Imprescindibles para sobrevivir
Cioran y Friedgard Thoma, París, rue de l’Odéon (¿?), verano 1981
Vuelvo a Cioran…
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La mera entrada de Cioran en La Bibliothèque de La Pléiade es un gran acontecimiento, claro está: justa “consagración” del maestro en uno de los grandes panteones editoriales de nuestra civilización, junto a la Bibliothek deutscher Klassiker y los Oxford World’s Classics, entre otros grandes colecciones de clásicos universales.
Las notas de Nicolas Cavaillès a las Oeuvres (*) aportan materiales preciosos para el conocimiento de uno de los más grandes moralistas contemporáneos, solo comparable a sus pares franceses del siglo XVII y XVIII, La Rochefoucauld, Pascal o Chamfort, confiriendo una dimensión incendiaria a la lectura de algunos aforismos capitales. La cronología ya es, por sí sola, un esbozo de primera biografía, indispensable.
Hay mucho más. El aparato crítico de esta edición de la obra francesa de Cioran, por ejemplo, permite desbrozar muchos terrenos mal explorados. Solo citaré el caso que me parece más espectacular:
“Solo la música puede crear una complicidad indestructible entre dos seres. Una pasión es perecedera y se degrada, como todo lo que participa de la vida; mientras que la música es de una esencia superior a la vida y la muerte, por supuesto..”
Ese breve fragmento fue escrito el verano de 1981, escuchando un sexteto de Brahms. Cioran se lo dedicaría a Friedgard Thoma en una carta del 27 de diciembre de 1981. ¿Quién era Friedgard Thoma? Una joven profesora alemana de 35 años, con la que Cioran sostuvo una relación mucho más que epistolar aquel verano, cuando él tenía 70 años.
Friedgard Thoma publicó el 2001 su correspondencia con Cioran, Um nichts in der Welt. Eine Liebe von Cioran, Por nada del mundo. Un amor de Cioran… descubriendo algo que no sé si calificar de tórrida historia de amor. Tras un lamentable proceso, el libro fue retirado de la venta, aunque existe una edición italiana. Gallimard, el editor francés de Cioran, decidió no publicar su correspondencia amorosa con Friedgard Thoma, pero… el editor de las Oeuvres, se sirve de las argucias de sus notas para dar algunas pistas, que yo utilizo.
Más allá de los aspectos vodevilescos de la historia -la pasión entre un hombre de 70 años y una mujer de 35- la anotación dedicada a Friedgard Thoma, el verano del 81, dice lo que dice de manera muy bella. En el ocaso de su vida, Cioran habla de la complicidad indestructible que la música puede establecer entre dos seres, en términos muy semejantes a los utilizados por Garcilaso:
–Y aún no se me figura que me toca
aqueste oficio solamente en vida;
mas con la lengua muerta y fría en la boca
pienso mover la voz a ti debida.
Libre mi alma de su estrecha roca
por el Estigio lago conducida,
celebrándose irá, y aquel sonido
hará parar las aguas del olvido.
Sin duda, Cioran utiliza un lenguaje mucho más cauto, pudoroso. Queda la evidencia… la música establece entre los seres una “complicidad indestructible”, cuya esencia es “superior” a la muerte. Dirigida a una persona amada, tal reflexión habla de algo más que “complicidad”: es una callada confesión de amor cuya esencia pudiera vencer a la muerte, en el tiempo mesiánico de la vida del espíritu.
Confesión, en boca de Cioran, que ilumina toda su obra, magistral, con una luz purísima. El pesimista absoluto, el descreyente (sic) de todas las ficciones de razón y la técnica, creía en algo superior capaz de vencer a la muerte, a través del amor y la música, expresiones de una comunión entre Eros y Logos. Quizá nunca se ha estudiado la obra de Cioran desde esa perspectiva, que lo emparenta con los grandes místicos, el autor del Cántico espiritual y los autores del Evangelio de Juan.
( * ). Oeuvres, Cioran. Edición establecida, presentada y anotada por Nicolas Cavaillès, con la colaboración de Aurélien Demars. Gallimard, La Bibliothèque de La Pléiade. París, 2011.
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Javiforni says
Sí, La Pléiade, amigo Quiño, cada que vez que voy por Francia me quedo mirándolos y todos juntos, como suelen estar en las librerías, contra que dan miedo! pero qué trabajo de ediciones!Hace poco que Savater escribió un bello artículo sobre el matrimonio Cioran que no conviene olvidar a todo esto. Abro la web de la señora Thoma y tiene una ventana abierta a Cioran; Quiño, pa tanto fue la cosa? Yo me quedo con Simone. Ver:
http://www.elpais.com/articulo/cultura/hombre/asombrado/asombroso/elpepicul/20110330elpepicul_1/Tes
PD: Creo que fue Jesús Aguirre quien empezó a publicar a Cioran en España, con Taurus, es así? Siempre me interesó esta historia del Duque y su relación con los pensadores franceses,centroeuropeos..Tb es curiosa la historia de otro Duque, padre de la mujer de Alfonso Díez, con la Resi de Juan Ramón…
Ana Nuño says
Bellísimo comentario, Quiñonero.
Gracias, y un abrazo.
JP Quiñonero says
Javier, Ana…
Javier,
Me siento incapaz de escoger entre las dos mujeres de Cioran. El breve comentario de Cioran dedicado a Fridgard Thoma me parece algo excepcional, incluso en la obra de Cioran. Más que interpretarlo «a favor» de alguien prefiero leerlo como afirmación de una fe muy alta en las cosas del espíritu, que incluso llegan a confundirse -la prueba- con las cosas de la carne, Eros y Logos.
Jesús Aguirre era tan coqueto como sabio. En eso, algose parecía a Cioran, que también era sabio y coqueto.
Ana,
Se agradece, mujer, se agradece…
Q.-
Joaquín II says
Sólo una pequeña corrección: no es Fridgard Thoma sino Friedgard Thoma. Y a propósito de lo que comentas, he encontrado una página que amplia una miqueta la información…
Como siempre, un fuerte saludo…
JP Quiñonero says
Joaquín II,
¡Qué lapsus..! «Comerme» un eeeeeeeeeeeeeeeeeee…. ayayay…
Vuelvo a lo mío. Más allá del interés vodevilesco, quizá lo esencial sea la dedicatoria, estableciendo esa relación entre Eros y Logos, creo,
Q.-
Teresa says
Muy hermoso comentario, tan agradecer en estos tiempos tan cutres.
JP Quiñonero says
Teresa,
El agradecimiento es mío. Y grande,
Q.-