Imagen tv de BFM. Foto JPQ, 13 noviembre 2012.
Primera conferencia de prensa en la sala de fiestas en el Elíseo.
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François Hollande corre el riesgo de pasar a la historia como el presidente que impuso el vino y el champagne low cost en el Elíseo. El jefe del Estado ha decidido vender en subasta pública buena parte de las 15.000 botellas de la cava presidencial, para “renovarla con vinos más baratos”.
La cava del Elíseo forma parte de los grandes emblemas nacionales. Creada oficialmente en 1947, se encuentra situada en los sótanos de la residencia presidencial, no lejos del cuartel general desde donde el jefe del Estado puede apoyar el botón del arma nuclear de Francia, la tercera potencia nuclear mundial.
Virginie Routis, la joven sumiller del Elíseo, será la responsable de la gran selección que se pondrá a la venta a finales de mayo, en subasta pública. La “renovación” de la mejor cava de Francia pasa por su “adaptación” a los nuevos tiempos de austeridad presupuestaria: el capital de la subasta se invertirá en vinos más modestos, económicamente; y el resto se “devolverá” a los presupuestos del Estado, cuya deuda soberana y déficit preocupan a toda la zona euro.
El presidente Hollande ha decidido reducir una factura presidencial de 250.000 euros anuales, en vino, que para unos es “ridícula” y para otros resulta “escandalosa”. Enterrando la tradición “real” del homenaje a los grandes vinos de Francia, Hollande acelera una “decadencia” que había comenzado con Nicolas Sarkozy, que no redujo la cava ni el gasto, pero se impuso por razones dietéticas un régimen personal “sin vino”. Con ese gesto se iniciaba el ocaso de la grandiosa historia que había comenzado con Eugenia de Montijo (la última emperatriz de Francia, granadina), esposa de Napoleón III, el jefe del Estado que ordenó la famosa clasificación de los vinos nacionales todavía en vigor, desde 1855.
Desde aquellas lejanas cenas de la última pareja imperial, el Elíseo ofrecía a sus visitantes, emperadores, reyes, jefes de Estado, los legendarios vinos y champagnes que dieron y dan gloria a la gastronomía nacional. Petrus, Roederer, Yquem, Lafite, Mouton Rotschild, Dom Pérignon, Figeac, Margaux, Haut Brion, Veuve Cliquot, Cheval Blanc, etcétera, etcétera, no solo oficiaron en las grandes “misas” (laicas) y las más altas celebraciones de Estado. Fueron los frutos emblemáticos de la más alta cultura, puesta al servicio de la diplomacia nacional.
De Gaulle adoraba el champagne Drappier. Pompidou prefería el Chateau Lafite. Giscard recibía con Margaux. Mitterrand brindaba con Haut Marbuzet. Chirac cenaba con Mouton Rotschild. Sarkozy… cometió la herejía simbólica de introducir la coca-cola (light) entre las bebidas presidenciales. Hollande ha decidido “desprenderse” de muchos de los vinos “más caros”. A juicio del presidente, el Elíseo no puede seguir pagándose botellas a 2.000 a 3.000 euros (un Petrus de una añada consecuente). Y ha decidido desprenderse de esas “locuras” para comprar vinos “más modestos”.
La cava del Elíseo seguirá siendo algo importante, como dudarlo. Pero, “adaptada a los nuevos tiempos de austeridad presupuestaria”, comenta irónico un visitante asiduo a los saraos presidenciales. “¿Tiene precio la embajada más excepcional del primer productor de vinos del mundo?”, se pregunta melancólico un gran empresario que prefiere guardar el anonimato. “Los grandes vinos y champagnes fueron los más altos símbolos de una Francia que camina hacia el ocaso, sin saberlo”, comenta irónico un diplomático estadounidense, recordando que Thomas Jefferson consideraba el Château d’Yquem como el mejor vino del mundo.
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ABC,1demayo2013.
Laura says
?Cual sería hoy el mejor vino del mundo?
JP Quiñonero says
Laura,
Sospecho que no hay una sola respuesta.
Entre los tintos, mis preferidos son los de Margaux. Entre los blancos, algún Puligny Montrachet.
Entre los champagnes… Roederer, Ruinart, Moët & Chandon…
Q.-
Txema says
Ya vemos que conoces bien los vinos, tintos y blancos y no dudo de los champanes…:). Para mi gusto el mejor Don Perignon, pero ya se sabe que hay gustos para todos.
El poder se rodea de signos y simbolismo y en estos tiempos, se impone la discreción parece ser.
Salud
JP Quiñonero says
Txema,
Hace siglos me hicieron ciudadano de honor de Margaux.. ¡¡!!! y decidí, entonces, conocer todos los vinos de Margaux. Llegué a conocer una treintena, pudiendo hablar de media docena. Luego… tiré la toalla. Comprendí que no tenía tiempo, ni dinero, ni ganas de «seguir adelante»… y, desde entonces, me contento con beber un poco, de vez en cuando.
Claro, claro… lo mejor es estar abierto, escuchar, comprender e intentar descubrir. El resto es algarabía que todo lo ensucia,
Q.-
Olga Duarte says
¿Pero cómo que vende su bodega?,¿es suya acaso?
O.
JP Quiñonero says
Olga,
Francia es algo así como una monarquía poco parlamentaria. Donde hay patrón no manda marinero. Si el Jefe dice que hay que vender la bodega se vende. Y punto. Qué quieres que te diga…
Q.-