Weh! Und Athene, die herrliche, fält…
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En su espléndida edición de El Archipiélago (La Oficina), Helena Cortés Gabaudan traduce el legendario verso de Hölderlin de este modo:
¡Ay! que ya Atenas, ciudad tan excelsa, ha caído…
El Archipiélago es uno de los poemas capitales de nuestra civilización, que varias generaciones de lectores descubrimos a través de la inolvidable traducción de Luis Díez del Corral. Con motivo de la crisis griega, vuelvo desde hace meses a la nueva e indispensable edición de Helena Cortés Gabaudan, de donde tomo la fotografía que ilustra estas líneas.
Traduzco de otro modo el mismo verso:
¡Ay! Ciudad muy bella, Atenas ha caído…
En esas estamos. Atenas, caída en el caos político, que algo tiene en común con la peste que pone fin a la historia contada por Tucídides.
“Herrliche”… espléndida, maravillosa, etcétera. En el tiempo mesiánico de El Archipiélago, esa ciudad, Atenas, ya está amenazada por la profecía del tiempo endemoniado de la historia. Desterrados los inmortales de la mitología hölderliniana, nosotros estamos caídos de hinojos ante la tiranía de los titanes, la Técnica, el imperio de las tormentas monetarias, en el océano sin orillas de la incertidumbre.
En ese marco, bien real, las elecciones griegas dejan sin respuesta lo esencial: el caos político griego sigue siendo una amenaza, para el euro, para Europa, que Financial Times describe de este modo:
Moody’s Investors Service, the rating agency, wrote this month: “Spain’s banking problem is largely specific to the country and is not likely to be a major source of contagion to other euro area countries, except for Italy.
“In contrast … Greece’s exit from the euro … could also pose a threat to the euro’s continued existence.”
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Brussels has already moved significantly down that path. In addition to the fiscal discipline treaty, the European Commission now has extended powers to dictate fiscal policy to the 17 eurozone countries, which they must follow or risk paying fines.
But officials say that may not be enough for Ms Merkel, who believes Brussels should have even more control. And such control must be backed by democratic legitimacy, Berlin believes, meaning more say by European voters over the make-up of the EU leadership.
Such demands would explain why Ms Merkel has insisted that resolving the crisis will take years, not months.
Such sweeping overhauls would require big changes in European treaties, a process fraught with danger, particularly during a time of nearly unprecedented anti-EU sentiment in the austerity-weary south and bailout-weary north.
Indeed, it raises the question of whether there will still be a euro once EU leaders complete their highly-touted fiscal union.
Like the outcome of this week’s G20 summit, those answers lie not in Los Cabos, Brussels or Berlin. They lie in Athens, where its future in the eurozone will dictate whether the EU and the global economy can begin emerging from a two-year crisis… Eurozone: Greek chaos casts long shadow again.
Las negritas son mías.
- Europa (s) y UE en este Infierno.
Teresa says
Impresionante.
JP Quiñonero says
Teresa,
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Q.-