana me recuerda esta inquietante realidad: el 23-F también ha sido utilizado como parque temático, y explotado con la perfidia propia de la industria de los best-sellers.
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Los informes y análisis retrospectivos, completados con numerosas entrevistas, puntos de vista y testimonios, reconstruyen con razonable precisión una jornada capital en la historia política de España.
ABC le consagra 14 páginas al aniversario, El País 18, La Vanguardia 6 páginas. El conjunto de esos trabajos podría publicarse en forma de libro, de muy noble factura: reconstruyendo acontecimientos, iluminando sombras mal exploradas. Y, el todo, concebido y realizado con normas deontológicas claras, precisas, rigurosas.
Se trata de un material informativo de gran valor, muy alejado de los vidriosos sofismas del “periodismo ficción”, la “narrativa periodística” y las “licencias literarias” que permiten usar y abusar de la intrusión de la ficción y la opinión en el periodismo, produciendo libros de gran atractivo comercial, con una endemoniada estética de parque temático.
Esas técnicas permiten tratar acontecimientos como el 23-F con la verosimilitud de las Galias de Astérix, recreadas en un parque temático consagrado a la historia de Francia; o la historia de los tercios de Flandes escrita al gusto de los productores de series de tv.
Con un agravante: el “periodismo ficción” o la “narrativa periodística” no solo convierten en títeres de cachiporra a los hombres de carne y hueso; también degradan la percepción histórica de la realidad, introduciendo un guerra civilismo de tipo mercantilista, con penosas por simplistas sentencias de este tipo, referidas al 23-7: “La verdad es la verdad. Nadie estuvo a la altura. Tampoco la sociedad civil…”
Basta con recordar algunas fotografías. El comportamiento de don Juan Carlos fue sencillamente decisivo. El comportamiento físico y moral de Adolfo Suárez o el general Gutierrez Mellado tuvo algo de heroico, en el sentido más noble del término: se estaban jugando la vida, con un gesto, a manos de cuatro guardias civiles golpistas.
Restaurando con pulcritud una dolorosa página histórica, las crónicas que hoy publican ABC, El País y La Vanguardia también nos recuerdan realidades mucho más endemoniadas: la realidad histórica sepultada por la basura maquillada del “periodismo ficción” y los best sellers, sustituyendo la verdad, sutil, compleja, por el maniqueísmo de pobres ficciones de catadura oportunista.
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- Anales de Caína en este Infierno.
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Hablando del 23-f ¿Qué libros te parecen más potables? Estoy buscando y buscando, y esto es una auténtica selva.
Un saludo
Joaquín,
NO soy nada especialista en el asunto.
De entrada, solo me fío de los historiadores profesionales, claro. Siento pánico ante periodistas y literatos.
Así, a vuela pluma, me inspira respeto el libro póstumo de Gabriel Cardona, Las torres del honor, que tiene un mérito doble: es un libro de historiador historiador, escrito por un ex militar que colgó el uniforme tras haber sido uno de los fundadores de la UDM,
Q.-
Tomo nota.
Muchas gracias