“Autoconstructores”… Iniciativas individuales que vienen de muy lejos…
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En tiempos de crisis e incertidumbre, sin dinero, sin herencia, sin hipotecas, afrontando la gran crisis, Jacquy Charrier hizo realidad el sueño de muchos otros hombres y mujeres: conseguir una casa propia, de más de 150 metros cuadrados, que incluso se ha convertido en una nueva fuente de ingresos, sin trabajar…
Charrier es uno de los más de 100.000 franceses “autoconstructores”: hombres y mujeres que han resuelto el problema de la vivienda construyendo la suya propia, solos o formando pequeñas cooperativas de amigos embarcados en la misma aventura histórica, la “autoconstrucción”, un movimiento cuyas raíces últimas se pierden en el cooperativismo proudhoniano del siglo XIX y ha recobrado una espectacular actualidad con el agravamiento de la crisis.
Jacquy Charrier vive en Roquefort (Lot-et-Garonne, Aquitania), un pequeño pueblo de poco más de dos mil habitantes. Y soñaba con una casa propia. Proyecto difícil de realizar, en tiempos de crisis, cuando es necesario trabajar mucho para sacar a una familia adelante.
“La dificultad y los problemas fueron un estímulo”, comenta Charrier, con cierto orgullo. «Mi mujer y yo tomamos una decisión heroica: construir nosotros mismos nuestra casa. Sin créditos importantes. Sin hipotecas. Comprando poco a poco los materiales, construyendo nuestra casa con los planos que nos certificó un arquitecto, para cumplir con la legislación. Comenzamos a trabajar los fines de semanas. Poco a poco, fuimos construyendo nuestra casa. Hasta terminarla, con rapidez”.
-¿Tiene goteras..?
–¡Noooo..! En mi familia, somos muy manitas. Mi hijo y mi mujer son gente seria. Incluso pensamos que podríamos “ganar” algún dinero con nuestra casa.
-¿Ganar dinero? ¿Con una casa, en un pequeño pueblo, en Aquitania?
–Es muy fácil. Decidimos poner en nuestros tejados una veintena de metros cuadrados de pilas foto voltaicas. La electricidad que producimos la vendemos al Estado, con un contrato. Y, anualmente, incluso sacamos algunos euros. La electricidad nos sale gratis. Y, además, todavía ganamos un poco. No mucho. Pero, bueno, podemos ir al restaurante, algún día, con ese dinero.
Jacquy Charrier está encantado. Autoconstructor muy avispado y “manitas”, Charrier es un caso entre otros muchos. Que se cuentan por decenas de millares. Hay auto constructores individuales, grupos de auto constructores, cooperativas de auto constructores, incluso hay un movimiento nacional que agrupa y federa a los auto constructores que desean participar en proyectos comunes.
El movimiento Castor agrupa a más de 40.000 grupos de auto constructores en toda Francia. Hay federaciones de “castores” en todas las grandes regiones de Francia.
Un portavoz del movimiento Castor en el Norte de Francia comenta de este modo el movimiento: “La finalidad última es construir una casa, un hogar, al precio más asequible posible. Hay auto constructores de muy distinta sensibilidad. Pero todos son gente más o menos modesta, que no tiene dinero para comprar una casa, hipotecándose, pero está dispuesto a trabajar y construir con sus manos su propio hogar. Las asociaciones del movimiento Castor permiten compartir proyectos, prestarse ayuda mutua, incluso compartir proyectos. Hay castores que están jubilados, profesionalmente, pero se han agrupado para construir juntos sus casas”.
Jean Michel Narpois, antiguo auto constructor, en la periferia de Amiens (Somme, en el Norte de Francia), me comenta: “Cuando yo construí mi propia casa, hace veintitantos años, el movimiento de los auto constructores ya tenía una larga historia. Pero quienes nos empeñábamos en construir nosotros mismos nuestras casas sufríamos de un cierto aislamiento. Hoy, el auto constructor sigue siendo un personaje aislado, que se embarca en ese proyecto por razones muy diversas. Hay gente de dinero, arquitectos, que auto construyen por gusto personal. Los hay pequeños obreros, que no tienen dinero para comprar un piso, con hipoteca. La gran crisis en curso ha devuelto una cierta visibilidad al movimiento. Y los auto constructores que llegan pueden beneficiarse de la experiencia de los viejos del movimiento, que somos muchos…” [ABC, 6 enero 2012. JPQ, Hágase su propia casa].
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Jacquy Charrier con su hijo, ante su casa. Foto Morad Cherchari.
- Sociedad y Personajes en este Infierno.
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