“Extrema izquierda” y “extrema derecha” francesas tienen en común su antimundialismo radical.
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Y comparten las mismas recetas contra la crisis: restauración del proteccionismo nacional y europeo, crítica y posible salida del euro, crítica radical del librecambismo (¿?) de la UE, afirmación “patriótica” de los valores “nacionales” (franceses y europeos).
Esa “tenaza” antimundialista quizá sea una hipoteca para la evolución política de Francia.
“La primera vuelta de las primarias socialistas ha revelado la importancia creciente del voto antimundialista de izquierda, que está llamado a «hipotecar» el enfrentamiento de la segunda vuelta, entre François Hollande y Martine Aubry, recordando de manera espectacular que el voto antimundialista de extrema derecha es una amenaza temible para Sarkozy…” [ .. ] El voto antimundialista de Montebourg condiciona las primarias socialistas galas.
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Leí el verano pasado las pruebas de la edición española del librito (76 páginas) de Arnaud Montebourg ¡Votad la desglobalización! (Ed. Paidós). Coincido con Pascal Lamy, viejo pontífice de la socialdemocracia francesa: sus tesis son sumarias, arcaicas y peligrosas. Sumarias: “imponer” más proteccionismo a una UE que ya es víctima de históricos proteccionismos es algo prácticamente impensable. Arcaicas: la agravación del proteccionismo francés y europeo sería un retroceso económico, político y social. Peligrosas: amenazan con seducir a las víctimas más indefensas de la sociedad, los obreros (que ya votan mayoritariamente a la extrema derecha francesa), los agricultores pobres y los pequeños comerciantes y artesanos víctimas de la gran distribución.
PS. Arnaud Montebourg no tiene literalmente nada que ver con el 15-M y los “indignados”: es un jacobino de izquierdas, diáfanamente hostil a la “democracia directa” de tipo asambleario.
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Arnaud Montebourg. Halle Freyssinet, 28 mayo 2011. Foto JPQ.
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