Las almas sensibles y filantrópicas no desean contemplar su rostro manchado con sangre humana.
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Sangre humana derramada por torturadores profesionales, pagados con dinero público. Para defender una causa que las burocracias de Estado consideran justa.
Zero Dark Thirty da visibilidad a la carrera profesional de un torturador, que gana su vida torturando y llega a ascender muy alto, profesionalmente, hasta conseguir un puesto burocrático entre los consejeros del presidente Obama.
Entre las guerras sucias, la practica de la tortura y la ascensión laboral de los torturadores son prácticas laborales bastante usuales -con cargo a los presupuestos del Estado-, que Zero Dark Thirty narra visualmente de este modo:
Fotos de Zero Dark Thirty y Pete Souza.
La cultura y el cine norteamericano se engrandecen contando y dando visibilidad a tales realidades, que cada cual juzgará libremente desde su íntima perspectiva ética, moral. Los Oscar no conceden premios a este tipo de indagaciones morales, prefieren historietas mucho más optimistas, menos atroces.
La democracia española, por su parte, también perdió parte de sus raíces morales en la ensangrengada charca de los GAL. Escritores y cineastas españoles no han deseado manchar sus manos con tales despojos humanos y morales.
¿Quién se oculta tras las máscaras y las metamorfosis de La piel que habito, la película de Almodvar..?
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