Grand Palais, 30 enero 2012. Foto JPQ.
Imprescindibles para sobrevivir
Quizá lo más sólido que se ha escrito sobre el asunto desde hace muchos años, decía.
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En el terreno conceptual, se trata de un diagnóstico severo, implacable.
EL MERCADO, NUESTRA ÚLTIMA SEÑA DE IDENTIDAD
Algunos puntos de vista:
Ramón Acín: “… imparable panorama de decantación mercantilista, avalado en los media por la preeminencia de la cantidad frente a la calidad -listas de los más vendidos, por ejemplo, donde el número es quien sanciona la verdad”. [ .. ] “De ahí que, en gran medida, la crítica hable de lo que se mueve en el mercado, sobre aquello que goza de la posibilidad de ver visto -grandes grupos editoriales-. Una reiteración peligrosa, contaminada, que podría afectar al mismo canon”.
Sergio Gaspar: “… la crítica parece condenada a prestar más atención al poder de los autores y de los sellos editoriales que al valor del texto en sí. No ocultaré que la crítica está subordinada al mercado”.
Enrique Murillo: “… en los últimos años asistimos a una proliferación de narrativa estandardizada en la que la trama gana terreno hasta extremos impensables hace tiempo”. [ .. ] “Se trata de construir personajes delgados como papel de fumar, historias que no abren nuevos territorios sino que confirman los tópicos tranquilizadores”.
Santos Sanz Villanueva: “Un vistazo epidérmico y panorámico sobre la novela española actual revela una situación compleja y contradictoria. Por un lado, aumenta el interés de los lectores, a tenor de encuestas y cifras de venta. Por otro, proliferan absurdas y repetitivas narraciones históricas y variantes espurias de la novela criminal que copan buena parte de la difusión del género y corroboran la impresión de que el mercado es la última seña de identidad de nuestra hora presente”. [ .. ] “… a la novela literaria, la novela con valores artísticos, que además lo quiera ser de su tiempo, le espera un buen trabajo. Tendrá que desprenderse de gangas sociologistas justificables en el pasado y deberá superar los convencionalismos de épocas en que predominaban formas de comunicación muy distintas a las actuales. En suma, la novela ha de afrontar la renovación que le permita sobrevivir a largo plazo”.
RIESGOS DE EMPOBRECIMIENTO Y DEGRADACIÓN
José Carlos Mainer: “… Los historiadores tendemos a pedir una literatura que esté a la altura de los tiempos: hoy lo está entre nosotros. Otra cosa es que los tiempos sean manifiestamente mejorables”.
José María Merino: “… A lo largo de los muchos años que llevo visitando centros docentes para hablar de alguna obra mía dedicada al lector juvenil, he detectado un tremendo empobrecimiento en la riqueza léxica y en las capacidades de comprensión de ese alumnado que deberá ser la clase lectora del futuro. Por eso no me preocupa tanto que aparezcan nuevos soportes para la lectura, como los libros electrónicos, sino que la palabra escrita en forma de ficción acabe degradándose demasiado, para poder ser comprendida y asumida por un lector inculto y mal formado”.
Temo compartir tan graves reflexiones sobre el estado de la novela española, hoy.
¿HISTORIA? ¿CONCIENCIA CÍVICA DE LA CRÍTICA..?
Tras ese impecable panorama crítico, he intentado comprender ¿cómo cuenta la novela española las grandes crisis sociales, morales y políticas que nos ha tocado vivir? ¿Qué dice la novela española de la corrupción, los años del pelotazo, el terrorismo, los GAL, los nacionalismos, el aventurerismo militar, la inmigración, la memoria histórica de los últimos veinte o treinta años..?
Debo confesar mi perplejidad. Descubro prolijas relaciones de nombres y grandes personalidades. Sin comprender como esos nombres y personalidades eminentes se relacionan con la historia, la política, la vida cívica y moral. Miguel Espinosa, Juan Benet o Isaac Montero, todavía eran muy sensibles a la imbricación inextricable de lo histórico y el verbo, la palabra.
Quizá no sea un azar que Espinosa, Benet y Montero también hayan “desaparecido”. Su desaparición coincide con una inquietante ambigüedad crítica.
Ramiro Pinilla puede resumirse casi con las mismas líneas que se consagran a Pérez Reverte o Prada. Y autores tan diversos como Miguel Sánchez Ostiz, Enrique Andrés Ruiz, Cristina Fallarás, Juan Ángel Juristo, Gonzalo Torrente Malvido, Javier Tomeo, Landero, Trapiello, Antolín Rato o Gonzalo Hidalgo Bayal, entre otros, son relegados a este o aquel rincón de lo invisible, sin otra explicación que el silencio, cuando sus obras también aportan matices indispensables para comprender las crisis en curso.
Volveré sobre estos asuntos y este número excepcional de La Página.
- Imprescindibles para sobrevivir en este Infierno.
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