“Las naciones no son eternas”.
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Hispanista emérito, Joseph Pérez (1931) ha sido galardonado con el premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales para celebrar una obra de gran calado que “consuma una revolución en la forma de interpretar episodios decisivos para la comprensión de la historia de Occidente y la independencia de Hispanoamérica”.
Presidente y primer director de la Maison des pays ibériques de Burdeos, en cuya universidad ha enseñado, durante muchos años, las asignaturas de civilización española e iberoamericana, Pérez lleva medio siglo investigando, enseñando, divulgando y publicando obras de primera importancia sobre las metamorfosis españolas, desde los siglos XV y XVI.
–España ha cambiado mucho desde que usted comenzó a estudiar su historia, a finales de los años 60 del siglo XX.
-Ha cambiado mucho y bien, efectivamente, de manera espectacular, en el terreno social y económico, evidente. Y en el terreno cultural, claro está.
–¿Han sido los cambios culturales tan importantes como los económicos?
-Quizá vayan parejos. Los historiadores de la economía han contado por lo menudo una transformación excepcional, consumada con rapidez y eficacia. En el terreno cultural, también. Cuando yo comencé a viajar y estudiar, en España, en el Archivo de Simancas, éramos unos pocos. Y los estudios españoles estaban bastante alejados de lo que se hacía en Europa. Sin duda, los maetros que vivían en el exilio ya habían realizado lo esencial de su obra. Con el tiempo, la investigación histórica española ha crecido de manera espectacular, para bien. Hoy en día, los grandes maestros de ayer están en su sitio. Y las nuevas generaciones han abiertos nuevos horizontes. La investigación histórica española, hoy, es perfectamente comparable a la que se realiza en Inglaterra, Alemania, Francia o Estados Unidos.
–Europa aceleró los cambios, en todos los terrenos.
-Sin duda. He contado esa evolución en mi Historia de España. Quizá la fecha “bisagra” sea 1985. Los ministros de Asuntos exteriores de España y Francia, Fernando Morán y Roland Dumas, vinieron a la Maison des pueples ibériques de Burdeos. Y participaron en unos trabajos sobre el futuro de España, Francia y Europa. Fernando Morán me dijo más tarde que fue en esa reunión donde se sentaron las bases de la plena incorporación de España a la construcción política de Europa.
–El proceso diplomático aceleró la marcha de la historia.
-Con razón o sin ella, España tenía la impresión de estar “fuera” de Europa. El ingreso en la Comunidad, en la Unión, tuvo una gran importancia psicológica, claro está: los españoles tenían la impresión de regresar a España. Y los progresos que siguieron han sido espectaculares.
–Tras los cambios, persisten viejos problemas de fondo. Usted comenzó a estudiar la revolución de las Comunidades de Castilla, la revolución de los comuneros. Siglos más tarde, la organización territorial de España sigue siendo un problema.
-La revolución de las Comunidades de Castilla planteó un problema de fondo. Castilla y los castellanos temían perder su identidad con la política exterior y la manera de gobernar de los reyes de la Casa de Austria. Su revuelta fue una revuelta contra la Casa de Austria, para mejor defender lo que Castilla entendía que era su identidad histórica. En ese sentido, muchos de sus contemporáneos comprendían y compartían su visión esencial. Richelieu, por ejemplo, criticaba la diplomacia de la Casa de Austria, que, a su modo de ver, no era buena para los intereses de Castilla. Los castellanos no comprendían muy bien qué tenían en común, ellos, con otros pueblos gobernandos por la misma Casa de Austria.
–Desde una perspectiva histórica ¿cómo percibe usted la tentación secesionista de los nacionalistas catalanes?
-Francamente, no la entiendo bien. Puedo comprender la tentación secesionista de pueblos o culturas que estén o se sientan oprimidos. ¿Es el caso de los catalanes? España tiene uno de los modelos políticos más descentralizados de Europa, quizá del mundo. Los catalanes votan libremente desde hace muchos años. La lengua y la cultura catalanas se expresan libremente. ¿Donde está el problema? Francamente, no lo entiendo bien. Dicho esto, tampoco me hago muchas ilusiones. Hubo un tiempo en que todos los habitantes de la península eran, se llamaban y se consideraban españoles. El gran Camoens, por ejemplo, decía que “todos somos españoles”. Pero un buen dia, los portugueses decidieron independizarse.
–En otro tiempo, Europa era el horizonte utópico de España y Francia… hoy, las elecciones europeas van a estar marcadas por una gran abstención ¿le parece grave?
-Algo han hecho mal los políticos y los Estados europeos. La Europa de las instituciones ha decepcionado mucho. El funcionamiento burocrático de Europa ha sido decepcionante para los europeos. En el fondo, los franceses, los alemanes, los españoles, todos somos muy europeos. Pero la Europa burocrática no se ha comportado como debiera. Y todas las ilusiones que los pueblos europeos pusieron en Europa se han transformado en desencanto. Las esperanzas originales no han fructificado y se han transformado en desilusión, que es un fruto muy amargo.
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ABC,15mayo2014.
Phil Blakeway says
Hoy le he escuchado, además, algo de por sí evidente y que no se suele decir: que las naciones no son inmutables, nacen, se desarrollan y desaparecen. Y es que lo impregna todo el discurso de la esencias: los que se rasgan las vestiduras porque alguien quiebra la rama de un pino muerto y los que declaran que existe España desde Viriato. La secesión puede tener lugar pero sin coartadas históricas que nos atribuyan a los malvados castellanos el pretendido dislate del Compromiso de Caspe, por forzar el argumento. A mi no me gustaría, pero si hay una vía ha de ser la negociada, lo que incluye el respeto a la ley. Un bonito laberinto que no tiene salida desde falsedades monolíticas. En fin, estimado Q, Ud. que es como un Blanco White parisino, si me lo permite, y nos ve con más distancia, tiene la ventaja de que ya está fuera del ruedo ibérico. Otros, a los que algunas lecturas nos han llevado a esa posición ecléctica que a veces se llama «tercera España» a lo peor nos tenemos que ir. O nuestro hijos. Confesión esta con un poso muy pesimista. Mis respetos, como siempre.
JP Quiñonero says
Phil…
Ánimo, hombre: lo peor nunca es siempre inevitable.
Toco madera.
Q.-
PS. «Banco white & Quiño mismo combate»… Uauuuuuuuuu Se agradece un montón la amistosa exageraçao. Blanco White, Porcel, Quiñonero, España y otros desastres.