Méliès, Hugo, Scorsese y el niño de Quiñonero

Hugo Cabret, solo ante el peligro…

El niño / adolescente de El caballero, la muñeca y el tesoro rescata a un caballero de la estirpe de Arturo o el Cid…

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… condenado a enfrentarse a las fuerzas del Mal, para intentar liberar a su pueblo de una ominosa esclavitud, lanzando la revuelta final de los proscritos que aspiran a combatir la tiranía de la técnica, convirtiendo el planeta en un desierto desalmado… El caballero, la muñeca y el tesoro.

El niño / adolescente de Martin Scorsese, Hugo / Hugo Cabret, empeña su existencia en devolver la vida a un autómata cuya creación se confunde para el niño / adolescente con los misterios de la vida, la creación, los orígenes de las fábulas, los orígenes del cine, “factoría” consagrada a la producción de sueños.

Scorsese ha filmado un homenaje muy bello a Georges Méliès, mago, prestidigitador, ilusionista, director y empresario, uno de los grandes patriarcas del cine, cuya vida se cuenta, en escorzo, con bastante precisión. Scorsese ama en Méliès lo mismo que seducía a los surrealistas: su prodigiosa imaginación, su puesto capital en la historia de los efectos especiales y el montaje cinematográfico, su formidable capacidad de “fabricación” de sueños delirantes y bellos…

Desde ese punto de vista, Hugo / Hugo Cabret es una película gloriosa, un prodigio de continuados y encantadores homenajes a muchos otros grandes maestros, asociados a la gloria del Méliès artesano de sueños cinematográficos.

Hay otra faceta en la película de Scorsese a la que soy muy sensible: su condición de fábula mítica y mesiánica, como las fábulas de Robin Hood y La isla del tesoro, a quienes también se rinde cumplido homenaje, protagonizadas por niños y niñas, soñadores empedernidos, entre los más peligrosos y subversivos, ya que ellos aspiran a hacer realidad sus sueños (Lawrence dixit), como el niño / adolescente de mi novela, El caballero, la muñeca y el tesoro.

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Hugo Cabret (Asa Butterfield) en el más peligroso y subversivo de los lugares: la biblioteca, el taller de los sueños.