¿Cómo se metió Zapatero en la guerra de Libia…?
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Javier Rupérez ha contado en su libro Memoria de Washington su interesada versión del lanzamiento de la guerra de Irak.
Tras el relato sin duda parcial, Rupérez cuenta un largo rosario de diálogos y chalaneos al más alto nivel (Bush / Aznar) que culminaron con la decisión de embarcar a España en la campaña irakí contra Sadam Husein, con el objetivo de derrocar su régimen e “instaurar” una “democracia” a través del uso militar de la fuerza.
Conocemos el resultado.
¿Cómo decidió Zapatero embarcar a España en la guerra contra Gadafi…?
Al día de hoy, solo conocemos un largo rosario de viajes y consultas de Trinidad Jiménez en Oriente Medio. Y la presencia de Zapatero en la Cumbre de París de apoyo al pueblo libio, el pasado día 19.
Apenas tres días más tarde, quedan al descubierto matices que parecen sugerir un cierto sonambulismo del presidente español:
–Zapatero ¿dio su SI a la guerra compartiendo con Sarkozy el deseo de derrocar a Gadafi? ¿O hacía una lectura más restrictiva del comunicado final de la Cumbre, como hace la Liga Árabe?
–Tres días después del comienzo de la guerra, son mucho más visibles las divisiones y enfrentamientos sobre la gestión y los objetivos de la guerra. ¿Cual era la posición de Zapatero ante el abanico de sensibilidades que ya eran conocidas antes del lanzamiento de la campaña aérea?
Las posiciones de Obama, Sarkozy, Cameron y Merkel (distintas y muy matizadas), entre muchas otras, corresponden con claridad enfrentada a los distintos intereses nacionales de Washington, París, Londres y Berlín.
NO se perciben con claridad cuales son los intereses nacionales de Madrid: salvo el seguimiento un poco sonámbulo de las decisiones que otros toman por nosotros. Sonambulismo visible, a mi modo de ver, en el rostro de Zapatero en el mismo instante que anunció su decisión personal: Zapatero se va a la guerra… de Libia.
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PS. También uso este Cuaderno como archivo de trabajo. De ahí que retome íntegra mi crónica del estallido de la guerra, escrita horas antes que la US Navy lanzase sus primeros misiles de crucero:
COMIENZA LA CAMPAÑA DE LIBIA TRAS LA CUMBRE DE PARÍS
París, 19 marzo 2011.
La campaña de Libia ha comenzado en orden disperso. Al finalizar la Cumbre de París de apoyo al pueblo libio, convocada por Nicolas Sarkozy, el presidente francés anunció: “Nuestros aviones ya están en acción, protegiendo a las poblaciones civiles amenazadas por Gadafi”.
Horas antes, cinco aviones franceses, un AWACS (avión de alerta temprana y control aerotransportado), dos Rafale y dos Mirage, habían lanzado su primera operación de reconocimiento sobre el cielo libio.
Tras el reconocimiento, una primera patrulla de una veintena de unidades del arma aérea francesa comenzó a actuar sobre Libia, intercambiando los primeros disparos con varias unidades blindadas libias.
Cuando los invitados de la Cumbre de París todavía se encontraban en el Elíseo, el primer ministro belga, Yves Leterne, daba la primera indicación sobre el liderazgo militar de la campaña en esta primera fase: “Está claro que el liderazgo lo ha tomado Francia, lanzando su primera acción militar sobre el espacio libio”.
Los asistentes y ausentes en la Cumbre de París habían enviado una confusa señal sobre los compromisos a geometría variable de unos y otros. La Cumbre concluyó con una comunicado retórico, insistiendo en la unidad y determinación de los presentes, prestos a imponer, incluso por la fuerza, la resolución de Naciones Unidas.
El presidente Obama no consideró oportuno participar en la Cumbre. Representando a los EE.UU., Hillary Clinton reafirmó que Washington prestará su capacidad militar al esfuerzo militar aliado. En una primera fase, al menos, se trata de apoyo logístico y de gestión electrónica del conflicto.
Numerosas fuentes diplomáticas confirman que la administración Obama está dividida sobre el “grado” de “implicación” de los EE.UU. en un conflicto militar que se considera “menos vital” que otros conflictos en curso de inflamable evolución, como en Baréin.
Francia había rechazado, desde el principio, la participación inmediata de la OTAN en el lanzamiento de la primera ofensiva aérea. El secretario general de la organización militar integrada de la Alianza ni siquiera fue invitado a la Cumbre de París que orquestó ayer tarde el lanzamiento de las primeras operaciones francesas.
En nombre del Reino Unido, David Cameron confirmó que el arma aérea británica estará en primera línea de combate “muy rápidamente”, poniendo a disposición de la heteróclita coalición anti Gadafi varios Tornado y Eurofighter. El Canadá aportará siete aviones de combate. Italia, representada por un Silvio Berlusconi más frágil que nunca, modificó su primera resistencia manifestando su disposición a aceptar que los aliados utilicen algunas de sus bases militares, desde donde se lanzarán operaciones contra las fuerzas de Gadafi.
Ante una crisis militar inflamable para todo el Mediterráneo, los viejos y enterrados proyectos de Europa de la seguridad y la defensa han volado en distinta direcciones. Alemania comenzó por abstenerse en la votación de Naciones Unidas. Angela Merkel estuvo presente en la Cumbre de París, para mejor confirmar su ambigua posición: sí a la aplicación de la resolución de la ONU, pero ninguna participación alemana.
Varios países europeos, comenzando por España, han confirmado su participación en las operaciones militares, en distinta medida. Es el caso de Bélgica, Holanda, Dinamarca, Noruega, Portugal, Grecia, Polonia, Lituania. El resto de los miembros de la UE prefieren mantenerse como espectadores en un conflicto que consideran “imprevisible”.
A la división de los Estados europeos, entre partidarios y no partidarios de la intervención, se suma la división y enfrentamientos en la cúspide institucional. París y Londres critican con severidad el comportamiento del presidente del Consejo europeo, Herman Van Rompuy, y Catherine Ashton, responsable de la diplomacia “común”. Desde la óptica francesa y británica, se trata de dos personajes que “no están a la altura de las circunstancias”. El enfrentamiento soterrado entre Sarkozy, Cameron, Van Rompuy y Ashton solo ilumina la fragmentación absoluta de la UE en materia de seguridad y defensa.
Por su parte, los representantes de la Liga Árabe y algunos países africanos presentes en la cumbre de París firmaron la retórica declaración común. Pero han dejado en suspenso el alcance exacto de su participación militar activa en la campaña.
Iniciada en orden dispersa la campaña de Libia contra el coronel Gadafi, Francia ha comenzado por asumir provisionalmente un liderazgo que plantea colosales problemas de fondo para la solidaridad europea y trasatlántica, cuando algunos medios norteamericanos han comenzado a calificar esta campaña como “la guerra de Sarkozy”.
Tras el lanzamiento de la primera fase de la campaña militar, protagonizada por el arma aérea francesa, desde la tarde del domingo, la guerra contra Gadafi debiera tomar nuevas formas, sin descartar imprevisibles escaramuzas diplomáticas, que Nicolas Sarkozy evocaba de este modo: “Hemos decidido juntos la aplicación de la resolución del Consejo de seguridad. Nuestras fuerzas aéreas se opondrán a toda agresión de los aviones y blindados del coronel Gadafi contra la población Bengazi. Los aviones franceses defenderán a los civiles desarmados de los blindados de Gadafi. Intervenimos para permitir al pueblo libio escoger él solo su propio destino. Queda abierta la puerta de la diplomacia, en cuando cesen las agresiones…”
“Incluso si nuestra participación en las operaciones militares son y serán de distinta naturaleza, estamos determinados a actuar juntos”, subrayaría Sarkozy, intentando “federar” el arco iris de una coalición europea, norteamericana, árabe y africana a geometría muy variable. Ya que los distintos niveles de compromiso militar también plantea el problema global de la gestión común de las futuras operaciones militares.
En el terreno diplomático, la tensión entre París, Londres, el presidente del Consejo europeo y la Alta representante de la diplomacia común, parece sugerir un frente europeo más o menos “balcanizado”. El relativo “distanciamiento” de Washington deja en suspenso los límites provisionales del compromiso americano, que pudiera evolucionar rápidamente, sin duda.
En el terreno militar, el liderazgo provisional del arma aérea francesa deja en suspenso la evolución de la campaña. A los bombardeos y primeras operaciones seguirán los bombardeos y operaciones inglesas, con previsible cobertura y apoyo norteamericano. Muchos analistas militares temen que el orden disperso del comienzo de la campaña de Libia prolongue la crisis sin poder ofrecer unas perspectivas claras de solución en un plazo razonable, amenazando con un riesgo de partición de Libia.
- Magreb, Mediterráneo, Seguridad & Defensa en este Infierno.
Jordi says
Pues estamos apanyaos… y digo yo, antes de empezar algo tan serio como bombardear al personal, no deberian estar todos los bombarderos de acuerdo hasta la ultima coma? Canastos, que esto no es como montarse en el InterRail!
JP Quiñonero says
Jordi,
No hay que pedir peras al olmo.
Q.-