A mi modo de ver, Francia oscila entre el inmovilismo de izquierdas y el inmovilismo de derechas.
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La extrema derecha hace de árbitro de esa realidad profunda, que viene de muy lejos: Francia, entre decadencia gesticulante y decadencia tranquila, Sarkozy, la gesticulación; Hollande, el inmovilismo.
Le Monde resume con crudeza aritmética los resultados de la primera vuelta de las elecciones municipales, el domingo pasado:
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Según esos resultados:
-La nueva Francia política es masivamente conservadora.
-Las izquierdas retroceden llamativamente.
-Sin implantación nacional, el Frente Nacional (FN), será el gran árbitro de la segunda vuelta.
-Sin implantación nacional, tampoco, ecologistas e izquierda radical pueden evitar el hundimiento del PS en ciudades simbólicas, como París.
En una Francia de poco más de 66 millones de habitantes (2013), la realidad aritmética de esos resultados permite relativizar el griterío ideológico.
Solo dos grandes partidos, la UMP de Nicolas Sarkozy y el PS de François Hollande, tienen implantación nacional. Y la primera vuelta confirma una mayoría conservadora nacional de muy poco menos de dos millones de votos.
El triunfo del FN también se percibe relativo: un millón de votos cortos, en toda Francia, no es una cifra excepcional. Si es excepcional en términos relativos. La extrema derecha se consolida como tercer partido nacional. El partido de Marine Le Pen consiguió por sí solo aproximadamente los mismos votos que los ecologistas, la extrema izquierda y la izquierda radical juntos. Con ese capital electoral, el FN no puede conseguir muchas alcaldías, pero si puede evitar la elección de alcaldes conservadores en más de doscientos municipios.
Ecologistas, izquierda radical y extrema izquierda no tienen implantación nacional. Pero son aliados fieles y eficaces del PS. Gracias a ellos, la candidata socialista, en París, Anne Hidalgo, pudiera triunfar en la segunda vuelta, tras la victoria de la candidata conservadora, Nathalie Kosciusko-Morizet, en la primera vuelta.
En la segunda vuelta, el domingo que viene, el voto de castigo del FN puede recortar la victoria aritmética de la UMP, en la primera vuelta. El PS, por su parte, espera que la presencia de la extrema derecha le permita salvar muchas alcaldías. Sin presencia nacional significativa, ecologistas y extremas izquierdas se convierten en grupúsculos de apoyo táctico, maquillando con su presencia el severo voto de castigo contra François Hollande, su Gobierno y sus alcaldes.
- Las derechas ganan la primera vuelta de las municipales francesas.
- Abstención y extrema derecha, árbitros de las municipales francesas.
- Francia en este Infierno.
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