Leopoldo Pomés, Barcelona, 1957

Barcelona, 1957. Foto LP.

Descubrimos con más de medio siglo de retraso la Barcelona 1957 de Leopoldo Pomés.

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Modelo canónico de indigencia cultural. Un gran editor (Carlos Barral) encarga a un gran fotógrafo (Leopoldo Pomés) un libro de fotografías.

El fotógrafo se trabaja las calles de Barcelona durante un largo año. Cuando su trabajo está al fin terminado, el editor y su principal consejero le confiesan su admiración. Pero el financiero / economista de la editorial dice que no se puede publicar un libro sin fotos de los ¿parques? ¿jardines? de Barcelona…

El fotógrafo y el editor se tragan las culebras de la ignorancia y la insensibilidad. Y pasan página. Se dedican a otra cosa. Y ese libro se queda enterrado entre otros millares de fotografías en un cajón del despacho del fotógrafo que, andando el tiempo, se ha convertido en una gran autoridad en otros terrenos fotográficos menos canallas, menos callejeros, más publicitarios.

Hasta que Juan Manuel Bonet descubre más o menos por azar el libro inédito, y se embarca en montar en la Fundación Colectania la exposición finalmente acompañada del libro que no pudo editarse hace medio siglo Barcelona 1957 (La Fábrica). Es una obra maestra, entre el resto de las obras maestras que nos han contado la historia de la Barcelona callejera de otros tiempos.

Vuelvo sin cesar a esas imágenes de Leopoldo Pomés, que pueden “leerse” desde muchos ángulos. Soy muy sensible a la fotografía callejera. Barcelona es otra, hoy. ¿Otra? Aquellos niños que se educaban en las calles de Barcelona son hoy abuelos, hombres muy maduros. Otros niños y niñas, otros adolescentes, otros hombres y mujeres viven otras formas de desarraigo y educación, en una Barcelona que es otra. Y la misma.

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