Europa, el Reino Unido y España comparten un problema de fondo: renovarse institucionalmente, o agravar la angustia social.
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En ese marco, cuando el lehendakari Iñigo Urkullu pide un marco de soberanía compartida con el Estado, sugiere una vía de diálogo muy semejante a la muy oficial Estrategia de Acción Exterior del gobierno de Mariano Rajoy, primer eslabón de la Ley 2/2014, de 25 de marzo, de la Acción y del Servicio Exterior del Estado:
“El destino final de la construcción europea es la unión política. Europa debe configurarse como una auténtica unión federal, no simplemente como una unión de Estados soberanos. Este proceso debe hacerse por fases, pero el objetivo debe definirse con claridad cuanto antes.”
La “soberanía compartida” es un concepto diplomático que Madrid y Londres han utilizado en ocasiones para hablar de Gibraltar. Tras la ambigüedad ideológica del concepto, queda la realidad inconfesable de los Estados miembros de la UE, cuya soberanía ya está limitada y compartida por el acervo jurídico común y la realidad monetaria del BCE y el Pacto Fiscal Europeo.
El fundamento conceptual del ¿nuevo? proyecto diplomático del Estado lo fijó hace meses un estudio del Real Instituto Elcano:
“Necesidad de definir y comunicar (a los ciudadanos españoles y al resto de la UE) una narrativa propia sobre el futuro político-institucional y económico de Europa tras identificar el tipo de integración que conviene a España. Ese futuro puede basarse en un modelo de tipo más bien federal (un objetivo final que, siendo conscientes de lo lejano que aún resulta y de las reticencias que provoca entre las mayorías sociales de otros Estados miembros, puede denominarse de manera gráfica como los Estados Unidos de Europa), capaz de suscitar identificación, y por tanto más legitimación, en una ciudadanía que ha disminuido de manera rápida su entusiasmo por el proceso…” Hacia una renovación estratégica de la política exterior española.
Se trata de vías de diálogo de un tono muy poco épico, pero muy ajustadas a realidades profundas.
En Europa, las vías y soluciones federales están veladamente apoyadas por Alemania. Francia siente horror histórico a tales alternativas.
En España… ¿quién apoya qué? Pues vaya usted a saber.
Reino Unido / Escocia siguen el modelo España / Euskadi / Cataluña, 2.
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