En un ataque de inesperada dignidad, las señoras del premio Femina han decidido protestar tímidamente contra la
sharia, la ley islámica.
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Nadie protestó cuando Hassanl Bolkiah, sultán de Brunéi, compró varios palacios / grandes hoteles parisinos, como el Meurice. Hace años que muchas de las grandes joyas del patrimonio hotelero parisino pasaron a ser propiedad de fondos de inversión chinos o musulmanes.
La primavera pasada, el sultán de Brunéi anunció la entrada en vigor de un nuevo Código Penal basado en la sharia: están previstos castigos muy severos como la lapidación o la pena de muerte para los homosexuales, las mujeres adúlteras o quienes se atrevan a blasfemar o difamar a Mahoma.
La noticia cayó como un soponcio para la intelligentsia parisina, que guardó un púdico silencio. Finalmente, les douze femmes, écrivains et critiques littéraires, membre du jury Femina refusent de siéger à l’Hôtel Meurice.
Se trata de un gesto puramente simbólico. Las señoras que conceden el premio Femina han decidido no frecuentar un histórico palacio / gran hotel, propiedad de un sultán partidario de la lapidación de homosexuales y mujeres adúlteras, donde ellas se reunían para conceder su premio literario.
Sin duda, sospecho, el ataque de dignidad de las señoras literatas parisinas no cambiará la legislación islámica del sultanato, pero pone el dedo en una llaga que gobierno, partidos políticos, sindicatos y otros gremios, prefieren “ignorar”, para no “entrometerse” en la vida cívica interna de Brunéi: están en juego muchas inversiones.
La librería más antigua de París, bajo control inmobiliario de Qatar.
De Palacio de Castilla a palacio del lujo chino cosmopolita, en París.
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