La pompa hipócrita de los ceremoniales me recordó la cloaca madrileña que Adolfo Suárez denunciaba en vísperas de su ejecución sumaria.
[ .. ]
A la vista de la conversión de la cloaca en cripta funeraria, he repetido en privado opiniones de este tipo:
… los españoles dejaron de creer en la vida del espíritu entre Garcilaso (que todavía creía que podía hablarse de ninfas, en el Tajo) y Quevedo (que se hubiera mofado con crueldad de tales visiones espirituales). Con la Picaresca triunfó una ética y una estética desalmadas, cosas de gente del hampa, canallesca y endemoniada, cuyo modelo canónico es La colmena. Título equívoco: los personajes que se cruzan en ese relato no tienen nada de solidarias abejas laboriosas. Son, más bien, pajarracos de esperpento. En verdad, La colmena debiera llamarse La almadraba, el lugar donde los atunes son arponeados y descuartizados para la venta. En esas estamos. Hablar hoy del “espíritu” de la Transición tiene algo de profanación de un cadáver. Lo que están haciendo con Suárez tiene algo de auto sacramental sin Dios, una ceremonia desalmada, oficiada por personajes desalmados, si, demonios goyescos paseando los despojos del cadáver que ellos lincharon a navajazos, entre gritos de brujos y brujas audiovisuales.
Aterrorizado, sospecho, Fernando Castillo Cáceres me @ lo siguiente:
Suárez ha muerto, quizás como el propio espíritu de la Transición que encarnaba como nadie y que corresponde a la época en la que muchos de nosotros soñábamos. Pocos personajes han entrado en la historia de España con tal fuerza con tan solo cinco años de presencia pública. Lo que es una característica que precede al mito, algo que ahora no abunda, especialmente si tiene ribetes de héroe colectivo…
Ahora, con su desaparición, no deja de sorprender, vistos en perspectiva, la capacidad profesional de los políticos de los años 70 y siguientes. En las últimas décadas la mayoría de los políticos se han caracterizado por la pobreza de planteamientos y por la ausencia de cualidades para la profesión, sin ninguna capacidad de liderazgo y sin ideas. La figura de eso que se llamaba un hombre de Estado ha desaparecido en los últimos años dejando su lugar al hombre de partido.
Lo que se ha podido ver en estos días ha sido un espectáculo en el que se han mezclado cosas, algunas, si, tan antiguas como el auto sacramental laico al que aludes. En él, la Virtud y la Fortuna, en el imaginario del espectador, han estado representadas por Suárez, Ha sido una catarsis, si, Una ceremonia civil, menos necrológica de lo que puede parecer, a la que se han entregado los medios de comunicación y la sociedad. Sorprende que en este país de extremos, el personaje tenga esas adhesiones unánimes.
Han sido días de revival de la Transición y, sobre todo, de canonización del eremita al que antes muchos habían enviado al desierto, lo que demuestra que la memoria es elástica.
Ha habido una catarsis histórica nacional, un ubi sunt? colectivo de los políticos de entonces que ha llevado a una comparación en la que los actuales lideres han salido muy perjudicados. En las elegías dirigidas a Adolfo Suárez hay un reproche implícito. Y es que el personaje pagó aquella aventura del CDS -no sabia de la regla no escrita que dice que ningún presidente vuelve a la Moncloa- con su casa de Ávila, embargada por deudas. Son cosas que hoy día sorprenden, cuando lo que debería sorprender es que la honestidad, vieja y hermosa palabra del castellano, casi haya desaparecido de la conducta pública.
De todas formas lo que se valora del personaje además de los indudables resultados, son cualidades muy españolas, muy legionarias: valor, audacia, decisión, habilidad… en fin, valores que pueden considerarse poco profesionales pero que al ser aplicados por un intuitivo, dan unos resultados magníficos. A Suárez se le puede decir de todo, como que no conocía a Machado, pero nunca que no tenía sentido de la política, aunque creo que no sabia donde se había metido.
Se le ha comparado con Canovas, con Maura e incluso con Azaña, que desde luego no son malas comparaciones, lo cual le garantiza una presencia en la historia en buena tribuna, especialmente en una centuria en la que no abundan ni los Juan de Austria ni los Prim, por traer algún mito. Desde luego, no todos los políticos van a tener a esta suerte de canonización.
Ahora, vuelven a señalarse cosas que ya se conocían pero que parecían haberse olvidado, como el papelón jugado por los democristianos, liberales y tecnócratas del régimen integrados en UCD, ciertamente un invento de Suárez, en la caída del personaje tras un largo trabajo de intrigas. Incluso, creo que uno de ellos, Joaquín Garrigues, le insistió más de una vez para que le dejara el campo libre tras haber hecho el trabajo sucio. En el fondo todos ellos le despreciaban pues no era de los suyos -él mismo dijo que era un político chusquero- y ni siquiera había aprobado unas oposiciones de élite, salvo aquel apaño del Instituto Social de la Marina para darle un número de registro en la función pública.
Lo mejor de todo ha sido el reconocimiento de una forma de estar, de hacer y concebir la política, y de sus logros. Pero aun más lo ha sido la venganza histórica que supone que el mismo ejército que le montó uno de los golpes de Estado más valleinclanescos de nuestra historia -y hay donde escoger, desde Juan José de Austria a Tejero-, haya sido el que le ha rendido los máximos honores en un Madrid entregado. Justicia romántica y heroica, como el personaje.
[ .. ]
Fernando Castillo Cáceres es autor, entre otras obras, de un ensayo monumental de indispensable, Capital aborrecida. La aversión de Madrid en la literatura y la sociedad del 98 a la posguerra, y un ensayo memorable, Noche y niebla en el París ocupado, Los alegres contertulios de una casa para torturar y asesinar confortablemente. Su prólogo a Guerra. Un soldado alemán en la Gran Guerra 1914-1918, permite comprender la importancia nada común del libro de Ludwig Renn.
[ .. ]
–“La muerte política de Suárez es urgente”.
–La casa España, de ayer y de hoy, vista por Adolfo Suárez y Jordi Pujol.
–Adolfo Súarez fue linchado a navajazos por sus amigos y enemigos.
Cahiers de civilisation espagnole contemporaine, Los inicios del cerco a Adolfo Suárez.
–Adoldo Suárez, héroe y mártir, traicionado y condenado en vida.
–Adolfo Suárez y la cloaca madrileña [ .. ] Caína, Kakania y nuestro Infierno.
–Nuestras libertades básicas también echaron raíces en la injusticia, la traición, el odio.
–Fue víctima… de sus triunfos, devorado por la ambición de una nube de predadores.
–Adolfo Suárez, Felipe González y José María Aznar tienen, por momentos, perfiles biográficos shakesperianos.
- España y Personajes en este Infierno.
Deja una respuesta