Zero Dark Thirty.
“Nos hemos permitido cometer cosas horribles”, le dice el Lincoln de Steven Spielberg al general Ulysses S. Grant, el comandante en jefe de los ejércitos de la Unión.
[ .. ]
Y le confiesa a su esposa: “Hemos sido infelices durante toda una vida”.
Sin embargo, Spielberg no muestra ni fotografía esas realidades íntimas e históricas. Prefiere maquillarlas como los más “poéticos” colorines.
Lincoln vuelve a recurrir a sus estéticas preferidas (la tarjeta postal, el “fresco de historia”, el cuadro de época, utilizando una fotografía siempre al servicio de la “belleza”, lo “poético”), para seguir camuflando la historia tras los “líricos” decorados “realistas” de una fábula “artística”, nada shakesperiana.
Shakespeare piensa que la historia es un cuento sin sentido contado por un idiota, que nada significa. Para Spielberg, la historia es una cuña publicitaria al servicio de las “buenas intenciones” de una campaña comercial con moralina de supermercado.
Zero Dark Thirty, por el contrario, filma en primer plano el rostro más sucio y atroz de la historia: la tortura, utilizada y practicada por respetables burócratas, cuyo trabajo diario es conseguir briznas de información que permitan descubrir, capturar y liquidar a tiros a Osama bin Laden.
Nada de eufemismos “filantrópicos”, por favor: torturar, asesinar, liquidar a tiros. Los políticos (el presidente Obama, en este caso), ya venderán esa realidad sucia recurriendo a sus técnicas propias de la ocupación y conquista del mercado político.
Kathryn Bigelow filma con mucho brío la suciedad más ensangrentada de la historia. Y ese trabajo, bastante shakesperiano, a su manera, me parece una tarea de indispensable salubridad pública.
El tratamiento “poético” y publicitario de la historia es una manera hipócrita, cínica y desalmada de maquillar la realidad pasada, presente y futura. La salubridad pública -la nuestra, también- exige la veracidad en su estado más impuro y sucio, con frecuencia.
Nuestra memoria e historia -la más reciente, en particular- es víctima de los sofismas “poéticos” y la basura ideológica, falta de trabajos fotográficos -entre otros- que dejen constancia de una pantanosa realidad: España, saqueada por los españoles, 3.
- El hombre libre, una especie amenazada.
- El valle de Elah y nosotros.
- “Las banderas de nuestros padres…”.
- Katyn, algo más que una otra maestra de Wajda.
- España, filmada por Kurosawa.
- Vigo, Buñuel, Carlos García-Alíx, pistoleros, anarquistas y…
- España, piel de toro, cine, socialismo, GAL y…
- Clint Eastwood, Hoover y la destrucción de los EE.UU. (y España).
- Godard, el Costa Concordia y el fin de Europa y el socialismo.
- Cine y Fotografía en este Infierno.
Jordi says
Quinyo, no he visto ZD30, pero por aqui se cuestiona muy mucho la veracidad/honestidad de la historia, especialmente en lo que refiere a la correlacion tortura-muerte de Bin Laden. Vi a Kathryn Bigelow intentar defenderse de esto en una entrevista con la BBC, con muy poca fortuna para mi gusto. De hecho, creo que tu optica le hace un favor mas grande a la pelicula que su directora misma.
Vi The Hurt Locker y me parecio un poco demasie dependiente en lo sensacionalista. Nobody’s perfect, que diria el sabio…
JP Quiñonero says
Jordi,
Las amistades tampoco tienen ninguna simpatía por Kathryn Bigelow.
Lo de la veracidad o no veracidad de esos u otros detalles… casi me da igual: lo que me interesa es la frialdad dura y atroz con la que se cuenta la «trivialidad» de la tortura. Nada de «poesía» ni «bellas imágenes». Tortura a palo seco. Doy por supuesto que la realidad debe ser todavía más cruda.
Dicho eso… en cuestión de gustos, la diversidad siempre es lo más sensato, claro.
Avanti..!
Q.-