Elecciones, mitin, posesión endemoniada

Mecanismos perversos.

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En el mitin, por ejemplo, los protagonistas se pierden con facilidad en el griterío demagógico; y los espectadores / simpatizantes pueden quedar relegados -en el mejor de los casos- a la condición de sujetos pasivos, encerrados en la cárcel sin muros de sus fantasmas e ilusiones.

A través de los altavoces audiovisuales, el griterío propaga nubes de palabras tóxicas, averiadas, muertas, sembrando la podredumbre en las conciencias más frágiles.

Un profesor de filosofía (Vincent Peillon, dirigente socialista francés) puede perder los estribos con mucha facilidad, ante un público a la espera del consuelo que ofrecen psicólogos y psicoanalistas, utilizando a su manera las artes de la palabra y la retórica: la curación a través del espíritu (Stefan Zweig dixit), que el mitin puede degradar en posesión endemoniada.

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