“La democracia española se marchita…”
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“… Su principal nutriente, la alternancia, se diluye en un escenario de fragmentación y descrédito de los partidos centrales y de un simultáneo crecimiento de las minorías…” Carles Castro, Democracia marchita, La Vanguardia. 4 marzo 203.
La situación tiene mucho de catastrófica. Y es el reflejo ideal de una profunda crisis moral:
-El PP sigue siendo el gran partido mayoritario. Pero no podría volver a gobernar en solitario. Debiera formar coalición con el PNV o CiU, cuyos proyectos políticos parecen hoy poco compatibles con el centralismo madrileño.
-El PSOE vegeta en un limbo de imprevisible futuro. Parece lejano un gran triunfo estatal, para gobernar en coalición o en solitario.
-PNV y CiU tienen ajendas nacionalistas paralelas y enfrentada a otras formaciones nacionalistas más radicales, en Cataluña y el País Vasco.
-El crecimiento de IU y UPyD no permite esperar que estas formaciones puedan ser partidos de gobierno, en un futuro inmediato, salvo si se alían con el PP o el PSOE.
El PP y el PSOE llevan muchos años “estudiando” una posible reforma de la Constitución, para “adaptarla” a las “nuevas realidades” institucionales, económicas y europeas. Pero no existe el más mínimo consenso político, económico ni institucional sobre el modelo de Estado que los grandes partidos, vascos y catalanes consideran “deseable”.
Peor: la crisis institucional, apenas larvada, es la consecuencia última del comportamiento de los grandes partidos y sus oligarquías ideológicas, desde hace treinta años.
Los optimistas piensan que “salir” de esta crisis costará sangre, sudor y lágrimas, durante años.
Los pesimistas -entre quienes me encuentro- temen que se trate de un “ocaso histórico”.
La Vanguardia, 4 marzo 2013.
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