Cosas de Le Monde.
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Le Monde, 6 noviembre 2014.
François Hollande ha lanzando una enésima “operación reconquista”, cuando el estallido de su “guerra fría” con Manuel Valls, su primer ministro, abre nuevas grietas entre las distintas familias socialistas, profundamente divididas.
Para salir al paso de un rosario de crisis políticas, económicas y sociales, superpuestas, el presidente Hollande participó la noche del jueves (6 noviembre) en una gran emisión audiovisual, consagrada a intentar “explicar” el “sentido” de su política, avanzando un rosario de nebulosas explicaciones con el fin de intentar “reconquistar” a una opinión pública muy escéptica y quemada.
Interrogado durante media hora por tres periodistas, dialogando durante una hora con franceses de muy diversa procedencia, Hollande transformó la crisis grave de su mandato presidencial en un laborioso espectáculo de tele realidad: un jefe de Estado intentando responder, mal que bien, a las cuestiones más peregrinas sobre su vida privada, sus promesas incumplidas, el fracaso de todas sus previsiones económicas.
La emisión concebida por TF1 (primera cadena privada de tv) y RTL (primera cadena de radio privada) debía ofrecer a Hollande la oportunidad de “reconquistar” a una opinión pública hostil. El 97 % de los franceses piensan que Hollande “ha fracasado en todo lo esencial”.
Sin embargo, intentando “estar próximo del hombre de la calle”, Hollande no respondió a ninguna pregunta esencial, no hizo ningún anuncio llamativo, y se convirtió en protagonista solitario de un espectáculo de tele realidad, cuando la crisis se ha instalado en la cúspide del Estado.
En ese marco, Le Monde había anunciado un día antes el estallido de la “guerra fría” entre el presidente de la República y su jefe de Gobierno, con este titular, a toda página: “La guerra púdica Hollande – Valls”.
Tras hacerse eco de los desmentidos retóricos de todos los portavoces oficiales y oficiosos, Le Monde comenta: “El escenario cooperativo no podía camuflar indefinidamente un irresistible movimiento de fondo: la inevitable confrontación de dos personalidades, dos estilos, dos métodos”.
El diputado socialista y ex secretario de Estado Christian Paul resume el origen último de la “guerra fría” Hollande – Valls, en estos términos: “En verdad, Manuel Valls tienen dos personalidades antagónicas, como el legendario Doctor Jekyll de la novela de Stevenson. Hay un Doctor Manuel y un Mister Valls. De un lado, un Valls leal y fiel. Del otro, un Valls que piensa en el Elíseo todos los días”.
Manuel Valls no es el único líder socialista que “piensa” en el Elíseo “todos los días”. El presidente Hollande también sueña con una hipotética reelección, el 2017. Arnaud Montebourg, ex ministro de Economía, ha anunciado su candidatura a la candidatura socialista a la próxima elección presidencial, en unas elecciones primarias, que pudieran tener otros candidatos: Martine Aubry, ex ministra del Trabajo, el mismo Valls, el mismo Hollande…
Caído de hinojos en la tumba de la peor cota de impopularidad de un presidente de la V República, Hollande sueña con volver a ser un candidato de “síntesis” entre las distintas y enfrentadas familias socialistas. Así se lo hizo saber a Valls, en público, días pasados, cuando declaró, dirigiéndose a su primer ministro, gran admirador de Georges Clemanceau, el legendario político radical: “Clemenceau no consiguió ser presidente de la República. Pero es posible triunfar en la vida, sin llegar a jefe del Estado. Nuestra República necesita hombres de síntesis. Es algo muy importante”.
En una veintena de palabras, dos advertencias graves: Hollande sabe que Valls es odiado por la izquierda del PS. El presidente advierte a Valls que sus “coqueteos” con el centro y el “liberalismo” están muy alejados de la “síntesis” que Hollande cree posible conseguir con unas familias socialistas divididas por la política económica.
Le Monde define la “guerra púdica” entre Valls y Hollande como una “joint-venture” empresarial: dos animales políticos capaces de evaluar los costos y beneficios de una “asociación temporal”.
¿Cuándo pudiera transformarse esa “guerra púdica” o “guerra fría” en guerra abierta? A ninguno de los rivales le interesa precipitar la ruptura con una crisis prematura. A ambos les convine seguir jugando una complicada partida de ajedrez, una batalla de movimientos de peones.
Valls no desea hundirse con Hollande, que espera recuperarse a la espalda de su primer ministro.
Valls practica con éxito la política de comunicación más agresiva de Francia. Hollande ha lanzado su enésima operación “reconquista” con un “número” de tele realidad, transformando la crisis política nacional en espectáculo audiovisual que puede hundir más bajo su credibilidad personal.
El Obs y Le Monde resumen la prestación audiovisual de Hollande, la noche del jueves 6, con cierta crueldad irónica: “Nadie sabe donde vamos. Hollande, tampoco”. «Hollande, amenazado de parálisis, a medio mandato».
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Le Monde, 7 / 8 noviembre 2014
Las izquierdas francesas se dividen en seis familias antagónicas.
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