Hollywood y el País Vasco, contados por Leslie Caron

Cinémathèque française, 6 junio 2011. Foto JPQ.

Leslie Caron pasó a la historia de las leyendas del cine bailando con Gene Kelly en Un americano en París (1951).

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Siguieron veintitantas películas, una carrera entre Hollywood, Londres y París, no sé cuantos maridos, algún amante famoso.

Sus memorias, Une française à Hollywood (Baker Street), cuentan por lo menudo una historia íntima de Hollywood, entre estudios, alcobas, hoteles, chutes de gloria y leyenda que ella desgrana con mucha gracia:

–¿Astaire?

-Un ángel. Todo lo iluminaba a su paso.

–¿Kelly?

-Él vino a buscarme a París. Me cuidaba y atendía cuando el rodaje casi me hacía enfermar.

–¿Cary Grant?

-Encantador. Estar en sus brazos, ay… sin embargo, era temible como productor. Contaba cada dólar y repetía a cada instante: “¡Esta película me va a arruinar!”.

–¿Warren Betty?

-Un amante abrumador. Una madrugada, hacia las cinco, me despertó de manera intempestiva. “¿Qué ocurre? ¿Qué ocurre?”, pregunté sobresaltada. Él estaba mirándose a un espejo: “¡Estás durmiendo! ¡No piensas en mi…!”.

–¿Ava Gardner?

-Le gustaban los jóvenes con mucho músculo.

–¿Orson Wells?

-Un sabio bueno. Disfrazado de cónsul de Suecia, en “¿Arde París?” me recordaba a mi abuelo.

–¿Su paraíso perdido?

-Goyetchéa… “la casa del sol”, en vasco. Allí estaba la casa de mis abuelos, en el País Vasco francés. Mi primer concurso de natación lo gané en Saint-Jean-de-Luz. Uno de mis abuelos era de Gascogne: y estaba muy orgulloso de que su tierra tuviese su propia lengua, que no era el francés. Lo perdimos todo durante la guerra. La leyenda familiar decía que en nuestra casa cenaron, un día, juntos, Alfonso XIII de España, Constantino I de Grecia y Carol II de Rumanía. Pero no sé si la leyenda era cierta. En Goyetchéa vi la primera película que me hizo llorar en el cine, El libro de la Selva. Yo quería ser como el niño, Mowgli.
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Cinémathèque française, 6 junio 2011. Foto JPQ.