“Malentendidos” que vienen de muy lejos…
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“FRENOS” UTILIZADOS POR ETA
La interrupción, hace días, del operativo desplegado en Bayona para arrestar a la ex dirigente “abertzale” vascofrancesa Aurore Martin, reclamada por la justicia española por su actividad en la ilegalizada Batasuna, ha desenterrado de manera espectacular viejas incomprensiones de fondo entre España y Francia en el terreno estratégico de la lucha contra el terrorismo etarra.
Sucesivos gobiernos de distinto signo político, en Madrid y París, han conseguido articular unas relaciones policiales muy eficaces, que ambas partes han considerado “modélicas”, desde hace años, intercambiando la concesión de medallas y condecoraciones entre los grandes actores de la colaboración policial anti terrorista.
La excelencia de esa cooperación policial ha dado históricos frutos contra la banda terrorista: decenas, centenares de detenciones, expulsiones y entregas a la justicia española de etarras, a lo largo de los últimos veintitantos años.
Sin embargo, el caso de Aurore Martin nos recuerda que, en verdad, la cooperación policial y judicial siempre ha sido víctima de ciertas reservas y diferencias de fondo, que siempre, ayer como hoy, han sido un freno inconfesable, que ETA, sus colaboradores y simpatizantes, han sabido utilizar con temible eficacia para España.
ASILO EN FRANCIA, BOMBAS EN ESPAÑA
Las semillas y raíces podridas de esa incomprensión vienen de muy lejos.
Durante la presidencia de Valery Giscard d’Estaing (1974 – 1981) la incomprensión entre Madrid y París tuvo matices espectaculares. Un ministro español llegó a insinuar que España debía “romper” sus relaciones diplomáticas con Francia (¡¡!!), si Francia continuaba concediendo el estatuto de refugiados políticos a numerosos etarras.
Durante la misma presidencia también se echaron los cimientos de una cooperación policial de nuevo cuño. Un ministro giscardiano (Michel Poniatowski) fue el primero en denunciar el apoyo que Gadafi había prestado a ETA, con dinero, armas y entrenamiento. París filtró a la prensa española esas informaciones. Sin embargo, el mismo gobierno francés continuaba ofreciendo derecho de asilo político a numerosos etarras. Había un “acuerdo” inconfesable: París ofrecía derecho de asilo; y, a cambio, ETA solo ponía bombas en España.
SOCIALISTAS ENFRENTADOS
Durante la doble presidencia de François Mitterrand (1981 – 1988 y 1988 – 1995) la cooperación anti terrorista sufrió grandísimos cambios, pero nunca desearon clarificarse gravísimas cuestiones de fondo.
Candidato a presidente, Mitterrand anunció que su gobierno “nunca” concedería las extradiciones reclamadas por España de numerosos etarras. Fue célebre el caso de Tomás Linaza Echevarría. Elegido presidente, sin embargo, un tribunal francés se pronunció por vez primera favorable a la concesión de extradiciones, abriendo un formidable debate de fondo entre sucesivos gobiernos franceses.
Mitterrand comenzó siendo contrario a las extradiciones. Pero la independencia judicial (relativa) comenzó abriendo ciertas posibilidades. Gobierno y socialistas franceses estaban divididos entre partidarios y adversarios de las extradiciones socilicitadas por un gobierno socialista español.
TRENES CONTRA ETARRAS
En ese marco hicieron su histórica aparición los GAL (Grupos Antiterroristas de Liberación), coincidiendo “misteriosamente” con una visita “privada” de Felipe González a Mitterrand… No se ha escrito todavía la historia de las relaciones policiales hispano – francesas, durante esos años. En París, nadie dudaba que el GAL era una “emanación” del Gobierno español, sistemáticamente negada en Madrid.
Cínico pragmático, Mitterrand se acomodó a muy distintas relaciones de fuerza: fue concediendo extradiciones, a cambio de concesiones españolas de muy diversa índole; y, al mismo tiempo, “cedía” a las presiones de sus ministros contrarios a las extradiciones y la cooperación policial de fondo. Hubo años de soterrada tensión nada confesable.
En un desayuno de trabajo con la prensa española, Jean-Louis Bianco, secretario general de la Presidencia francesa, desveló en una reunión “off” las más oscuras relaciones de fondo. Francia consideraba “nada amistoso” que España no comprase trenes de alta velocidad franceses. En términos apenas velados, Bianco dejaba al descubierto una realidad cínica y brutal: Mitterrand entregaría más etarras a España, si España compraba a Francia trenes de alta velocidad.
“ENTREGAMOS ETARRAS SI ENTERRÁIS A LOS GAL…”
España acabó comprando los trenes franceses, en detrimento de las ofertas alemanas. A cambio, Francia aceptó profundizar en la cooperación antiterrorista.
Esa era la realidad brutal cuando, entre 1986 y 1988, Mitterrand se vió forzado a gobernar con una mayoría parlamentaria conservadora. Jacques Chirac y sus ministros del Interior, Charles Pasqua y Robert Pandreau, ofrecieron a Felipe González y José Barrionuevo un acuerdo estratégico: “Vosotros enterráis el GAL y nosotros os entregamos a todos los etarras que nos pidáis”.
Los GAL desaparecieron meses más tarde, en 1987. Comenzó entonces una cooperación policial muy pragmática que dio muchos resultados eficaces. Comenzó entonces el desmantelamiento del “santuario etarra”. Al mismo tiempo, el pragmatismo puramente policial dejó sin solventar viejas cuestiones de fondo, nunca planteadas.
ETA ASESINA EN FRANCIA
Durante la doble presidencia de Jacques Chirac (1995 – 2002 y 2002 – 2007), ese pragmatismo empírico siguió dando buenos resultados, pero “oficializó” una relación inconfesable, hasta hoy: París utilizaba y ha seguido utilizando el “grifo” policial anti etarra como “herramienta” de presión política a geometría variable. Mientras España siguió a la diplomacia francesa, la cooperación funcionó muy bien. Cuando la guerra de Irak enfrentó de muy mala manera a Jacques Chirac con José María Aznar, la cooperación policial siguió su curso, un poco más sinuoso. Con menos entusiasmo.
La presidencia de Nicolas Sarkozy, desde el 2007, volvió a relanzar la cooperación bilateral anti terrorista, con un nuevo matiz. ETA comenzó a estar más presente en Francia. Y París comprendió el riesgo de una “importación” de esa amenaza. El asesinato de un gendarme francés, el 2010. Volvió a confirmar la vieja “determinación sin falla”, en el terreno policial.
BILDU Y BATASUNA EN FRANCIA
La interrupción, hace días, del operativo desplegado en Bayona para arrestar a la ex dirigente “abertzale” vascofrancesa Aurore Martin, reclamada por la justicia española por su actividad en la ilegalizada Batasuna, ha desenterrado de manera espectacular viejas incomprensiones de fondo. España considera Batasuna como una emanación directa de la banda etarra. En Francia, por el contrario, Batasuna es una organización legal.
Batasuna es ilegal, en España, desde el 2003. Por el contrario, Batasuna se beneficia del estatuto de organización legal, en Francia, incluso ha estado presente en varias campañas electorales. Con un éxito sencillamente irrisorio, pero beneficiándose de un estatuto legal. La emergencia de Bildu en el nuevo paisaje político vasco español confiere a la legalidad francesa de Batasuna su verdadera y genuina dimensión: ofrece un cierto “balón de oxígeno” a ETA.
De Giscard a Sarkozy, pasando por Mitterrand y Chirac, Francia interviene activamente contra ETA cuando el terrorismo amenaza con propagarse en su territorio. Y acepta siempre ciertas concesiones a la “izquierda abertzale” a cambio, inconfesable, de la “no importación” de la violencia, criminal o callejera, a territorio francés.
Estimado Q.-,
espero que te alegre saber que tus artículos son apreciados en un amplio espectro ideológico:
Carmen
Carmen
Se agradece la cosa, que no conocía: cada día se aprende algo nuevo. Gracias para tí, para él, para ellos,claro,
Q.-
PS. Tiemble,con frecuencia, en ese terreno: los otros días me pusieron de neonazi para arriba,en este mismo Infierno. Bueno..
Hola, Quiñonero.
En la última frase de este artículo, aparece Hessel…
Un saludo
http://www.elpais.com/articulo/espana/nuevo/icono/Batasuna/elpepunac/20110626elpepinac_8/Tes
Vaya con los franceses, así que cierto ministro giscardiano denunció el (supuesto) apoyo de Gadafi a ETA, silenciando el apoyo de la iglesia vasco-francesa a los terroristas, así como la implicación de militares franceses en la formación de esos terroristas… en el Pirineo francés y territorios de la antigua África colonial-francófona.
Ya sabemos que en París «nadie dudaba que el GAL era una “emanación” del Gobierno español», si eso era lo que escribían sus diarios e interesaba a los lectores creerse, pero vuelven a callarse como zorros ante su propia implicación y «emanación» de al menos un sector de la policía y/o servicio secreto franceses.
Si algún día alguien tiene acceso a los archivos policiales franceses -y de paso, a los parroquiales- a la mayoría de los españoles se les va a quedar una cara de tontos, si es que no la llevan desde hace tres décadas, gracias a unos políticos amorales -de izquierdas y derechas- y un periodismo subversivo, sensacionalista e intoxicador en ambos países.
Por cierto, el «GAL» ya existía de antes de Felipe, con ese u otro nombre, da lo mismo, y por cierto también que nunca hubieran podido actuar en suelo francés sin la complicidad de las fuerzas de seguridad, políticos, etc. del país vecino.
Nunca nuestro gobierno denunció ante la ONU a Francia como estado terrorista, por dar cobijo a bandidos, ni tan siquiera aprovechando la fase en que Francia estaba fuera de la OTAN…