¿Qué hacer en una Cataluña independiente con los catalanes que no desean la independencia?
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Escribí hace días que la conferencia / plan de Artur Mas me parecía histórica.
Mi razonamiento es muy simple: la mejor manera de conocer los deseos y aspiraciones de los catalanes es convocar unas elecciones. La campaña electoral permitirá a unos y otros -indepes y no indepes- explicar con claridad sus convicciones y deseos.
Hace año y pico que avance esa idea, Artur Mas convoca elecciones…
Se trataba y se trata de salir de una oscura tumba cainita: Dimensión histórica del duelo a garrotazos Rajoy / Mas, visto por Cervantes y Gracián.
No sé si el proyecto de Artur Mas permitirá instaurar un Estado catalán independiente en 18 meses. Mucho antes, será necesario saber quién piensa qué.
De entrada, cuando comience la campaña anunciada, alguien deberá responder a este tipo de preguntas:
¿Cuales serán los nuevos equilibrios de fuerzas?
¿Qué hacer con los catalanes que piensan exactamente lo contrario?
¿Quién pagará los servicios públicos si el gobierno catalán decide “romper” con el Estado?
¿Tendrá el gobierno catalán independiente acceso al mercado internacional de capitales, para poder pagar con deuda los gastos corrientes más inmediatos?
Joan Tapia responde al primero de esos problemas en estos términos:
La última encuesta del Centre d’Estudis d’Opinió (CEO) de la Generalitat, que depende de la Generalitat, decía en octubre que el 49,1% de los catalanes se sentían independentista, pero que el 48,5% no. Y la de EL PERIÓDICO del lunes muestra que el 47% no se sienten independentistas, y el 46,4% sí. El pueblo catalán (el de la totalidad, no el de las conferencias de Mas o el de la ANC) está bastante partido. El CEO lo vuelve a certificar. El 45,3% quieren un Estado independiente, pero la suma de los satisfechos con la autonomía y los federalistas alcanza el 45,6%.
Con esta partición sobre la independencia, que contrasta con un respaldo mucho más firme a un mayor autogobierno (según el CEO, el 70% cree que el grado de autonomía es insuficiente), lanzar como objetivo prioritario para los próximos años la obtención de la independencia no parece una opción sensata… Joan Tapia, El Periódico, 28 noviembre 2014, Un plan equivocado.
Las negritas son mías.
La reina Flor d’Alba y el problema Cataluña / España, visto por Juan Marsé.
De la inexistencia de España.
El Duelo a garrotazos, matriz política y cultural de las Españas.
Las elecciones de Artur Mas y el futuro de Cataluña / España.
Mariano Rajoy y el futuro de Cataluña / España.
¿Qué quieren los catalanes? ¿Qué catalanes..?
¿Cuántos son los catalanes independentistas..?
Los catalanes independentistas y los otros catalanes: Cataluña invertebrada.
A mi me parece, en fin, sin ninguna pretensión, que los datos que analizas aquí son el presente, y en este sentido significativos. Pero lo que puedan ser los resultados de unas elecciones así consideradas no está visible, ni siquiera para las prospecciones. Creo más bien que hay que seguir el asunto como si de una noche electoral se tratara: todo sucede sin trampa ni cartón, las encuestas desnudan a sus promotores, los titulares de prensa a quienes los redactan y aprueban y promueven, las declaraciones de la petite politique, la del día a día, como si nadie de los que hacen estas declaraciones tuviera en realidad ni pajolera idea de lo que está sucediendo y menos todavía de lo que puede suceder. Y los que se dan cuenta de cómo va todo evolucionando en esta noche electoral dilatada, sin dominio ni claridad sobre el tempo que les habrá de permitir incidir con fuerza y gracia en la vuelta de hoja que necesita el descrédito de la política actual . En fin, que hay que estar al loro. Por más plomizo que sea este asunto hay que seguirlo día a dia. Selectivamente, por supuesto, la intoxicación mediática va en aumento. Pero seguirlo.
Irene,
Totalmente amén, claro.
Dicho eso… la campaña debe discutir todo. Incluida la incertidumbre. Las preguntas básicas -deuda, % mínimo de la victoria, «solución» para el campo adverso, gane quien gane- deben hacerse desde ya… si el NO anti indepe ganase por un 49 contra 48 todo quedaría en el aire; pero si la victoria del SI indepe es más o menos parecida, tampoco se puede «callar» e ignorar a lo perdedores…
Veremos,
Q.-