Sarkozy acorralado por la justicia.
Foto JPQ, 2 julio 2014 sobre imagen tv de TF1. Le Monde, 2 / 3 julio 2014, Sarkozy se victimise pour mieux revenir.
Nicolas Sarkozy acusa a François Hollande, presidente, Manuel Valls, primer ministro, y Christine Taubira, ministra de la Justicia, de manipular o dejar manipular la justicia con el fin de destruirlo políticamente, a través de dos jueces que, según el ex presidente, lo inculparon antes de haber leído los cuarenta folios de sus declaraciones a la policía judicial.
Tras ser imputado por presuntos delitos de corrupción y tráfico de influencias, la madrugada del miércoles, Nicolas Sarkozy reaccionó quince horas más tarde con unas declaraciones explosivas a una cadena de radio, Europe 1, y una cadena de tv, TF1, para explicarse largamente sobre los presuntos delitos de corrupción y tráfico de influencias que le son imputados.
En esa entrevista, a una hora de máxima audiencia, las ocho de la noche, Sarkozy comenzó lanzando un ataque frontal contra el jefe del Estado, el primer ministro, la ministra de Justicia y las jueces que lo han imputado.
Sarkozy reprocha a François Hollande “dejar” hacer y haber manipulado parte de los archivos del Elíseo, haciendo a la prensa filtraciones parciales e interesadas políticamente.
Sarkozy reprocha a Manuel Valls y Christine Taubira cubrir escuchas telefónicas que el ex presidente considera ilegales, aceptando que los resúmenes de esas escuchas de todos sus teléfonos personales sean filtrados de manera parcial e interesada a la prensa.
Sarkozy reprocha a las juezas que lo han imputado de tener la “obsesión de querer destruirlo políticamente”, con un comportamiento que, a juicio del ex presidente, viola normas deontológicas elementales.
Se trata de un duelo a primera sangre entre un ex presidente, a quien se presumen graves delitos, y la cúspide del poder político y judicial.
Tras las acusaciones, de una rara violencia, Sarkozy defiende su honor y moral pública con el mismo brío: “Soy víctima de la manipulación de la justicia. En Francia están ocurriendo cosas muy graves. Han intentado e intentan humillarme. El tratamiento que me es reservado me obliga a reaccionar. Debo decir, a quienes tienen confianza en mi, que nunca he faltado a esa confianza, nunca he estado fuera de la ley. Mi comportamiento siempre ha sido conforme con los principios republicanos. Las acusaciones lanzadas contra mi son grotescas. Y lo probaré”.
Sarkozy y sus abogados se consideran víctimas de una manipulación judicial, “orquestada”, a su modo de ver, por algunos jueces “hostiles” y “sectarios”.
Imputado Sarkozy, la instrucción de su proceso anunciado puede durar entre año y año y medio. Ese calendario judicial largo, complejo y explosivo complica gravemente el calendario de la vuelta del ex presidente a la primera línea de la guerra política sin cuartel.
Según un sondeo del diario popular Le Parisien, el 68,3 % de los franceses estima que los escándalos complican y pudieran impedir la vuelta de Sarkozy a la política, con aspiraciones a su reelección como presidente. Por el contrario, el 31,7% de los franceses sigue pensando que el ex presidente puede volver a ser elegido jefe del Estado, en las elecciones presidenciales del 2017.
Personalidad muy combativa, Sarkozy no se da por vencido, ni mucho menos. Todo lo contrario. Los procesos en curso y su imputación por presuntos delitos de corrupción y tráfico de influencias lo excitan y confirman su determinación personal, por dos razones mayores.
Primero, Sarkozy se dice dispuesto a demostrar que es víctima de una campaña judicial que él considera “odiosa”.
Segundo, el ex presidente no ha renunciado a volver a lanzarse en una nueva, larga e imprevisible campaña de reconquista política, que, en su caso, solo puede terminar en el Elíseo. Veremos.
- Francia en este Infierno.
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