Ante sus tribulaciones judiciales, ambas se refugian en la táctica política.
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Doña Cristina, hermana del Rey, “interpreta su aislamiento como una condena por adelantado”.
Magdalena Álvarez, socialista histórica, vicepresidenta del Banco Europeo de Inversiones, estima que su imputación «es una excusa para que deje mi puesto a alguien del PP”.
En ambos casos, ese refugio compartido en el chiringuito político personal apenas maquilla realidades muy crudas, que cada cual asume como puede: el Rey ha instalado el cordón sanitario de su “pleno respeto en la independencia judicial”; el PSOE no quiere saber nada de los fondos de reptiles andaluces.
Temas de trabajo de mi serie España, una temporada en el Infierno.
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