Plazadel’Hôtel de ville de Paris, 6 septiembre 2013. Foto JPQ. Retrato improvisado de Valérie Trierweiler.
Aujourd’hui, le terme de “Rastignac” désigne un arriviste, un “jeune loup aux dents longues” [ .. ] Hollande convierte el Elíseo es escenario de un vodevil político.
[ .. ]
A PASO DE CARGA
Entre las armas de guerra que una mujer de mundo lleva en su bolsito de mano, Valérie Trierweiler, curtida en la crónica política y los más altos lechos de amor, incluye desde hace muchos años, ocultas entre lápiz de labios, cuaderno de notas, espejito, polvera, lima y esmalte de uñas, sombras para ojos, maquillaje básico, varias granadas de mano, utilísimas cuando se trata de negociar su estatuto de gran señora, instalada en un palacio construido por Luis XV, la Lanterne, en Versalles.
Granadas de mano metafóricas, sin duda. Pero tan eficaces como las bombas utilizadas por el más aguerrido pelotón de infantería tomando una cota peligrosa, antes de recurrir a la bayoneta calada, durante el asalto final.
Hace muchos años que Trierweiler usa la bomba de mano más eficaz en el periodismo de combate: la confidencia, granada incendiaria en manos de una periodista que causaba estragos entre la clase política donde ella se abrió camino a paso de carga.
MUSLOS Y EXCLUSIVAS
En el periodismo francés, desde Françoise Giroud (amante y creadora con Servan-Screiber del semanario L’Express), es tradicional recurrir a las chicas guapas para hacer crónica política. Es una manera eficaz de conseguir exclusivas y confidencias de interés. Valérie Trierweiler hizo una carrera de ese tipo en apenas cinco años, entrando en los más selectos gabinetes ministeriales con muy escueta minifalda y abrigo muy corto, para lucir muslos y piernas, realzados con tacones altos.
Instalada en la Lanterne, como compañera traicionada por el jefe del Estado, con quien “negocia” sus futuras relaciones, en el Elíseo o en un domicilio privado, Trierweiler se toma su tiempo para reflexionar, atendida por un médico militar al servicio del Estado, una cocina presidencial a su servicio, y un cuerpo de ayudas de cámara y asistentes que vigilan por su salud y sus gustos culinarios. Ese confort apenas tiene algunos inconvenientes: los tres hijos de su segundo matrimonio no son aceptados en una residencia vigilada con prudencia marcial. Los secretos de Estado no son accesibles a los mortales que no se benefician de los favores del presidente de la República.
LECHOS SECRETOS
Secretos de Estado que Trierweiler guarda preciosamente, entre sus cuadernos de notas, sus lápices de labios, su espejito, sus sombras para ojos que es necesario velar o desvelar, al ritmo que las confidencias de Estado podrán destilarse, cuando llegue su momento, como bombas de mano, inflamables, incendiarias.
Varios editores han comenzado a sugerir a Trierweiler su interés por el libro que sin duda escribirá, mañana, algún día, contando sus veinte meses pasados en el Elíseo, sus ¿siete? ¿diez años? pasados con François Hollande en sucesivos lechos secretos que culminaron en el lecho debido a la primera dama de Francia, a dos pasos del antiguo dormitorio donde la última emperatriz francesa, Eugenia de Montijo, granadina, soportaba las infidelidades de Napoleón III.
A lo largo de sus veinte meses, en el Elíseo, Trierweiler ha asistido a decenas, quizá centenares, de reuniones confidenciales, decenas de cenas y comidas con gobernantes de cinco continentes, una quincena de viajes oficiales, acompañando al presidente, François Hollande, en misiones diplomáticas de mucha importancia, en Washington, en Nueva Delhi, en Tokio, en Pekín, en Túnez, en Rabat, en Arabia Saudita, en Qatar, en varios países africanos…
HOMBRES CON VARIAS MUJERES
Valérie Trierweiler no pudo competir con Carla Bruni, en Londres. Cantante y modelo de alta costura, la flamante esposa de Nicolas Sarkozy causó un impacto excepcional en Londres, durante su primer viaje oficial. No solo entre los hombres. La Reina apreció la calidad del saludo y reverencia majestuosa de la primera dama de Francia. Haciendo el mismo viaje, la Reina solo invitó a Hollande a tomar café. Solo. Sin Valérie. En Londres no se recibe a señoras que no hayan contraído matrimonio.
En Qatar, Trierweiler si se entrevió con la bella primera dama de un país donde las mujeres ocupan un lugar muy subalterno en la escala social, cuando no deben soportar a unos maridos que pueden tener varias esposas. Esa situación de la esposa francesa, acompañando a un presidente, en África, donde muchos hombres tienen varias mujeres y numerosos hijos de casi todas ellas, ya pudiera aportar alguna luz de la visión de tales cuestiones que pudieran tener Hollande y una compañera traicionada si no sustituida por una actriz, más joven, Julie Gayet.
JEFES DE ESTADO, HOMOSEXUALES, LESBIANAS…
Trierweiler ha tenido acceso a secretos de Estado mucho más graves, quizá. Durante su todavía reciente visita a Israel, la compañera del presidente Hollande participó en una cena privada, ofrecida a sus huéspedes franceses por Benjamín Netanyahu. Los servicios de seguridad israelíes filtraron un vídeo en el que Hollande y su compañera se deshacían en melosos elogios íntimos al primer ministro de Israel, un conservador frenético. Sarkozy, muy conservador, consideraba que Netanyahu era peor que un traidor. ¿Qué pudiera contar Trierweiler de sus cenas íntimas?
Se supone que Valérie Trierweiler no ha tenido acceso a secretos de Estado que pudieran afectar a la seguridad nacional. Pero sus viajes oficiales le han permitido conocer “desde dentro” muchas intimidades que sería curioso y quizá divertido conocer, sobre los Obama, sobre el Rey de Marruecos, sobre los dirigentes indios, sobre el emperador del Japón, sobre los déspotas africanos con quienes departía Hollande mientras ella hacía campaña a favor de los homosexuales y lesbianas africanas perseguidos por la policía de numerosos Estados amigos de la Francia de ayer y de hoy.
¿CÓMO PAGAR A LA COCINERA, EL CHÓFER Y LOS “ASISTENTES”..?
A las pocas semanas de instalarse en el Elíseo, como compañera oficial del nuevo presidente, François Hollande, desde mayo de 2012, Trierweiler decidió subrayar su independencia política personal, apoyando públicamente a un alcalde de provincias que era el principal rival de Ségolène Royal. Ese alcalde había ofrecido su lecho personal a la pareja Hollande / Trierweiler en numerosas ocasiones. En las elecciones legislativas de junio 2012, el PS pidió a ese alcalde que se retirarse, para dejar su puesto a Ségolène, madre de los cuatro hijos de Hollande. Trierweiler no dudó en enfrentarse públicamente a su compañero y su partido, para defender al hombre que le había prestado un lecho de amor.
Apenas han transcurrido veinte meses. Trierweiler es otra. Se ganó a pulso el puesto de primera dama, con un equipo de colaboradores personales, en el Elíseo, con salarios que oscilan entre los 3.000 y los 8.000 euros mensuales, con un contrato temporal. Cuando ella y el jefe del Estado negocian el incierto futuro de sus relaciones, las bombas de mano de las confidencias íntimas y las confidencias de Estado son un arma disuasiva, pero eficaz, a corto plazo. Y un arma temible, a medio plazo. Cuando Hollande y Trierweiler “aclaren” su relación, en un sentido u otro, ella podrá recobrar su libertad de palabra. Si hubiese separación, la ex primera dama se encontraría en una situación económica delicada. Las colaboraciones periodísticas, incluso si son muy ilustren, no dan para pagar cocinera, chófer y consejeros diplomáticos. Varios editores están dispuestos a firmarle un suntuoso cheque por sus confidencias de Estado.
- Hollande convierte el Elíseo es escenario de un vodevil político.
- Hollande y los grandes escándalos de la V República.
- Hollande y las mujeres…
- Hollande: “Yo, presidente… abriré mi bragueta”.
- Francia, entre 65.000 millones de nuevos recortes y las tribulaciones amorosas de Hollande.
- Primeras fotos del nido de amor de Hollande.
- Bombas de relojería en los lechos de amor de Hollande.
- Crónica literaria y fotográfica de los amores de François Hollande.
- Hollande, Valérie y Ségolène: sexo y política, en el Elíseo.
- Palacio del Elíseo, historias de alta política, cama y pasiones.
- De la Pompadour a Carla Bruni, “glamour” en el Elíseo.
- Francia en este Infierno.
Deja una respuesta